DOMINGO 21 DE MAYO DE 2000
* La farmacovigilancia no funciona en México: Lischitz
Podrá prohibir la Ssa mensajes que engañen a la población
* En breve entrará en vigor el reglamento sanitario de publicidad
Angeles Cruz * Con el nuevo reglamento sanitario de publicidad, la Secretaria de Salud (Ssa) ''estará en condiciones de prohibir la transmisión de mensajes cuyos contenidos engañan a la población''. En este rubro entran los productos que ofrezcan beneficios que en realidad no cumple.
Alberto Lischitz director de Control de Insumos para la Salud de la Ssa, explicó que hasta ahora no existe en el país información oficial sobre los efectos nocivos de los productos que se venden en el mercado (alimentos o medicamentos), pero estimo que el problema es ''bastante grande'' y exige una pronta solución. Explicó que la Ssa cuenta además con un nuevo programa para reclasificar los medicamentos que ahora se venden como alimentos o suplementos alimenticios.
En entrevista el funcionario explicó que una parte importante de este problema se resolverá una vez que entre en vigor el Reglamento Sanitario de Publicidad, lo cual ocurrirá en los próximos días.
Al referirse a los medicamentos, detalló que sólo cuando en otros países se conoce que algún fármaco salió del mercado por haber ocasionado reacciones adversas y ha veces masivas, aquí (México) se toman acciones similares para retirar el producto de las farmacias.
Consideró que los médicos e instituciones públicas y privadas debieran tener por norma notificar a las autoridades cuando un medicamento no devuelve la salud al paciente, en lugar de conformarse con cambiar la receta.
Lischitz puntualizó que hay formulas con efectos conocidos e incluso esperados, como es el caso de la penicilina que en algunas personas causa irritación, ronchas, entre otros. Pero aquí ''nos referimos a los casos en que las reacciones son inesperadas y desconocidas'', indicó.
En nuestro país la farmacovigilancia no funciona como quisiéramos, señaló el funcionario y enseguida refirió que en la Ssa hay un programa incipiente que busca registrar las reacciones no previstas de los fármacos. La dependencia investigaría entonces el contenido del medicamento, y en su caso, ordenaría su salida del mercado.
Destacó que la participación de la sociedad es importante porque en ocasiones si la receta prescrita por el médico no funciona, el paciente simplemente deja de tomar el medicamento y responsabiliza al galeno por el fracaso en la recuperación de su salud.
El director del control de insumos para la salud comentó que en el mundo hay ''todo un movimiento alrededor de la fármacovigilancia'' y en los países europeos existen buenos sistemas de registro de los efectos de los medicamentos.
En México, sólo el Seguro Social tiene un programa de fármacovigilancia aunque no ha permeado lo suficiente entre los derechohabientes, mencionó.
Al respecto, Octavio Rivero Serrano, secretario general del Consejo de Salubridad General, mencionó que corresponde a esta instancia diseñar un programa de fármacovigilacia, porque efectivamente, después de que un medicamento obtiene el registro de la Ssa para su comercialización, no se tienen documentados sus efectos en la salud de la población.
Por otra parte Alberto Lischitz se refirió al nuevo programa para reclasificar los medicamentos que actualmente se venden como alimentos o suplementos alimenticios. Lo anterior, explicó, porque algunos de estos productos contiene químicos, hormonas o anabólicos que pueden tener efectos adversos para el organismo.
Para ello, la Ssa emitió un nuevo reglamento que contiene especificaciones más estrictas en la clasificación de alimentos y medicamentos, y con base en este ordenamiento la dependencia iniciar el proceso de revisión y análisis de los productos en el mercado.