JUEVES 25 DE MAYO DE 2000
* Orlando Delgado *
Ortodoxos y heterodoxos
Conforme nos acercamos a la recta final de la larga campaña presidencial, la contienda entre los candidatos que se autodeclaran punteros se ha venido concentrando en aspectos secundarios que, pese a ser ciertos, como las contradicciones frecuentes del panista o la reaparición con bombos y platillos del viejo PRI, sólo sirven para alejar la discusión de los temas verdaderamente centrales para el futuro del país.
El debate, en caso de realizarse, de no mediar una acción contundente de parte de la ciudadanía y de los medios, como la ocurrida para forzar a Fox a exhibirse tratando de evitar a toda costa que ocurra, podría ser un desperdicio, dado que se ocuparía de lo mismo que ha copado los medios en los últimos días.
Si se tata de debatir seriamente, resulta de fundamental importancia para apreciar las propuestas reales de los candidatos de PAN y PRI, el establecimiento preciso de las diferencias entre su planteo económico respecto al que se ha venido impulsando desde hace 18 años con enormes costos para los mexicanos. El asunto es oportuno además tanto porque podríamos valorar el modelo económico implícito, como porque hasta en el Banco Mundial se ha venido cuestionando el abandono de las responsabilidades de los Estados, provocando enormes problemas sociales.
En el último informe sobre Desarrollo Mundial 1999/2000, hecho público en septiembre pasado, el Banco Mundial señala que la experiencia del desarrollo de los pasados 15 años permite extraer cuatro lecciones críticas: uno, la estabilidad macroeconómica es un requisito esencial para alcanzar el crecimiento necesario para lograr el desarrollo; dos, el crecimiento debe ocuparse directamente de las necesidades humanas; tres, ninguna política única dispara el crecimiento, se requiere un enfoque comprensivo; cuatro, el desarrollo sostenido requiere enraizarse en un proceso socialmente incluyente y capaz de responder a las circunstancias cambiantes. El documento agrega una crítica dura a la noción de pensamiento único, tan cara a los neoliberales; en este tema, el Banco Mundial ha discrepado abiertamente a los planteos del Fondo Monetario Internacional.
Fox y Labastida, en sus planteamientos económicos explicitados en diversos materiales, y particularmente en Radio Red los pasados miércoles, no se apartan de las propuestas básicas del modelo neoliberal aplicado en México. Se privilegia, en ambos casos, la estabilidad macroeconómica como condición para el desarrollo; ello contrasta radicalmente con el planteo básico de Cárdenas, quien pone en primer lugar el objetivo de lograr un desarrollo económico sustentable y con equidad social. Otro tema fundamental en el que los candidatos del PAN y PRI coinciden, es el relativo a considerar que el TLC con América del norte no merece ninguna adecuación; en cambio, el PRD propone renegociar para proteger a los sectores productivos estratégicos y plantear libertad de movimiento de los trabajadores.
El tema es básico, ya que lo que se ha hecho una negociación con nuestros socios comerciales, en la que se logra la libertad de movimiento de los capitales y de las mercancías, parcialmente se liberalizan los servicios, pero se mantiene inalterada la imposibilidad de circulación libre de los mexicanos y de contratación en Estados Unidos, lo que está provocando los fenómenos de racismo enfermizo de los estadunidenses que hemos vivido. La integración europea muestra un camino radicalmente diferente en materia laboral que, sin embargo, es simplemente ignorado por Fox y Labastida.
La lista de temas puede extenderse a otros aspectos, como la reforma al sistema financiero, en la que los acuerdos entre panistas y priístas nos están costando más de 800 mil millones de pesos; o el tema de las finanzas públicas, en donde ambos validan como idea central el equilibrio cuando en muchos países la existencia de un déficit fiscal manejable otorga a los gobiernos márgenes de maniobra importantes; está también el tema del empleo, en el que Fox se mantiene apegado a la creencia de que el crecimiento genera de por sí empleo, mientras Labastida se aparta de la ortodoxia para proponer una política activa de empleo.
Así las cosas, los dos candidatos proponen mantenernos en la misma línea de política económica: seguir con el neoliberalismo excluyente que nos ha llevado a que 70 por ciento de los mexicanos vivan en condiciones de pobreza. Por ello no resulta extraño que Fox haya dicho que mantendrá a algunos de los titulares de las secretarías económicas. Los dos, sin duda, son neoliberales, salinistas para decirlo gráficamente; sólo que Fox es ortodoxo y Labastida tiene algunos rasgos heterodoxos.