LUNES 22 DE MAYO DE 2000

Ť La verdad que no lo entiendo porque aquí van los huesos de muchos, afirma


Silva, sin respuesta para los priístas que lo dan por muerto

Ť Alerta sobre un posible triunfo de López Obrador; "ahí va la vida de todos", asegura el priísta

Gabriela Romero y Miguel Angel Velázquez Ť En Jesús Silva Herzog, el hoy candidato del PRI a la jefatura de Gobierno de la ciudad de México no hay respuesta para aquellos miembros de su partido que lo dan por muerto para la elección del 2 de julio próximo: "No tengo respuesta para aquellos que dicen que no puedo ganar. La verdad que no lo entiendo porque aquí van los huesos de muchos, no nada más los míos", y asegura que la política neoliberal se halla en revisión porque, ejemplifica, retirar los subsidios "ha sido un error de política serio, dominado por el neoliberalismo que nos ha dicho como catecismo que el subsidio es malo" y "equivale a palabra nociva, prohibida".

Y luego, en pleno día de su cumpleaños, lanza algo muy parecido a una amenaza, más bien hace un presagio: "Si gana Andrés Manuel López Obrador, que es un agitador social, que es un hombre que nunca ha tenido una experiencia pública, que es un hombre que no respeta el estado de derecho, que siempre trata de imponerse día a día con mecanismos ajenos a la observancia de la ley, pues ahí va la vida de todos, šeh! Incluyendo la de usted, šeh! Incluyendo la de usted", repite y señala con el índice.

La entrevista de tarde en una vieja casona de Coyoacán transita por varios senderos en el pensamiento del candidato, quien de entrada acepta lo duro de la campaña. "Es muy cansado, personalmente es muy cansado, sobre todo en mi caso; yo llevo casi un año, y un año es bastante desgastante, muy desgastante, pero muy estimulante. A mí me parece que ha sido una experiencia fenomenal. No me hubiera gustado morirme sin haber tenido esta experiencia electoral con todo y sus costos, con todo y los riesgos".

silva-herzog-jesus-jpg No obstante, Silva Herzog tiene la suficiente vitalidad para autocalificarse como "heterodoxo" y lanzar las críticas no sólo a sus adversarios políticos militantes de otros partidos, también acusa al PRI y denuncia razones para establecer la lejanía entre la organización política a la que pertenece y la gente.

Y empieza por la política económica. Ejemplifica con Liconsa, "Ƒcómo es posible que hayamos reducido en estos últimos años ese tipo de beneficios que llegaban a la gente más necesitada, ahorrándoles unos centavos, y de pronto un incremento de medio punto en las tasas de interés se lleva todo el ahorro que pudo haberse logrado, eliminando o reduciendo la dotación de leche Liconsa?, se pregunta, y ataca la respuesta.

"Yo creo que eso ha sido un error de política serio, dominado por el neoliberalismo que nos ha dicho como catecismo que el subsidio es malo, cuando en otros países del mundo se subsidian sectores, se subsidian grupos de población. Nosotros nos convertimos, de repente, en más papistas que el Papa y subsidio equivale a palabra nociva, prohibida.

"Entonces es donde yo creo que ha habido equivocaciones serias y estas equivocaciones serias, sin la menor duda han provocado un distanciamiento de la gente y el partido, eso es parte importante del porqué hay este riesgo (el de perder la elección) que usted menciona y que yo lo considero obviamente remoto".

No se conforma, en el recuerdo tiene espinas: "Oiga, soy superviviente o sobreviviente de varias batallas, no de una sino de varias. A lo mejor se acuerda usted del regaño que me hizo Luis Echeverría en un informe presidencial en cadena nacional en 1975, y Ƒpor qué me lo hacen?, porque yo estaba siguiendo una política que no era la que me habían indicado, porque discrepé de ella y era, en buena medida, entregar el instituto (Infonavit) a la corrupción y yo no acepté eso, y me pegaron a tal grado que yo pensé que allí acababa mi vida política, porque usted no sabe el frío que se siente cuando se sube usted al camión presidencial y no hay quien quiera sentarse en el asiento de junto".

Y en el recuento, entre la memoria y la vida actual advierte un viraje de la política en el país en los últimos años, en las ultimas fechas, "porque este es un país que no podemos dejar de reconocer que tiene a la mitad de sus habitantes en la pobreza", y señala la falta de un partido de izquierda, "definiendo a la izquierda como una posición política de inconformidad y de búsqueda de mayores beneficios para la gente que menos tiene. Yo creo que vivimos un viraje excesivo porque con frecuencia nos movemos en nuestro país como se mueve el péndulo, que nos vamos de un extremo al otro y en los últimos años nos fuimos al otro lado del espectro claramente, con la política de privatizaciones, que la hicimos de manera dogmática sin fijarnos con cuidado a quién le vendíamos, o para qué le vendíamos, con la apertura comercial que tuvimos en el país y que fue claramente excesiva, afectando de modo muy claro a miles y miles de empresas medianas y pequeñas que no pudieron aguantar la competencia internacional.

"Yo creo que se cometieron excesos que pudiéramos llamar dominados, hostigados en esta tesis neoliberal que ha estado tan en boga y que, afortunadamente desde hace un par de años, tres o cuatro, estamos en proceso de revisión".

En el entrepaño de un librero, justo a su izquierda, descansa, recargada en los libros, la figura pequeña de Carlos Salinas envuelta en aquellos trajes a rayas usados en Lecumberri, la penitenciaría más famosa de México de mitad del siglo pasado.

Entonces enciende un cigarro, inhala profundo, responde a la pregunta: "Yo creo que hay que reconocer, y con toda seriedad, la necesidad de transformación, de cambio", y en ese sentido exige: "Muchos de los exponentes más preclaros del partido deberían hacer a un lado la actitud vergonzante y salir a la calle y decir lo que el partido ha hecho en los últimos 70 años.

"Reconocer los errores, las desviaciones, las corruptelas, pero también mucho de lo buenos y positivo que el país ha tenido durante estos 70 años. No sé cuántos seremos los que hemos trabajado en el gobierno federal y en el local, somos varios millones y yo no puedo aceptar que todos sean corruptos, de ninguna manera, sino que hay mucha gente, y me incluyo entre ellos, que hemos creído en el servicio público y que nadie nos puede pisar la cola. De esos habemos cientos de miles".

La entrevista termina para dar paso al festejo. Los invitados empiezan a llegar. Por lo pronto ya están allí su hermana y Fernando Lerdo de Tejada; sus hijos, anuncia, "ya no tardan". Y el candidato se da tiempo para dejar en claro que no es partidario de las entrevistas banqueteras y que quiere mejorar sus relaciones con la prensa.

Y así, para poner punto final, manifiesta que no tiene la seguridad de ganar la elección, "nadie la tiene, tengo la confianza, el optimismo. Mal haría yo si le dijera que estoy totalmente y absolutamente seguro de que voy a ganar. Sería la segunda derrota del partido en el DF y me preocupa por la gente, porque creo que las características de los otros contendientes no son las que merece una ciudad como ésta y las voy a sintetizar de manera muy clara:

"Ambos (Andrés Manuel López Obrador y Santiago Creel Miranda) son unos improvisados en la cosa pública, en los problemas de esta ciudad que a mi juicio no merece de ninguna manera a un improvisado, y menos a un improvisado que no respeta la ley. Los 20 compromisos de Andrés Manuel López Obrador son pura demagogia; pura, total y absoluta demagogia; son el uso del subsidio que en algunos años haría de las finanzas del gobierno de la ciudad un verdadero caos.