DOMINGO 21 DE MAYO DE 2000

Ť Opta por la novela; el ensayo, "cosa del pasado"


Escribir es como brincar a un lago congelado: Susan Sontag

Ť La revista retrata a la autora en el texto Una artista hambrienta

Miryam Audiffred Ť No le gusta hablar de sí misma. Es más, podría decirse que para la escritora estadunidense Susan Sontag no hay nada más terrible que ser el tema central de cualquier conversación y que, por eso, su vida personal siempre ha estado perfumada con la brisa del silencio.

Hasta ahora, lo único que se ha sabido de ella es lo que su propia mano ha querido plasmar con tinta en ensayos y novelas, o lo que múltiples fotógrafos han podido descubrir en el hermoso rostro -hoy con 67 años encima- que ha sido capturado a color o en blanco y negro.

sontag La revista The New Yorker consiguió hace unas semanas lo que muchos hubieran deseado: presentar a la mujer y a la novelista que día con día lucha contra el cáncer que la acompaña desde la década de los setenta, para mostrar, por medio de la pluma de Joan Acocella, el nuevo semblante de Una artista hambrienta.

Y es que a lo largo de las diez páginas que integran esta entrevista publicada en uno de los números más recientes del semanario neoyorkino, la autora de The Volcano Lover (1992) señala que tiene una vida nueva. "Y será maravillosa". Tan espléndida que el año pasado se sometió a un nuevo tratamiento contra el cáncer y terminó su novela In America, publicada por el sello Farrar, Straus & Giroux.

Se trata de una etapa totalmente diferente porque Sontag ha decidido dejar atrás el ensayo -género literario que caracterizó siempre a su trabajo y que ahora "es cosa del pasado"- para sumergirse de lleno en la novela.

Hija de la ciudad de los rascacielos, asegura que no extrañará el quehacer ensayístico, pues confiesa que es mucho más fácil dejar volar la imaginación. "Siempre he sido una escritora nerviosa. De hecho, escribir es para mí como brincar a un lago congelado".

Comenta que su nerviosismo ha sido tal que para decidir que un ensayo está listo para su publicación, ha tenido que realizar entre 10 y 15 versiones. "Después me preguntaba: Ƒes cierto eso? Y me respondía que no, así que rompía todo y comenzaba de nuevo.

"Sé que esto no me sucederá en la ficción porque cerca del 80 por ciento queda listo desde la primera redacción".

Seguramente esta actitud fue uno de los motivos para que Sontag tardara cinco años en escribir las 200 cuartillas que integran On Photography. El otro debió haber sido el hambre de conocimiento que siempre le ha provocado su curiosidad hasta conducirla a los terrenos de la filosofía, la ética y las artes.

Con una imagen que nada tiene que ver con la de los genios estadunidenses y en mucho la asemejan a las modelos parisinas, la autora de libros de ensayos como Styles of Radical Will (1969) y Under the Sign of Saturn (1980) es una mujer valiente que se ha acostumbrado a trabajar a pesar de todo y de todos.

Si bien el año pasado vivió sometida a la morfina y sin poder caminar por sí sola -ahora puede hacerlo pero su equilibrio es incierto-, nunca dejó de ser lo que eligió de joven con el único afán de vivir todas las formas de vida posible: escribir.

Hasta hace unos meses tenía diariamente tres horas de terapia física y también tomaba lecciones de piano. Está acostumbrada a tomar las cosas con filosofía -su ensayo Illness as Metaphor (1978) es un claro ejemplo de su actitud combativa- y a asumir un papel activo ante la realidad; decisión que en los años sesentas y setenta la llevó a dedicarle mucho tiempo a los movimientos pacifistas.

Es una lectora compulsiva. Schopenhauer, Kant, Rousseau, Sartre, Camus, Baudelaire, Gramsci, Trotsky, Hitler, Kafka, Wolfe, Sófocles y Víctor Hugo, por mencionar algunos nombres, han pasado por su manos para estacionarse en su memoria pues, aclara, "nunca olvido lo que leo".

Avida de acción desde que vivía con Rosie -la nana irlandesa-estadunidense que la crió cuando sus padres decidieron vivir en China y dejar en América a sus dos hijas-, Susan Sontag no para de crear ideas. En estos momentos seguramente está pensando en un nuevo proyecto literario, en esa novela que "estará ubicada en el Japón actual y será corta. De unas 120 páginas".