DOMINGO 28 DE MAYO DE 2000

Ť A esa diócesis dedicó 40 años de su vida


Samuel Ruiz García abandonó definitivamente San Cristóbal

Ť Fue una despedida sencilla, en la que se le vio fuerte y tranquilo

Elio Henríquez, corresponsal, San Cristóbal de las Casas, Chis., 27 de mayo Ť Sin tristeza en su corazón -"no me han visto llorar", dijo-, el obispo emérito de San Cristóbal, Samuel Ruiz García, abandonó hoy esta ciudad de manera definitiva después de residir aquí durante más de 40 años.

"No hay tristeza ni separación sino una reubicación dentro de un trabajo que se tendrá que continuar, de manera que no me voy, se queda Chiapas a donde yo voy", comentó el prelado de 75 años de edad y originario de Irapuato, Guanajuato.

Este mediodía, después de haber recibido a numerosas personas que con tristeza, con lágrimas y parabienes querían despedirse de Samuel Ruiz, el tatic -quien vestía un traje- salió tranquilo de la curia diocesana que ocupó durante los últimos 40 años, sin que hubiera siquiera gente afuera del edificio esperando verlo desalojar su residencia, la cual se ubica a un costado de la catedral de San Cristóbal.

En el recuerdo queda ahora aquel 25 de enero de 1960, cuando fue consagrado obispo de esta diócesis, a cuya sede llegó acompañado por un nutrido grupo de católicos coletos que, en caravana, lo fue a encontrar hasta Oaxaca.

Algún símil existe ahora entre su llegada y su partida, pues más de 200 católicos-peregrinos que representan las 42 parroquias salieron hacia la ciudad de México este viernes para acompañarlo a Querétaro, su nueva residencia por voluntad propia, y en donde el lunes celebrará una misa por ese motivo.

Ultimo en abandonar el edificio -su hermana Luz María, quien lo ha acompañado durante gran parte de su estancia aquí, se fue desde el lunes pasado-, el prelado salió hoy por el garaje cargando una pequeña maleta personal y una computadora portátil. Luego abordó el vehículo de un familiar que lo llevó a Tuxtla Gutiérrez, de donde saldría por la tarde hacia la ciudad de México, después de cumplir con compromisos personales.

Por la mañana visitó a un amigo y estuvo por el rumbo del mercado público. En lo que hasta hoy fue su residencia recibió varias llamadas telefónicas. Según el sacerdote Felipe Toussaint, hasta hace unos días vicario general de la diócesis, Samuel Ruiz no mostró tristeza alguna al abandonar el edificio y se le veía fuerte.

"Nunca he sentido ni siento ahora una despedida, pues el alejamiento, las relaciones personales no están en función de los metros de distancia o los kilómetros que tengamos entre nosotros, aunque ciertamente tengo que aprender una nueva ubicación, pero dentro del mismo trabajo, dentro de la Iglesia del Señor, por la paz y evidentemente que tendré el cuidado de jamás desplazar a aquellos que tienen su trabajo concreto que desarrollar y tener que descubrir la nueva dimensión en la cual tengo que moverme", comentó en la homilía de una misa que celebró en la catedral de San Cristóbal antes de partir.

La diócesis de San Cristóbal, agregó, "se alarga a lo largo de toda la República. No me alejo de ella ni ella se aleja de nosotros, está presente con todo lo que ello implica en todas las latitudes de nuestro país".

Ruiz García permaneció los últimos tres días en esta ciudad, a donde vino para -según dijo- "recoger mis últimos tiliches", y ello dio oportunidad para que muchos católicos -e incluso algunos políticos- se le acercaran para despedirlo y que les diera la bendición.

Aunque hace dos días, al despedir a los peregrinos que viajaron a la ciudad de México y que luego irán a Querétaro a "instalarlo", anunció que el 20 de junio próximo regresará a esta zona para participar en una celebración en el municipio de Oxchuc. De manera que, comentó el tatic, "siempre que haya posibilidad y oportunidad estaremos, como decimos, vuelteando por acá".

El que no necesita vueltas, aseveró, es el corazón, porque "ahí está lo que uno quiere, no importa si a 15 centímetros, a medio metro o a algunos kilómetros de distancia, porque el corazón va por encima de todo eso y las relaciones no están en función de las distancias geográficas". De tal manera que "no me han visto llorar, porque no hay tristeza en mi corazón ni hay una separación", repitió el prelado.

Este domingo, Ruiz García y los obispos Felipe Arizmendi Esquivel, de San Cristóbal, y Felipe Aguirre Franco, de Tuxtla Gutiérrez, presidirán una misa en la Basílica de Guadalupe, en la ciudad de México.