VIERNES 26 DE MAYO DE 2000

* Canal 22 le rinde homenaje y transmite documental sobre Los Folkloristas


La música, voz de libertad que explica la dignidad humana, dice Villanueva

* El color y el sonido constituyen dos elementos esenciales e indisociables en la vida del artista

* Deseoso de llegar a ser un viejo sabio, René sostiene una lucha frontal contra la enfermedad

Angel Vargas * René Villanueva es un ser muy inquieto y en continuo descubrimiento, tanto en lo personal como en lo artístico, al grado de que su compañera Beatriz Zalce no duda en calificarlo como ''un hombre del Renacimiento". De sobra es conocida su trayectoria de más de tres décadas en la música y la investigación musicológica, así como su participación entusiasta e infatigable en los movimientos sociales; pero a la par de esas facetas, existen otras de igual relevancia que permanecen casi en el anonimato, como la pintura y la escritura, disciplinas en las que incluso tuvo preparación académica.

La noche de hoy, al filo de las 00:00 horas, Canal 22 le tributa un homenaje con la programación de un documental sobre Los Folkloristas, agrupación de la cual Villanueva es uno de los fundadores. Con ese motivo el artista acepta hablar en entrevista acerca del significado vital de la música en su persona.

Cuando se llega al domicilio de René Villanueva ųubicado en el sur capitalinoų, lo primero que llama la atención es la pequeña placa exterior de talavera en la que, además del número, se consigna una frase que bien puede definir el sentido de la existencia de su ocupante: ''La casa del color y el sonido".

Ambos elementos, como él mismo lo corroboraría momentos después, son no sólo esenciales, sino indisociables en su vida, cuyos primeros signos se remontan a 67 años en la capital oaxaqueña.
Ya dentro del inmueble, se percibe una atmósfera mística y mágica, determinada por algunas de sus obras pictóricas que yacen sobre los muros, fotografías artísticas y familiares, libros ųinmensa cantidad de ellosų, instrumentos musicales populares y tradicionales ųsobre todo de alientoų y recuerdos varios de diversas partes del mundo.

René reposa en su recámara mientras de un aparato de sonido emergen las notas y el canto de un grupo de músicos tradicionales de Michoacán. Un poco débil ųun tanto por la enfermedad que lo aqueja y otro tanto por el tratamiento médico que sigueų, saluda afectuoso.

Primero, advierte que en la actualidad sostiene una lucha total por restablecer su salud, ya que, enfatiza, quiere llegar a ser un viejo sabio.

 

Rescatados por la música

 

Villanueva señala, en particular, que le interesa compartir un ''gran tesoro" que en resumidas cuentas consiste en el mensaje de que ''nunca debes perder la esperanza en el hombre, en la humanidad y siempre debes ser solidario, sin importar los inconvenientes a los que el sistema te someta".

Esa es una enseñanza que, cuenta, llegó a él hace más de tres décadas cuando se involucró plenamente en el ámbito musical al fundar Los Folkloristas (1966) y, de forma casi simultánea, comenzar sus trabajos de investigación y de grabación de campo, que a la fecha se traducen en cerca de 20 mil registros.

Caso curioso, pero la música es la única disciplina en la que René no tuvo una formación formal y, sin embargo, es por su desempeño en ella que más se le reconoce:

''La música siempre ha estado en mi vida, desde la más pequeña edad a que me llevan mis recuerdos: desde que me ponía a oír y a cantar las canciones de Cri-Cri en la radio, que apenas comenzaba. Desde ese entonces era un ávido sensible hacia ella. Me hubiera gustado estudiarla, pero formaba parte de una familia que hacía esfuerzos para pagar los estudios de su hijo varón y por ello era imposible enfrentarla diciéndole que quería ser poeta; era como si dijera que deseaba ser un vago."

Si bien su iniciación en el universo sonoro se dio de la mano de autores como Bach, Beethoven y Mozart ų''cuando acompañaba de chaperón a mi hermana a los conciertos que la invitaban"ų, dice que fue en la expresión popular y el folclor donde halló el medio idóneo para comprenderse y expresarse.

Y es que, agrega, ''en la música los pueblos encuentran su razón de ser; es la voz libertadora que explica la dignidad del ser humano; es su alma, el aire que respira; es magia, porque te da y te explica lo inexplicable".

Por eso, ''Los Folkloristas siempre hemos dicho que no rescatamos a la música, sino que es ella la que nos ha rescatado; le ha dado un sentido a nuestras vidas. ƑCuál es ese sentido? Ante todo una identidad de clase. Está vinculada a la historia, a los sufrimientos, al trabajo, a la manera de ser y actuar de los grandes sectores, de los que formo parte y con los cuales me identifico".

 

Pintura de voz vehemente

 

Con la escritura, la fotografía y la realización de programas radiofónicos, la pintura es una de las facetas menos conocida de la vida de René Villanueva, quien estudió en La Esmeralda y en la Academia de San Carlos, donde fue alumno de Raúl Anguiano, Benito Messeguer, Santos Balmori y Fernando Castro Pacheco.

La suya es una pintura de voz vehemente que describe su espíritu y sus preocupaciones. A últimas fechas, platica que le ha dado por reflejar el dolor y la impotencia que percibe en el mundo contemporáneo, aunque no abandona, por ello, las alusiones a la música.

Su delicado estado de salud no impide que René continúe emprendiendo proyectos, tanto en lo musicológico como en lo pictórico. En lo que se refiere al primer rubro, realiza una investigación apoyada por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y, en el segundo, trabaja en la creación de dos obras.

Este proceder es una forma de ser coherente con su pensamiento de que ''la muerte brinda una oportunidad de vida que hay que aprovechar".

No sólo deseoso, sino convencido de que logrará ser un viejo sabio, concluye: ''El trabajo sigue y la lucha también. El trabajo como parte de la lucha y la lucha como parte del trabajo".