JUEVES 25 DE MAYO DE 2000

* Espera buena labor de Felipe Arizmendi en Chiapas


''Odio a la Iglesia'', motivo para matar a Posadas: Suárez Rivera

* Ni en la guerra cristera se mató a un obispo, afirma el cardenal

José Antonio Román, enviado, Ciudad del Vaticano, 24 de mayo * A siete años del asesinato del arzobispo Juan Jesús Posadas Ocampo, el cardenal Adolfo Suárez Rivera planteó abiertamente que uno de los probables motivos del homicidio pudo haber sido el "odio a la Iglesia", producto de las reformas constitucionales que reconocieron la personalidad jurídica a las instituciones eclesiásticas.

Suárez Rivera, quien en el momento del asesinato ųel 24 de mayo de 1993- fungía como presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, lamentó este trágico acontecimiento, pues ni siquiera en los peores momentos del enfrentamiento entre la Iglesia y el Estado durante la guerra cristera fue asesinado un obispo.

Entrevistado poco antes de retornar a México, luego de haber participado en las varias celebraciones religiosas que se realizaron en esta ciudad con motivo de las canonizaciones de 27 mexicanos, el también arzobispo de Monterrey se refirió asimismo a la diócesis de San Cristóbal de las Casas, ciudad de la que es originario.

Dijo que el nuevo obispo de esa diócesis de Chiapas, Felipe Arizmendi Esquivel, es un hombre ''muy ponderado'' y conocedor de la situación que priva en esa diócesis y en todo el estado. ''Estoy seguro que aprovechará todo lo bueno que haya dejado don Samuel Ruiz a lo largo de sus más de 40 años como obispo, es decir, que monseñor Felipe Arizmendi no va a llegar a acabar con todo, ni a dar machetazos''.

Insistió en que el nuevo obispo será un digno sucesor de Samuel Ruiz y que continuará el trabajo que toda la diócesis ha hecho a favor de los pobres, pero especialmente con los indígenas.

El cardenal Suárez Rivera señaló sin embargo que para poder avanzar en el proceso de paz en este estado y tener claridad sobre lo que acontecerá en el futuro, se deberá esperar lo que acontezca en las elecciones presidenciales del próximo 2 de julio. ''Yo creo que ahí (en el conflicto del estado de Chiapas) hay gato encerrado, en el sentido de que hay muchos intereses de todos los colores y que veremos un poco de claridad hasta después de las elecciones'', dijo.

Durante la entrevista recordó que el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, en el momento de su asesinato, era vicepresidente tanto del Episcopado Mexicano como del Consejo Episcopal de América Latina. Se refirió a él como una persona de ''mucha categoría humana y cristiana'', por lo que resultó sumamente lamentable su asesinato no sólo en el ámbito eclesiástico, sino a nivel nacional e internacional.

''Yo nunca entenderé esas acciones, porque ni siquiera en la persecución religiosa que se dio en nuestro país durante los años 20 y 30, ningún obispo fue asesinado. Entonces, esto fue algo realmente muy doloroso para todos''. Asimismo, dijo que el cardenal Posadas era un hombre cristiano, ''muy cabal, incapaz de ofender a alguien, aunque tampoco tenía la costumbre de decir mentiras o de hacer halagos a la gente poderosa sin sentirlo''.

Suárez Rivera subrayó que quien haya cometido el asesinato probablemente tuvo como móvil ''el odio a la Iglesia'', pues apenas un año antes el Congreso había reformado el artículo 130 constitucional y el gobierno había establecido relaciones diplomáticas con la Santa Sede. Entonces, ''creo que ciertamente pudo haber sido un poco por el odio a la fe católica y a un personaje que como el cardenal Posadas vio en él un desquite".

Comentó que aún cuando no se ha iniciado un proceso de canonización a favor del cardenal Posadas, la arquidiócesis de Guadalajara ha planteado en algún momento dicha posibilidad, aunque hasta el momento la decisión final no ha sido tomada por el actual arzobispo de aquella zona, el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, quien por cierto al parecer tiene más elementos sobre el asesinato de Posadas Ocampo.

El cardenal Suárez señaló que la hipótesis inicial del gobierno, de considerar que la muerte de Posadas fue resultado de una confusión entre bandas rivales de narcotraficantes, poco a poco se ha ido desvaneciendo.

Finalmente, dijo que la Conferencia del Episcopado Mexicano está atenta de cualquier nueva información que se pudiera obtener para llegar a la verdad de este acontecimiento que ensombreció la vida del país el 24 de mayo de 1993.