* Manuel Barberena, encuestador de Labastida
Ningún político hace un sondeo y lo difunde por "buena onda"
* Los estudios de opinión no son constancias de mayoría: Roy Campos
Mireya Cuéllar * "Todavía no conozco a ningún político que haga una encuesta y la publique sólo porque es muy buena onda", sentencia Manuel Barberena -de la empresa Pearson-, encuestador oficial de Francisco Labastida Ochoa.
Todos los encuestadores saben que los estudios de opinión prelectoral no son "predicciones", sino "mediciones instantáneas que reflejan intenciones de voto y, por tanto, se encuentran sujetas a variación"; sin embargo, están permitiendo que los candidatos usen el instrumento para hacer "terrorismo", "propaganda" y "desestabilizar" al electorado, dice Ana Cristina Covarrubias, vicepresidenta de la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercados y Opinión Pública (AMAI), al diagnosticar la relación entre su gremio y los partidos.
Atrapados -apunta- en la "guerra" de los estrategas de campaña, cuyo objetivo es ganar la elección del próximo 2 de julio, los encuestadores entraron en terrenos "difíciles, resbaladizos" de la ética porque los estrategas practican la máxima de que "el fin justifica los medios".
Aunque hoy parezca que ningún candidato puede vivir sin ellas, el levantamiento de encuestas prelectorales y su publicación es un fenómeno muy reciente en México; se usaron por primera vez en 1988 y se afianzaron en 1994.
Su auge ha traído una polémica sobre su uso entre los encuestadores, quienes recientemente se han reunido en dos foros para reflexionar sobre aspectos éticos y metodológicos de su trabajo; primero, el pasado 25 de febrero, en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y el 9 de mayo, en el Instituto Federal Electoral (IFE).
Apiñados en el pequeño auditorio del ITAM, los expertos en conocer los humores de la opinión pública intercambiaron pullas, cuestionaron mutuamente sus métodos... ƑSe van a encuerar o no?, los provocó Federico Estévez, investigador de la institución y moderador del encuentro.
Aunque el público no pudo presenciar un auténtico strip-tease, los investigadores de opinión se quitaron algunas prendas que quedaron en la pasarela. Rolando Ocampo, del Grupo de Asesores Unidos (Gauss) que elaboró para Vicente Fox las encuestas que su equipo de campaña difundió -las privadas, para definir estrategias son de Arcop, Análisis y Resultados de Comunicación y de Opinión Pública-, mostró cómo sacó sus conclusiones y apuntaló los resultados de sus encuestas: suma -según los acetatos que exhibió en un pizarrón- los resultados de todas las que se han hecho públicas, de las distintas empresas, y saca promedios.
Conclusión: "Si se les quitan las colas" "o picos" a las distintas encuestas, Labastida y Fox están en "empate técnico".
Al escuchar los detalles del método, José Barberán, el encuestador de cabecera del PRD y de Cuauhtémoc Cárdenas, brincó. No sólo le reviró al miembro de Gauss "la aberración" estadística que implica hablar de "empate técnico", sino que le dijo que es metodológicamente incorrecto sumar los resultados de varias encuestas para sacar promedios y conclusiones.
Barberena fue más allá: la información que se obtiene en una encuesta es propiedad de quien la paga, así que el contratante decide qué y cómo se publican los resultados. De inmediato soltó: "Todavía no conozco a ningún político que haga una encuesta y la publique sólo porque es muy buena onda".
Roy Campos, de la empresa de opinión Consulta -quien trabajó durante el salinismo junto a Ulises Beltrán, el encuestador de la Presidencia de la República-, le reprochó al encuestador de Labastida el uso de "filtros" metodológicos en la selección de la muestra para obtener una votación sobrestimada en favor del priísta. En la encuesta de febrero, donde Pearson le dio 12 de puntos de ventaja a Labastida sobre Fox, excluyó de su muestra a los jóvenes que por primera vez ejercerán su derecho al voto y que, según los encuestadores, es un sector que se inclina por el panista.
Pero además, Campos -presente entre los panelistas- hizo una aseveración que pareció temeraria: todos los encuestólogos pueden siempre echar mano de elementos metodológicos para abultar la intención de voto en favor de su cliente y por ello, lo importante, dijo, "es saber siempre quién está detrás de cada encuesta".
En este momento, concluyó: "Las encuestadoras están jugando un triste papel".
Acudieron también al ITAM representantes de los diarios Milenio y Reforma, que cuentan con equipos internos dedicados a las encuestas. Rafael Giménez, del primero -quien se formó también con Ulises Beltrán y encabezó en una época el grupo del segundo- señaló que todos los encuestadores "estamos siendo sujetos de presiones políticas".
Intentó abrir un intercambio con el representante de la competencia, Alejandro Moreno -estudioso del uso político de las encuestas en México que antes trabajó con Miguel Basáñez, impulsor de los sondeos prelectorales en 1988-, pero sin conseguirlo.
En uno de los recesos, en el pasillo que conduce a la sala de conferencias del ITAM la conversación giró en torno a las diferencias que se dieron en Milenio cuando Giménez presentó la encuesta correspondiente a febrero en la que Fox estaba parejo con Labastida. Un sector en la directiva del diario se negaba a su publicación ante la expectativa de que se les tildara de panistas -el resto de las encuestas tenían al priísta muy por encima de Fox- y otro la apoyaba con el argumento de que era información, más allá de las interpretaciones. La polémica fue tal que Giménez puso su renuncia sobre la mesa. Finalmente se publicó.
En el foro organizado por el IFE -9 de mayo- el grupo de encuestadores se volvió a encontrar. No estuvieron quienes trabajan para los candidatos a la Presidencia, pero eso no evitó las críticas. Alejandro Moreno consideró que si se toman en cuenta los márgenes de error que tiene todo estudio estadístico, quienes están en el gremio saben que en este momento la "situación es demasiado difícil de definir, no sabríamos quién ganaría la elección".
Ana Cristina Covarrubias, quien -narró- en 1988 hizo para Heberto Castillo la encuesta que lo convenció de declinar su candidatura en pro de Cárdenas, fue igual de dura que cuando estuvo en el ITAM; en estas elecciones las encuestas se están usando como "instrumentos de propaganda".
Sin embargo, explicó que el único estudio que se ha hecho sobre el impacto de las encuestas en México -elaborado en 1997- reveló que éste se da en términos de "reforzar la intención de voto" porque sólo 4 por ciento de los electores cambió el sentido del sufragio a partir de un estudio de opinión.
No está claro, apuntó, qué pasa con los "indecisos" cuando se allegan información de una encuesta. Sobre ese sector de la población el impacto "es un volado. Quien pretenda influir con encuestas en ellos, está haciendo el favorcito al opositor".
Si los políticos y sus equipos de campaña saben eso Ƒqué está pasando? Ƒpor qué las usan? se preguntó Covarrubias, y se respondió "porque las están utilizando por cuestiones estratégicas para desorientar, desestabilizar, aterrar, como le quieran llamar, al contrario y de esta manera provocar en él posibles errores en sus planes y estrategias".
Del foro del IFE, Pearson, la empresa que trabaja para Labastida, tampoco se fue limpia. Rafael Giménez, abordó el uso de ponderadores y filtros en la selección de muestra y su ejemplo fue precisamente las encuestas del candidato priísta: al usar "el filtro del 97" -es decir excluir a quienes no votaron en 97- "el PRI se sobrerrepresenta de una manera notable".
Cuando tocó el turno a Roy Campos -estuvo 12 años en el área estadística del INEGI- quien lleva el récord de los sondeos prelectorales, informó que de los 38 publicados, 14 se han elaborado para informar y 21 "sin otro objetivo aparente que la propaganda". Y fue muy enfático al señalar que las encuestas "no son constancias de mayoría".
Enrique Alduncin, el coordinador de la empresa Alduncin y Asociados, fue más precisó a la hora de señalar a sus colegas: Ubicó a Pearson, Technomanamen y a CEPROCEP como empresas que hacen encuestas con "un intento totalmente tendencioso y poco ético... o un manejo poco ético de los estrategas políticos del PRI, en este caso, para manipular a la opinión pública". Todas ubican a Labastida con cuando menos 10 puntos de diferencia sobre Fox.
Pero "el PAN también tiene lo suyo", apuntó. Gauss "se prestó a hacer las encuestas de salida con los banqueros y en las banquetas, entrevistando hasta a guaruras, entonces sí tenemos un manejo realmente poco ético de las encuestas".
Las encuestas no son el espejo de la madrastra de Blancanieves
La pregunta brinca. ƑPor qué si en las democracias liberales se está discutiendo el uso y la función política de los sondeos, en México el debate está centrado en la imparcialidad y el profesionalismo de los encuestadores y los medios de comunicación que los publican?
María de las Heras no asistió a ninguno de los dos encuentros entre encuestadores, pero desde su despacho ofrece algunas respuestas: alguien decidió que las encuestas son el espejo de la madrastra de Blancanieves y que los políticos te las encargan para que les digas que se ven bonitos.
"Lo digo porque lo he vivido. He entregado encuestas a quienes me las solicitaron advirtiéndoles que tienen problemas con su campaña y la respuesta es: ya mandé hacer otra y dice que voy bien."
Encuestadora de Luis Donaldo Colosio en sus épocas de líder nacional del PRI, De las Heras habla de algunos de los usos de las encuestas en vísperas de la elección:
Uno de los peores, dice, es el de película gringa. Un día aparece un candidato diciendo que ya subió dos puntos. Otro día el candidato de enfrente dice que le faltan tres puntos para estar igual a su contrincante y un día después alguien habla de empate técnico. Eso no puede ser cierto šimagínate! para detectar en una inferencia estadística un movimiento de dos puntos tendrías que estar manejando niveles de precisión menores a 1 por ciento.
También están operando como tiranas de la política. Los políticos de repente empezaron a despreciar su intuición y todo lo dejan a los estudios de opinión. Así, hoy son liberales, mañana conservadores; hoy están por la globalización y mañana quieren cerrar las fronteras.
ƑPor qué los políticos dieron un paso atrás? No me lo explico. Si alguien quiere ser presidente de la República y tiene que salir a preguntarle a la gente qué hacer, pues mejor nos repartimos el salario entre todos. Algunos quieren que sus investigadores les digan qué deben hacer y de qué tienen qué hablar.
En este momento un político que pretenda vivir al margen de la opinión pública está mal, pero un político que pretenda vivir en función de la opinión pública šestá peor!
Después de varios años dedicados a la demoscopia, María de las Heras dice que tiene muy claro que su trabajo "no es leer el futuro", por ello, una encuesta no puede usarse para pretender "probar" si hubo fraude o no en una elección. Explica: "No podemos juzgar la realidad con un estudio de opinión y menos con un estudio prelectoral en un proceso tan cerrado como el que se avecina. No leemos el futuro".
-Si las encuestas no son métodos para hacer pronósticos, Ƒpor qué se parecen los resultados de una elección a una encuesta?
Porque la gente no se duerme perredista, amanece panista y mañana ama a Camacho. Las preferencias electorales tienden a estabilizarse, lo único que estamos midiendo son las intenciones de voto de la gente. Calificar la calidad metodológica de una encuesta porque se parezca o no al resultado de una elección es incorrecto.
-šEntonces! ƑPara qué sirven las encuestas electorales?
-Para definir una estrategia. Los partidos no pueden esperar al día de la elección para saber si su estrategia es correcta. Cuando un partido tiene una elección enfrente lo primero que debe saber es cuántos votos necesita para ganar, no qué porcentaje. En función de eso, se eligen los lugares donde se hacen los mítines, las visitas, los recorridos, dónde se cuelgan los carteles. No tiene nada de mágico.
Es información muy buena, pero šojo!: en un escritorio y no como noticia de ocho columnas. Quién decidió que los estudios de opinión son noticias de ocho columnas. Yo no lo sé. Lo que sí sé es que hay un pleito por eso. Y lo mismo es ocho columnas una encuesta nacional con una muestra de cinco mil personas que una telefónica con 800, los medios le dan la misma importancia. Tampoco sé por qué. Lo que sí sé es que está mal hecho.
-ƑLas encuestas son para las elites? ƑSolo sirven a los grupos de poder?
-Por supuesto. Muchas encuestas empiezan con una muletilla: "Como usted sabe...." pero la gente no sabe nada porque la información no es propiedad de las masas, no lo ha sido nunca y no lo va a ser.
María de las Heras habla con vehemencia. Suelta una cascada de argumentos y otro tanto de ejemplos para respaldar sus dichos. De éstos, el que más le gusta es el de Poncio Pilato. "Si me hubiera contratado el Pilato cuando se le presentó la disyuntiva bíblica, yo primero le hubiera preguntado: A ver, Pilato, Ƒa quién quieres soltar? 'Pues a Jesús, šhombre!, es buena onda, no ha hecho nada y el otro es un asesino'. Muy bien. Entonces voy y hago el estudio de opinión y me entero de lo que quiere la gente. El consejo es entonces: 'mira, ahorita ni le muevas. Mándate a Jesús unos días a la cárcel y ahí lo tienes hasta que se calme la raza'. Eso es lo que hace el estratega, para eso sirve un estudio de opinión, nunca para tomar las decisiones que debe tomar el político. Mira cómo resolvió las cosas, le preguntó a la gente šY el pobre hombre lleva dos mil años sin levantar imagen!"
ƑQué han sido las encuestas en México?
El proceso electoral mexicano de 1988 tuvo un nuevo huésped: las encuestas, provocando una variedad de reacciones -y pleitos- entre políticos, académicos y comunicadores. "Desafortunadamente para aquellos que creían en el uso de las encuestas como mecanismos para prevenir un fraude electoral generalizado, los estudios prelectorales y la manera en que éstos se reportaron en la prensa en 1988 dejaron mucho que desear", es la conclusión de Juan Carlos Gamboa Henza, en su estudio Medios de Comunicación, Encuestas y Elección Presidencial.
Remite -para argumentar- al estudio de opinión que publicó el 13 de junio de 1988 el periódico Excélsior, que le adjudicó al departamento de Ciencias Políticas de la UNAM en el que supuestamente se le daba a Carlos Salinas de Gortari el 61.4 por ciento de las intenciones de voto. Un día después el director de dicho departamento negó la participación del mismo en el diseño o la realización del estudio.
El 19 de junio de 1988, Unomásuno publicó los resultados de una encuesta presumiblemente elaborada por el Colegio de México, sin embargo, dicha institución nunca se hizo responsable y el investigador de esa casa, Lorenzo Mayer, dijo después -Excélsior, 22 de junio de 1988- que el estudio "muy probablemente fue ficticio".
Por encima de la expectativa que la publicación de encuestas generó en esos años estuvo la disputa por los errores metodológicos, tamaño de muestras, márgenes de error y sobre todo se levantaron sospechas sobre la integridad de los medios que publicaban encuestas y sus objetivos al "informar" a los ciudadanos sobre "x" o "y" tendencia.
Miguel Basáñez, quien hizo las encuestas de La Jornada en 1988, defendió el instrumento desde la perspectiva de un país donde muchos dudaban de las cifras oficiales: "Las encuestas no sustentan el reclamo de triunfo cardenista nacional, más bien a nivel de cinco o seis entidades, pero tampoco apoyan una pretensión de pureza total del proceso, aunque sí convalidan el perfil general de los resultados". (La Jornada, 8 de agosto de 1988, "Las encuestas y los resultados oficiales").
Sin embargo, hubo medios que ofrecieron a sus lectores a ocho columnas y como sondeos de opinión con carácter nacional, estudios que se habían obtenido de cuestionarios levantados en estaciones de Metro de la ciudad de México. (El Financiero, 11 de mayo de 1988).
En los procesos electorales sucesivos -federales y locales- la historia se ha repetido más o menos en los mismos términos. Para las elecciones que se dieron en el estado de México en 1990, Basáñez publicó en el semanario Proceso los resultados de una encuesta que predecía la victoria del PRD, y se enfrascó en una discusión con María de las Heras- cuyos estudios daban el triunfo al PRI, cosa que finalmente ocurrió-, donde ésta lo acusó de haber sumado arbitrariamente al PRD todos los indecisos de su sondeo, con lo cual le abultó el número de votos.
En este contexto, la recriminación a los medios fue siempre Ƒpor qué publicar, en algunos casos a ocho columnas, encuestas poco confiables? Ƒhasta dónde llega la responsabilidad del encuestador? Ƒhasta dónde la del medio que la publica?
En 1994 los medios de comunicación se llenaron de encuestas. El origen y promoción fue diverso. Hasta la Arquidiócesis de México hizo encuestas diciendo que la ventaja era para Acción Nacional y su candidato, Diego Fernández de Cevallos. Si bien en 1988 se consideró que muchas de las encuestas fueron financiadas por el gobierno para convalidar el triunfo de su candidato, en 1994 no sólo el PRI se benefició de los errores metodológicos. El IMOP, del desaparecido Luis Sánchez Aguilar, hizo encuestas que le daban el triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas y que muchos medios retomaron.
Aunque el balance es desalentador -dicen los estudiosos del fenómeno-, también sostienen que una cobertura honesta y completa de las encuestas -que se realicen de manera profesional- por parte de los medios de información podría contribuir al fortalecimiento del proceso democrático en México.