JUEVES 18 DE MAYO DE 2000
* Presentó su reciente disco Sentirme vivo
Emmanuel quiere recuperar el terreno perdido
Juan José Olivares * Luego de obtener disco de oro por las ventas de su nueva producción, el cantante Emmanuel volvió para reclamar su lugar como cantante de prestigio, al presentar ayer en el Hard Rock Live, de manera oficial, su disco Sentirme vivo. De igual manera, anunció su próxima presentación en el Auditorio Nacional este 16 de junio.
Y regresó envuelto en aires de sencillez, altruismo y agradecimiento con toda la gente que lo "ha apoyado y escuchado a lo largo de 24 años de trayetoria". Además de mostrar un poder de voz que lo caraterizó antes de ser despojado de su natural carisma por el embrujo de una efímera fama. Pero el alma de Emmanuel fue más blanca y fuerte, al regresar con este material de 10 rolas, la verdad, muy bien arregladas y compuestas para su timbre, casi intacto pese a los años.
Y no es que uno quiera quedar bien, sino que todo artista "debe tener ilusión por su trabajo de sueños, que son los que están acompañados de los sueños de otros artistas". Sin contar con el mínimo respeto que cada artista debe tener por su público, y Emmanuel lo demostró anoche, al interpretar algunas de las canciones del disco, tal y como se escuchan al apretar el play de los estéreos.
Primero seis músicos y tres coristas acompañaron al palomo (el cantante enfundado en ropas blancas ad hoc al retrofuturismo de la moda, o sea, muy bien vestido) que no sólo cantó, sino que hizo vibrar con su apariencia lúcida y joven.
Abrió con el éxito Sentirme vivo, que provocó que uno que otro trajeado movilizara su estática cabeza al ritmo de los acordes y de la pantomima dancística, tradicional en él. Dedicó una palabras a los seres "que se tienen que drogar para olvidar el hambre, el frío y la ausencia espiritual: los niños de la calle", Y el cantante se echó a la bolsa a los presentes, y no fue para menos: la rola Me tira el alma al suelo, se convirtió en reclamo, en preocupación para nuestra conciencia, para nuestra voz interna, y aunque se escuche demagógico, se les erizó la piel a más de tres.
Pero no dejó sus texturas romanticonas ųahora con armonías más contemporáneas con el uso de los sintetizadoresų con Mátame: un cuestionamiento amoroso en el que se rescata la pasión, el silencio y la muerte como liberación. Pero vino la dulce contradicción con Vida, que perfumó el escenario con un ritmo más que bailable, de reflexión sobre la vida de los seres alados caídos del cielo; una esquisitez de rola que dio el toque de buen gusto del cantante. Además, los sonidos versalites y depurados salidos por el alma de Emmanuel, se conjuntaron naturales con la introducción de dos guitarras flamencas que engalanaron la presentación. Habrá que ver si en el Auditorio su portento bucal tiene para un local más grande. Y es posible, ya que en el Festival de Viña del Mar, de Chile (en febrero pasado), su presentación fue de las más aclamadas.
Pero la mecha se prendió con el segundo éxito del álbum: Corazón de melao, una pieza hipercachonda, sampleda, que hizo no sólo mover los pies, sino nuestro ma ltrecho corazón que se emocionó con la cuatro bailarinas, que cual muñequitas saltaron a las tablas con movimientos erógenos, que iluminaron la sonoridad de la rica rolita.
En fin, Emmanuel vuelve por su fueros, y lo hace de manera profesional y respetuosa para la gente que lo hizo crecer y ser quien es.