La Fundación Oscar Arias se opone a la operación


Más armas para el Ejército

José Galán * El gobierno de Bélgica reconoció ayer, por conducto del canciller Louis Michel, que un cargamento de 500 metralletas P-90 y medio millón de cartuchos será destinado para las fuerzas armadas de México, luego de que tanto la Policía Federal Preventiva, la Procuraduría General de la República y procuradurías estatales negaron estar involucradas en el pedimento de esas armas, consideradas muy letales por su alto poder de fuego.

Sin embargo, la Fundación Oscar Arias para la Paz y el Desarrollo Humano, con sede en San José de Costa Rica, envió una carta al funcionario belga, fechada el 18 de mayo, donde se opone a la venta de esas armas a México, "país que no enfrenta ninguna amenaza externa", y considera que el gobierno belga, "en lugar de buscar provecho con la venta de armas", debería alentar "una solución sustentable y pacífica en la situación que vive Chiapas". Agregó: "los niños de México requieren atención médica y educación, no superarmas capaces de penetrar cualquier blindaje".

Luego de la publicación en Bélgica sobre la negativa de fuerzas policiales respecto del pedimento de armas, y a pesar de que se había sostenido que estaban destinadas a ellas, el ministro de Relaciones Exteriores, Louis Michel, en declaraciones a la Radio Nacional Flamenca VRT se retractó y reconoció que las armas y los cartuchos están destinados a las fuerzas armadas mexicanas. Consideró que "el respeto a los derechos humanos en México ha mejorado mucho", y que "no hay impedimento para proceder con la venta de esas armas al Ejército".

Fuentes de la PGR, de la PFP, de la PGJDF y de otras procuradurías negaron a este diario que el cargamento de armas estuviera destinado a ellos porque, coincidieron, cada dependencia escoge las armas y hace los pedidos por medio de la Secretaría de la Defensa Nacional, que por ley tiene la responsabilidad de vigilar al comprador, el tipo de armas y el destino de las mismas. Ninguna dependencia puede adquirir armas de forma independiente.

Informes procedentes de Bruselas refieren que la situación de este embarque de metralletas y cartuchos a México llegó este jueves al Consejo de Ministros de Bélgica, donde la presión del canciller logró remontar la oposición de algunos miembros del gabinete, que se oponen al embarque por temor a que dichas armas sean utilizadas "para la represión interna en los estados de Chiapas y Guerrero", de acuerdo con la versión de la propia radiodifusora VRT.

Este embarque, tramitado por las autoridades federales de México mediante la firma Internacional Distribuidora, SA, con sede en Ferrocarril de Cuernavaca número 310, colonia Polanco, en el Distrito Federal, y con destino al Ejército, "no tiene ninguna justificación, en tanto México no enfrenta ninguna amenaza externa", afirmó en su misiva la Fundación Oscar Arias, que lleva el nombre del ganador del Premio Nobel de la Paz en 1987.

Por ello, la venta de estas armas, "cuyo gran poder de fuego puede atravesar hasta 48 capas de material antibalístico, debe ser altamente restringida", sostuvo la misiva, cuya copia está en poder de este diario y que está firmada por el director ejecutivo de esa organización no gubernamental, Fernando Durán-Ayanegui. "Por ello, es preciso que quede muy bien establecido quién será el beneficiario último de esta venta, que debe ser evitada en lo posible", subraya.

"A nosotros nos preocupa, efectivamente, que estas armas puedan ser utilizadas por el gobierno de México para la represión interna, sobre todo en los estados de Chiapas y Guerrero", afirmó en conversación telefónica el director de la fundación. "Un arma de esas características, que es letal por naturaleza, puede ser utilizada en la represión interna. En este sentido, su uso sería totalmente desproporcionado, porque la única finalidad de esta arma no es disuadir, sino matar".

Para la Fundación Oscar Arias, existe otra preocupación: "Tememos que una vez que esas armas lleguen al Ejército Mexicano, otras fuerzas militares de la región quieran imitarlo. Es como una moda. Cuando una fuerza militar cuenta con un arma extraordinaria como es ésta, de inmediato los otros ejércitos buscan la manera de hacerse de ella. Y hay gobiernos en la región que no se han caracterizado precisamente por su defensa de los derechos humanos o las libertades de sus ciudadanos".

En su carta al canciller belga, Durán-Ayanegui recordó que "en 1998, Bélgica se unió a otros miembros de la Unión Europea en el diseño y aceptación de un Código de Conducta europeo sobre transferencias de armas. Este establece que las propuestas sobre transferencia deber ser rechazadas si existe un claro riesgo de que puedan ser utilizadas para la represión interna".

Y recordó en la carta al canciller belga que en los últimos años el propio Oscar Arias, junto con otros 18 premios Nobel de la Paz, promueve el establecimiento de un Código Internacional de Conducta sobre el Tráfico de Armas, "y cuya propuesta evitaría la transferencia de armas a gobiernos que violan sistemáticamente los derechos humanos de sus ciudadanos; que no apoyan la ley humanitaria internacional; que reprimen los derechos democráticos fundamentales de su pueblo, o que distraen una cantidad desproporcionada de sus recursos destinados a la sanidad pública o a la educación hacia el gasto militar".

"Si nuestra gestión no da resultado, significaría la muerte de muchas personas. Y eso lo vamos a lamentar siempre", remató en la conversación telefónica.