MARTES 23 DE MAYO DE 2000

Ť Editado por Colibrí


Mi libro, escritura con la que clamo justicia: Aldrete

César Güemes Ť Todo es inusitado: el sitio, el tema, el personaje protagónico. La noche de este lunes la propia Sara Aldrete dio a conocer en el Reclusorio Femenil Oriente el libro que en el título lleva su signo y su amparo: Me dicen la narcosatánica, editado por Colibrí.

aldrete-sara-libro-1-jpg Aldrete fue compañera en su momento de Adolfo de Jesús Constanzo, santero para unos, enigma para otros, quien lidereó su propio grupo que la prensa llamó sin más, narcosatánicos.

Para Aldrete no hay vuelta de hoja: ''Hoy, como ayer, no pido perdón: clamo justicia. Para mí y para todas las mujeres inocentes que aquí vivimos. Hoy hago uso del poder de la escritura, el mismo poder y la misma fuerza con los cuales se difundió uno de los episodios más escandalosos de la nota roja. Ahora yo, Sara Aldetre, busco, persigo con la sola fuerza de mis letras sacar de lo más profundo los recuerdos escondidos en los laberintos de la mente".

De modo que resta la duda razonable. O mejor, la duda metódica que en su turno expresó Josefina Estrada: ''La belleza rubia de Sara, sus ojos amarillos, su inteligencia y su encanto personal ayudaron a materializar a la bruja por antonomasia. No niego que es condenable la sola idea de que pudo haber participado en el asesinato de 13 personas. Y es espantable que alguien las haya descuartizado y hasta realizado ritos satánicos, tal como lo dicta la ortodoxia: sacrificar humanos en aras de obtener la protección del Maligno. Si Sara los mató, estoy de acuerdo que fue justa su fama y su sentencia. Pero, Ƒqué pasa si es inocente, como lo ha proclamado desde el primer momento?"

Crónica de la microfísica del poder

Escritor también, Emiliano Pérez Cruz hizo énfasis en la microfísica, que así se entiende a partir de dos aristas. La primera: ''Más allá de lo anecdótico, en sí mismo terrible, Me dicen la narcosatánica es la crónica de la microfísica del poder que abate y de la violencia institucionalizada, que se vale de cualquier método para vigilar y castigar en el entendido, ya señalado por Foucault, de tú sabes que hiciste mal en delinquir y que yo hago bien al castigarte. Las instancias de la justicia a la mexicana funcionarán de manera implacable: el custodio de más bajo rango se siente con derecho de someter, más aún, de vejar a quien ya trae el estigma de acusado-culpable antes de ser enjuiciado". Y la segunda: ''Apenas se esboza en el libro y bien daría para otro volumen: el del ejercicio del poder en las relaciones amorosas".

Ante el panorama, este ejercicio testimonial bien puede encerrarse en estas palabras de Sara Aldrete al comentar su libro: ''Conozco a ciencia cierta lo que te quita la cárcel. A mí me quitaron la posibilidad de tener descendencia, la posibilidad de llevar a mi hijo a tomar un helado, una tarde, en cualquier parte. Pero a cambio me dieron, a manos llenas, una gama de emociones intensas y extremas. Mi paso por la cárcel no ha sido en vano".