JUEVES 25 DE MAYO DE 2000
* Comentaron en Madrid el epistolario Aire de las colinas
Clara Aparicio: el amor y la lucha propia, motivación para Rulfo
* La esposa del escritor se llevó la tarde, pues era esperada para oírla y verla en vivo y en directo
* Si Juan supiera lo que ahora decimos de su obra literaria, se sentiría realizado, señala
César Güemes * Luego de los diversos asomos que tuvo aquí y allá el epistolario de Juan Rulfo dedicado a su esposa, Aire de las colinas, finalmente se presentó de manera oficial en Madrid la tarde de este miércoles. En la Casa de América se dieron cita Clara Aparicio, compañera y esposa del escritor jalisciense; Constantino Bértolo, editor del sello Debate que lanza en España el volumen; Alberto Vital, prologuista del título y Víctor Jiménez, responsable de la Fundación Juan Rulfo. La tarde fue de la señora Clara, a quien se le esperaba para oírla y verla en vivo y en directo.
''Estas cartas ųdijo desde Españaų las quise compartir para que por medio de ellas se conozca al Juan Rulfo escritor. Al leerlas van a encontrar qué fue lo que necesitó él para ir formando los cuentos de El llano en llamas y cómo encontró el nombre para esa obra. El decía: 'quiero hacer algo que nadie haya hecho'. Logró leer tanto sólo para encontrar esa otra obra que en las cartas describe: Pedro Páramo."
Lanzar todo lo que se tiene
A lo largo de la presentación, Clara Aparicio corrigió: ''Aquí queda claro que mienten quienes dicen que Juan hizo Pedro Páramo en dos años. Ustedes pueden ver en estas cartas la forma en cómo fue haciendo la novela poco a poco. El necesitaba una fuerza para impulsarse. Esa fuerza me la pidió a mí. Y yo le decía: 'Juan, tú puedes, no digas que no puedes hacerlo'. Así que había dos fuerzas: el amor y la lucha de él por conseguir el libro que estaba escribiendo. Entonces, fue tan feliz al lograrlo, se sintió tan contento que yo lo hubiera querido ver ahorita, aquí, para que oyera lo que decimos de su obra. Se sentiría realizado".
Y las aclaraciones fueron incrementándose: ''También se preguntan sus lectores por qué ya no escribió más. Lo que pasa es que cuando queremos lanzar todo lo que tenemos, lo hacemos. Y cuando nos piden más, ya no tenemos, ya se nos fue, ya lo dijimos".
Las razones por las que fue relacionándose amablemente con el escritor permiten que en palabras de doña Clara se encuentre la conclusión a la historia:
''Juan me hablaba con tanta dulzura, como si tratara a una niña. Y ella lo admira porque nadie le había hablado con esas palabras. Ahora que veo esas cartas, se me salen las lágrimas y me pregunto: Ƒpero así me decía? ƑPues cómo se me fue olvidando? Y es que tiene uno que volver a leer constantemente las cosas para tenerlas presentes. Bueno, estas cartas llegaban a casa cuando yo tenía 15 o 16 años, y mi mamá me decía: 'Yo las voy a leer primero'. 'Ay, mamá', le decía yo. Después, cuando yo las leía me transportaba a un mundo desconocido. "