SABADO 20 DE MAYO DE 2000
* El gobierno paraguayo lo acusa de ser el líder de la asonada castrense
Niega Lino Oviedo vinculación con el frustrado golpe de Estado
* Fue dominada la situación: González Macchi * Arrestados, 40 militares, 7 policías y tres civiles
Afp, Reuters, Ap y Dpa, Asunción, 19 de mayo * La frágil democracia paraguaya volvió a triunfar esta madrugada ante un intento por derrocar al gobierno del presidente Luis González Macchi por parte de un grupo de militares y policías leales al ex general Lino Oviedo, quien sin embargo negó toda vinculación con la asonada, tras lo cual el mandatario aseguró que la situación está dominada y que "el triunfo es totalmente nuestro".
Tras una noche llena de tensiones, la capital paraguaya, testigo de unos 45 golpes de Estado o asonadas militares en el último siglo, amaneció tranquila y sin sobresaltos y la actividad laboral y de servicios se reinició con normalidad.
"Está totalmente controlado el conato de sublevación del orden constitucional", señaló por la mañana un comunicado del comandante en jefe de las fuerzas armadas, José Ocampos Alfaro, luego de que tanques atacaran el Congreso con fuego de artillería la pasada noche.
El comando de la fuerzas armadas indicó que los rebeldes, unos cien, depusieron las armas en la sede del primer cuerpo del ejército, a las afueras de la capital paraguaya.
Los arrestados, precisó el ministro del Interior, Walter Bower, son 40 militares (entre ellos los cuatro presuntos cabecillas del golpe), siete policías y tres civiles.
De estos últimos, están el diputado Luis Talavera, del gobernante Partido Colorado, el conocido ex legislador del Partido Liberal Hermes Rafael Saguier y Miguel Corrales, chofer de otro diputado colorado.
Las autoridades atribuyeron la intentona a Oviedo, acusado de una rebelión en abril de 1996 y de instigar el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña, en marzo del año pasado.
"Yo nada tuve que ver con este movimiento", aseguró Oviedo en declaraciones a Radio Carapá, del departamento de Itapúa, y añadió que "el tiempo y la justicia se encargarán de aclarar lo que pasó".
En la clandestinidad desde noviembre, Oviedo respondió a las acusaciones y pidió que se investigue la asonada porque, aseguró, el movimiento era ajeno a él.
"Nada se puede esconder... se tiene que investigar si apresaron al comandante de la policía nacional, porque de ser así, será porque habrá estado implicado con alguien", señaló el ex general.
El comandante Ocampos Alfaro relató en su comunicado cómo se sucedieron las acciones: a las 19 horas locales, informó, un grupo de militares retirados, apoyado por oficiales en actividad armados, intentó tomar el comando del primer cuerpo del ejército y la primera división de caballería de Campo Grande.
Esas fuerzas, agregó el militar, estaban apoyadas por 10 tanques de guerra, cinco de los cuales se dirigieron hasta el Congreso, en el centro de Asunción, y dispararon contra el edificio durante 10 minutos y provocaron algunos daños en la fachada, pero no víctimas.
Medios de prensa indicaron que intensas conflagraciones se sucedieron en forma indiscriminada frente a la sede del Palacio Legislativo.
A los disparos de los tanques se sucedieron tiros de metralleta y de armas automáticas, mientras aviones de la fuerza aérea sobrevolaban la ciudad a la espera de órdenes para atacar a los sublevados.
Luego de ese ataque, los blindados regresaron a sus bases en el primer cuerpo del ejército, precisó la nota suscrita por Ocampos Alfaro.
De acuerdo con fuentes castrenses, los rebeldes, nucleados en un movimiento presuntamente denominado Teniente Coronel Fulgencio Yegros, estarían encabezados por el general retirado Víctor López, ex representante de Paraguay en Washington ante la Junta Interamericana de Defensa,
La intención del movimiento subversivo, de acuerdo con la fuente, era rebelarse "contra quienes detentan los poderes y devolverle al pueblo paraguayo sus derechos colculcados", además de que si triunfaban reclamarían inmediatas elecciones para presidente y vicepresidente.
El presidente González Macchi, que decretó el estado de sitio por 30 días tras el ataque al Congreso, aseguró que "todos, el Poder Ejecutivo y el Congreso, fueron leales a la Constitución y a la leyes de la república", y dijo que la crisis político-militar quedó controlada.
En su mensaje a la nación, aseguró que las fuerzas democráticas civiles, policiales y militares derrotaron a las fuerzas oviedistas y a sus aliados sin un solo muerto, pero prometió castigo para los responsables.
De su lado, el presidente del Congreso, Juan Carlos Galaverna, dijo a la televisora CNN de Estados Unidos que los militares alzados en armas planeaban asesinar al presidente Macchi y a otros funcionarios, de acuerdo con documentos encontrados tras la detención de los golpistas.
Estados Unidos condenó la intentona golpista. El portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, reafirmó el apoyo estadunidense al gobierno constitucional de Paraguay, y felicitó a los soldados que reconocieron y asumieron su responsabilidad para defender la democracia y el orden constitucional.
Prácticamente todos los gobiernos latinoamericanos reaccionaron con indignación ante la asonada, así como organismos regionales, entre ellos el Mercado Común del Sur y el Grupo de Río.