MIERCOLES 24 DE MAYO DE 2000
Ť No avalamos la guerra en Chechenia: Aridjis
Se reúnen en Rusia más de 300 escritores del PEN internacional
Ť La literatura está llamada a romper el silencio, dice Günther Grass
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 23 de mayo Ť Ante más de 300 escritores de prácticamente todo el mundo, reunidos en esta capital en ocasión del sexagésimo séptimo Congreso anual del PEN (Poetas, Ensayistas y Novelistas) Club Internacional, Homero Aridjis resumió una convicción compartida: "Nuestra presencia en Moscú, y que nuestro congreso se celebre aquí, de ninguna manera deben ser interpretados como una muestra de apoyo a la política del gobierno de Rusia en relación con la guerra en Chechenia".
Es más: "Durante el Congreso vamos a discutir sobre esa guerra, las violaciones a los derechos humanos y las amenazas a los escritores, el legado cultural y la libertad de expresión, derivados del conflicto".
En su calidad de presidente del PEN Club Internacional, cargo que desempeña desde hace tres años, el autor de La montaña de las mariposas hizo uso de la palabra en la sesión inaugural del primer congreso de esta organización que se celebra en Rusia como todo un desafío, sin ningún respaldo de las autoridades locales y en medio de dudas de muchos de sus miembros sobre la conveniencia de su participación y que proponían cancelar la reunión o cambiar la sede como protesta por la actuación rusa en Chechenia.
Fundador del Grupo de los Cien, que ha librado en México una y mil batallas por la preservación del medio ambiente, Aridjis intentó disipar esas dudas: "La voz del PEN será escuchada por quienes toman las decisiones políticas aquí, y a través de los medios nuestra voz informará a la opinión pública de Rusia y del resto del mundo".
Y el ganador del John Hay Award 2000, que otorga la prestigiada Orion Society anualmente a una personalidad que se ha distinguido por contribuir en sus escritos a un mejor entendimiento de la relación entre el hombre y la naturaleza, agregó: "Estamos aquí, también, para apoyar la valiente y vigorosa defensa de la libertad de expresión que hace el PEN Club de Rusia".
Tras recordar que Piotr Grigorenko escribió en una prisión de Moscú, hace 36 años, que "la persona que quiere combatir una tiranía debe empezar por superar el miedo que lleva dentro hacia esa tiranía", Aridjis afirmó que la autocensura es la primera consecuencia del miedo y que los escritores pueden combatir y desenmascarar el mal con sus palabras.
Ello explica que la literatura latinoamericana sea tan rica en ejemplos de novelas estructuradas en torno a las grotescas figuras de los dictadores: de Tirano Banderas, de Ramón Valle Inclán; El señor presidente, de Miguel Angel Asturias; Yo el supremo, de Augusto Roa Bastos; El otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez, hasta la más reciente La Fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa, reflexionó el reconocido poeta y novelista michoacano.
Calificó de excepcional el que cientos de escritores de todos los continentes se den cita en Moscú para hablar libremente de literatura, de la violación a los derechos humanos y de los peligros que enfrentan sus colegas en "Turquía, Serbia, Perú, Cuba, Irán, Belarús, Sierra Leona y Rusia, por mencionar sólo algunos países en que el PEN ha defendido a escritores este año".
El autor de Mirándola dormir expresó su fascinación por la literatura rusa, mayor aún cuando se cobra conciencia de los obstáculos que tuvieron que afrontar sus creadores. "En Rusia la libertad de expresión ha sido defendida con la misma firmeza que ha sido reprimida", dijo, y rindió tributo a los escritores locales que han sufrido censura, persecución, exilio interno, trabajos forzados en campos de concentración en los tiempos zaristas y soviéticos, o que fueron obligados a emigrar.
Fluyeron los nombres: Aleksandr Pushkin, Fiodr Dostoyevski, Nikolai Gumiliov, Anna Ajmátova, Osip Mandelstam, Vladimir Nabokov, Mijaíl Bulgákov, Isaac Babel, Boris Pasternak, Aleksandr Solzhenitsyn, Aleksandr Tavardovski, Yuli Daniel, Andrei Siniavsky, Iosif Brodsky, sin faltar los que ofrendaron su propia vida como Marina Tsevetaieva, Vladimir Mayakovsky y Serguei Esenin.
Los planteamientos de Aridjis acerca de Chechenia fueron recogidos en la intervención del escritor alemán Günther Grass, el otro orador de la jornada inaugural, quien formuló severas críticas al gobierno ruso por esa guerra y mencionó los riesgos de restringir las libertades en Rusia.
"Estamos reunidos en un país en que una gran potencia, Rusia, conduce una guerra contra el pequeño pueblo de Chechenia, una vez más y como antes, sin razón ni lástima", apuntó.
Tras advertir que la literatura no puede cerrar los ojos, no puede olvidar y está llamada a romper el silencio, el Premio Nobel enfatizó: "Debemos exigir el fin de la guerra contra el pueblo de Chechenia, así como demandar que se investiguen todos los crímenes de guerra cometidos por ambas partes".
El Congreso durará lo que resta de la semana y habrá tanto sesiones plenarias como distintas mesas redondas y conferencias. Asimismo, se entregará por primera vez el Premio Boris Pasternak.
El escritor Víctor Manuel Mendiola, presidente del PEN Club México, dictará en el Instituto de América Latina una conferencia sobre Voz de contemporáneos, auspiciada por la embajada mexicana en Rusia.