JUEVES 18 DE MAYO DE 2000

* Alejandro López Portillo explica la situación de la reserva


Asentamientos irregulares afectan a Montes Azules igual que incendios

* En peligro, la tercera parte de la selva Lacandona, dice el biólogo

Matilde Pérez U., enviada /II y última Palenque, Chis. * Montes Azules, la segunda selva tropical más importante de Latinoamérica ųdespués de la Amazoniaų, está envuelta, desde hace varias semanas, por el humo proveniente del extenso incendio forestal que destruye a la selva del Petén, en Guatemala. Además, en el corazón de esta región, en la parte más conservada, hay ųsegún se pudo constatar en un sobrevueloų cuatro asentamientos irregulares: el Buen Samaritano y el Semental (o Yanqui), a pocos metros de la orilla de la laguna Yanqui, el Innominado y Nuevo Guadalupe Tepeyac, en la laguna Suspiro, donde este año abrieron, con el roza-tumba-quema, varias áreas al cultivo de maíz, calabaza y frijol.

De los 32 asentamientos irregulares existentes en los dos millones 612 mil 300 hectáreas de Montes Azules, son aquellos cuatro los que más preocupan a la autoridad ambiental porque están ųexplica el biólogo y director de la reserva, Alejandro López Portilloų en la parte donde se concentra la mayor biodiversidad y, con la tala y uso del fuego para la apertura de tierras al cultivo, e introducción de ganado, ponen en peligro la última tercera parte que subsiste del macizo forestal de la selva Lacandona.

Los asentamientos irregulares son como los incendios forestales, "se te salen de control y ya no puedes detenerlos", compara el biólogo, que hace dos años asumió la responsabilidad administrativa de esa "joya verde" del Corredor Maya.

"šYa entramos a Montes Azules, a la zona de las lagunas!". Desde el helicóptero ųal que penetra el olor del humo que como una densa neblina aminora la visibilidadų señala: "Ese es el Semental. Desde 1995, año en que llegaron las 40 familias, han perturbado todo su alrededor". Son una decena de chozas con techo de palma y una amplia superficie recién quemada, lista para recibir las primeras gotas de lluvia e iniciar la siembra de maíz.

A dos kilómetros ųentre las dos puntas más cercanas de la lagunaų está un conjunto de cabañas con techo de lámina, es parte del proyecto ecoturístico, que con financiamiento de Conservación Internacional y apoyo de la administración de la reserva, iniciaron los lacandones en 1993. "Pero tuvimos que pararlo por la invasión", abunda Alejandro López Portillo.

El helicóptero desciende un poco para que observemos los pastos naturales de la zona inundable, la cual es ocupada como potrero por las familias de Nuevo Guadalupe Tepeyac, uno de los 12 asentamientos de la ARIC Independiente que están dentro de la reserva. "Estamos en una zona inundable, por eso está ese pastizal ųdentro de él hay dos vacas alimentándose. "Aquí llegaban los venados de cola blanca a alimentarse, pero las vacas están acabando con esa hierba". Hace una pausa y con enojo señala: "šve los desmontes!, no hay ninguna casa, son sólo trabajaderos, pero ellos dicen que hay 50 familias". Y se distingue una larga y amplia construcción rústica de madera con techo de lámina y ųsegún el biólogoų 20 hectáreas desmontadas pero no quemadas. "Primero escogen los lugares más planos y se van extendiendo".

Tres mujeres levantan la cabeza, tratan de distinguir las iniciales CNA (Comisión Nacional del Agua) del helicóptero y la vestimenta de sus tripulantes. En el asentamiento el Buen Samaritano, en laguna el Suspiro, el ruido de las hélices del aparato espanta a un perro y despierta la curiosidad de una niña que sale de entre las tres chozas. "Hasta el año pasado esta laguna estaba intacta, no había desmonte; ahora, en la zona núcleo de Montes Azules es ya la primera laguna más transformada", menciona el director de la reserva.

 

Desastre en la reserva decretada

por la UNESCO desde 1978

 

Mientras nos dirigimos hacia el asentamiento el Innominado ųque en octubre del año pasado empezó con una sola choza y ahora suman ya 25ų, López Portillo comenta: en esta laguna se han observado el cocodrilo moreletti y el acutus, "toma en cuenta que estamos a mil 600 metros sobre el nivel del mar ".

La humareda y el color naranja de una llama a punto de extinguirse, lo enojan. "Ya tienen animales (de granja), cada día suman más desmontes; mira, sigue prendido el fuego y está pegado a la cortina de árboles, allí se ven las flamas. Al rato, ya no habrá distancia entre las quemas, será una sola superficie, así avanzan hacia la zona núcleo de la reserva reconocida por la UNESCO.

Precisa que por la conexión subterránea entre las lagunas del norte de la reserva, en la zona núcleo, se capta el mayor volumen de agua que alimenta a Montes Azules y a los ríos que se van hacia el sur, pero en los últimos meses los niveles de agua bajaron de cinco a seis metros. Si en alguno de estos dos últimos asentamientos hay un incendio forestal, no hay forma de llegar rápido, pues están a 20 horas, caminando, de la Candelaria, el poblado más cercano.

"šEstamos en una situación desastrosa!", afirma y observa el biólogo: "si no se habla de destrozos, de los efectos nocivos y de la fragilidad de la selva, el asunto pasa a un papel secundario porque el tema ambiental no ha permeado en las instituciones. No hemos ganado la batalla, pero sí dejaremos la casa arreglada, porque lo que se logre hoy será determinante para conservar la selva. No permitiremos que por un descuido de alguien se quemen cientos de hectáreas de la reserva, que fue decretada el 12 de enero de 1978".

Sin embargo, será hasta este 5 de junio cuando se dé a conocer públicamente el plan de manejo de la reserva de la biosfera, una de las primeras en decretarse en el país. Con el documento se delimitarán las 232 mil hectáreas de zona de conservación o de uso restringido y que incluyen los cuerpos lagunares ųel Ocotal, el Suspiro y Ojos Azulesų y la boscosa de mayor biodiversidad; allí no se permitirán nuevos asentamientos.

El área de protección ocupará 22 mil hectáreas ųla mayoría son los terrenos nacionales dentro de la reserva. Un total de 70 mil 886 hectáreas serán zonas de aprovechamiento, en ellas están el poblado Nueva Palestina, Amador Hernández y los ejidos legalmente constituidos; la zona de uso tradicional ocupará 3 mil 899 hectáreas, en esa superficie está Lacanjá.