LUNES 29 DE MAYO DE 2000
Ť Toledo declaró las elecciones "nulas e ilegítimas", ante una multitud
Fujimori casi aseguró un tercer mandato con 50.1% de votos
Ť El opositor, con 16.5 de sufragios, llamó a la desobediencia civil; violencia tras el cierre de urnas
Reuters, Afp, Ap y Dpa, Lima, 28 de mayo Ť Miles de furiosos manifestantes se enfrentaron a la policía y atacaron edificios públicos en varias ciudades de Perú, al terminar la polémica segunda vuelta de la elección presidencial en la que Alberto Fujimori pareció asegurarse un inédito tercer mandato consecutivo con 50.1 por ciento de los votos.
Su rival, Alejandro Toledo, quien se abstuvo de participar ante el temor de un fraude, y que obtendría 16.5 por ciento de los votos, declaró esta noche ante una multitud de partidarios reunidos en el centro de Lima "nulas e ilegítimas" estas elecciones, y llamó a las fuerzas armadas peruanas a que "sigan a la la patria y no a Fujimori".
Los votos nulos, en muchos de los cuales se leía "no al fraude", como había solicitado Toledo, alcanzaban 32.4 por ciento, y los blancos, 0.84 por ciento, según datos de la Oficina Nacional de Procesos Electorales, una vez escrutados 27 por ciento de los votos.
Estos resultados fueron casi coincidentes con los difundidos previamente por la firma privada CPI, que además situó la abstención en 18 por ciento. Analistas locales destacaban, por su parte, la escasa afluencia a las urnas hasta el mediodía, aunque sostuvieron que muchos finalmente cumplieron con el voto obligatorio para evitar una multa de 33 dólares.
Los analistas también destacaron que el porcentaje de votos nulos alcanzaba una cifra significativamente alta, comparada con procesos electorales anteriores.
Ante más de 80 mil personas concentradas esta noche en la Plaza San Martín, cercana al palacio presidencial, Toledo dijo: "Queremos restituir la cultura institucional de las fuerzas armadas, queremos que ellas rescaten su orgullo, por eso, amigos de las fuerzas armadas, de las que yo me siento orgulloso, les pido a ustedes 'sigan a su patria y no a Fujimori'".
El candidato opositor consideró nulo el balotaje celebrado este domingo, porque "no representa la voluntad popular" y, dirigiéndose a Fujimori, exclamó que el mandatario "es el único responsable de lo que suceda a partir de ahora".
Sin embargo, mientras algunos de los manifestantes advertían que "si no hay democracia, habrá revolución", el líder de Perú Posible aclaró que encabezará una resistencia pacífica.
"A partir de hoy ahora comienza en Perú la tercera vuelta para recuperar la democracia y contra la dictadura", anunció Toledo, a quien acompañó en el acto el general retirado Francisco Morales Bermúdez, quien de 1975 a 1980 presidió un gobierno de facto de transición a la democracia, además de varios líderes opositores.
"No pararemos, señor presidente, hasta que usted deje el Palacio de Gobierno", agregó Toledo, quien advirtió también que "es muy probable que a partir de esta noche se inicie una etapa represiva muy típica de las dictaduras, pero no le tengo miedo, señor Fujimori".
Paralelamente, un clima festivo se vivía en el populoso distrito limeño de San Martín de Porres, donde orquestas de technocumbia y bailarinas animaban un mitin oficialista, donde unas 10 mil personas finalmente se quedaron esperando en vano la llegada de Fujimori para celebrar el triunfo que le permitiría gobernar hasta el 2005.
Durante la mañana, antes de acudir a sufragar en compañía de sus hijas, el mandatario defendió el proceso electoral al considerar que "la ausencia de observadores internacionales no le quita ninguna validez. Podemos mostrarle a la comunidad internacional que aquí hay una elección con dos candidatos, que se trata de una elección libre", agregó.
A poco tiempo de iniciados los comicios, unos 200 estudiantes universitarios se reunieron en la plaza San Martín al grito de "abajo la dictadura de Fujimori" y "no al fraude", pero fueron desalojados por la policía con gases lacrimógenos. Al mismo tiempo había incidentes en otras ciudades como Arequipa, Chimbote, Piura, Huaraz y Huánuco, donde los opositores fueron dispersados también con chorros de agua.
Pero fue tras el cierre de urnas que se desató la violencia: en esta capital, la policía dispersó con gases lacrimógenos a un centenar de jóvenes que atacaron con palos y piedras la sede del Jurado Nacional de Elecciones. En Huancayo, la zona centro del país, unos 30 mil antifujimoristas salieron a las calles y destruyeron vidrieras de edificios públicos e incendiaron un sector del edificio de Telefónica de España. A la vez, en Iquitos se reportaron varios heridos, entre ellos algunos de bala, y decenas de detenidos, cuando unas 4 mil personas se manifestaron en el centro de esa ciudad amazónica contra "el fraude electoral".
Unos 14.5 millones de peruanos estaban habilitados para votar en 87 mil 700 mesas que carecieron de supervisión local e internacional tras el retiro de las misiones de observadores internacionales y locales.
Ante posibles condenas de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de Estados Unidos, el gobierno peruano se prepara a defender esta semana la legitimidad de unos comicios en los que Fujimori participó en la práctica como único candidato. La primera batalla se libraría el miércoles en la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, organismo cuya misión observadora renunció a observar la elección por estar "lejos de ser considerada libre y justa".
El gobierno parece seguro de poder resistir lo que califica de "histeria interamericana" contra Fujimori, y que pronostica no irá mas allá de las condenas o lamentaciones. "No confundamos a las ONG extremistas con gobiernos del hemisferio", dijo el virtual vicepresidente Francisco Tudela, en alusión, entre otros, al estadunidense Centro Carter y a una misión parlamentaria europea que se abstuvieron de supervisar las elecciones luego que el Jurado Nacional de Elecciones desestimó sus recomendaciones de postergar los comicios para superar las irregularidades que hubo en la primera vuelta del pasado 9 de abril.
En aquella ocasión, en la cual ninguno de los candidatos obtuvo la mayoría requerida para evitar un balotaje, Toledo había denunciado que fue vencido por escaso margen por Fujimori gracias al fraude.
El Cholo contra el Chino
Toledo afronta ahora el desafío de demostrar en las próximas semanas que su estrategia de abstenerse en la segunda vuelta fue un acierto. La apuesta de este economista de 54 años y ex funcionario del Banco Mundial, que irrumpió en el primer plano de la política peruana con un discurso populista, es encabezar una campaña de desobediencia civil al casi seguro tercer gobierno consecutivo de Fujimori.
Pero el Cholo, cuya infancia de pobreza y origen indio han logrado que muchos peruanos se identifiquen con él, tiene un enemigo difícil de vencer. El actual mandatario, un ingeniero hijo de inmigrantes japoneses que también hizo una sorpresiva aparición en la política local en 1990, ha hecho de la inflexibilidad y la disciplina un estilo. Una muestra fue su autogolpe del 5 de abril de 1992, cuando con el apoyo de las fuerzas armadas clausuró el Congreso e intervino el Poder Judicial. Sin embargo, ahora la situación ha cambiado: los índices de popularidad del Chino han caído estrepitosamente, y parece tener a la mitad del país en contra.