MARTES 30 DE MAYO DE 2000

 


* Héctor Tamayo *

El ascenso de la insignificancia

Después de lo ocurrido el martes 23 de mayo era previsible que el debate del viernes pasado resultara anticlimático. Si los debates políticos en todo el mundo resultan no sólo bastante aburridos, sino carentes de profundidad, Ƒqué puede esperarse de las prácticas de la muy incipiente democracia mexicana?

Paradójicamente, lo novedoso, ameno y espontáneo provino de nuestro atraso político: ante la ausencia de una reglamentación en torno al debate obligado que los aspirantes a la máxima representación del país deberían ofrecer a los ciudadanos, es posible que hoy cualquier supuesto candidato puntero pueda bloquear o eludir confrontaciones en los medios, recurriendo a las maniobras y los recursos más primitivos. Debemos al indudable oficio político de Cuauhtémoc Cárdenas la exhibición no programada de las baratas maniobras del señor Fox y el más divertido e interesante acto político televisivo jamás transmitido en México. Me refiero obviamente al histórico martes 23 de mayo.

Cornelius Castoriadis en 1993, pocos años antes de morir, ofreció a Radio Plurielle una memorable entrevista que más tarde sería publicada en La République Internationale des Lettres con el sugerente título "El ascenso de la insignificancia". En ese texto señalaba lo siguiente: "Lo que en la televisión americana recibe el nombre de attention span, la duración útil de la atención de un espectador, era de diez minutos hace algunos años, para caer gradualmente a cinco minutos, a un minuto y hoy a diez segundos. El spot televisivo de diez segundos es considerado como el medio más eficaz; se le utiliza en las campañas presidenciales y es totalmente comprensible que estos spots no contengan nada aparte de insinuaciones difamatorias. Al parecer, es lo único que el espectador es capaz de asimilar. Esto es verdadero y falso a la vez".

Aparentemente, quien mejor puede utilizar los medios es aquel que se adapta sin reservas al short attention span. Y a quien peor le va es a aquel que pretende explicar realidades, formular proyectos, debatir ideas, etcétera. Pero, como bien lo dice Castoriadis, "esto es verdadero y es falso a la vez". Y agrega: "La humanidad no ha degenerado biológicamente, la gente todavía es capaz de prestar atención a un discurso argumentado y relativamente extenso; pero también es verdad que el sistema de los mass-media 'educan' ųes decir, deforman sistemáticamenteų a la gente de modo que ésta ya no puede interesarse por algo que dura más de unos segundos o a lo sumo unos minutos".

La decisión de Cuauhtémoc Cárdenas de mostrarse tal cual es procurar una explicación coherente de la realidad y un mensaje que respete sus principios, puede no resultar tan contraproducente como algunos suponen. Fue el único, el viernes pasado, en plantear sin reservas algunos de los problemas fundamentales del país y ofrecer soluciones claras para resolverlos: 1) El compromiso de respetar los acuerdos de San Andrés, como base para negociar seriamente la paz en Chiapas. 2) La libertad de los presos políticos universitarios como la clave para resolver el conflicto universitario y el compromiso de respetar la educación pública gratuita, y 3) El Fobaproa como el fraude mayor contra el pueblo de México en este siglo, como una medida para salvar a los "financieros corruptos, banqueros ineficientes y a los amigos de aquellos que detentan el poder".

Francisco Labastida ni siquiera aludió los primeros dos puntos mencionados por Cárdenas, aun cuando siendo secretario de Gobernación se profundizó la llamada guerra de baja intensidad en Chiapas, se asfixió y liquidó a la Conai y a la Cocopa, se fortalecieron y se duplicaron los grupos paramilitares y se cerró el cerco militar contra el EZLN. En cuanto a la UNAM, fue uno de los "amigos de Labastida", el señor Francisco Barnés, quien con el apoyo de Ernesto Zedillo y del ex secretario de Gobernación, detonó el conflicto universitario con la absurda y arbitraria medida de elevar las cuotas en la universidad. El objetivo, entre otros, era promover el voto del miedo y cargarle al PRD la responsabilidad del conflicto.

En cuanto a Vicente Fox, nadie podrá olvidar la frase "me la ganaste, Cuauhtémoc", así como tampoco el demagógico desplante de entregar las llaves de las listas del Fobaproa a Ricardo Rocha, sabiendo que en el mejor de los casos estas listas serán publicadas después del 2 de julio. El PRD ofreció sus llaves desde el primer momento. ƑPor qué el PAN no hizo otro tanto desde el año pasado, cuando o bien hubiera quedado evidenciado el PRI como el único partido opuesto a la publicación de las referidas listas o bien conoceríamos ya los nombres y apellidos de los defraudadores, algunos de los cuales quizá lleguen a gobernarnos?

Finalmente, existen dos tipos de promotores del "voto útil". Unos le piden a Cárdenas que decline a favor de Labastida para cerrarle el paso a la derecha; otros demandan la declinación de Fox para lograr la alternancia. Frente a semejantes simplonerías, habría que señalar que si algo quedó claro en el debate es que existen tres proyectos, dos de los cuales coinciden en lo esencial: su fidelidad a las políticas neoliberales.

El único voto útil para quienes se oponen a estas políticas es el voto perredista. Si Cárdenas no llegara a la Presidencia, nada más útil y conveniente para el país que el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la ciudad de México y una fuerte presencia perredista en el Congreso, único contrapeso real, nada desdeñable, para cualesquiera de los profetas de la religión neoliberal que llegara a gobernarnos.