VIERNES 2 DE JUNIO DE 2000
* La CNBV ha documentado créditos irregulares
Financió Serfin la frustrada incursión en telefonía cubana
* Los Sada recibieron millones de dólares sin dar garantías
Emilio Lomas M., Roberto González Amador y Antonio Castellanos * Anunciada con bombo y platillo hacia finales del sexenio salinista, la incursión de una empresa mexicana, Domos Internacional, en la prestación de servicios de telefonía en Cuba, se realizó en parte financiada con recursos prestados por Serfin, que significaron un quebranto.
Tanto en Serfin, antes de que fuera intervenido por el gobierno, como en Domos, fueron accionistas Javier Garza Sepúlveda y Javier Garza Calderón, a quienes la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) señalan haber recibido créditos de aquella intermediaria de manera irregular.
Estas operaciones son claro ejemplo de los autopréstamos y los créditos relacionados que, al repetirse en todo el sistema bancario, elevaron el costo del saneamiento a una cifra que, al cierre de este año, llegará a 742 mil millones de pesos.
Documentos de la CNBV señalan que Javier Garza Sepúlveda obtuvo de Banca Serfin un crédito sin garantías el 9 de diciembre de 1994 por 100 millones de dólares. El crédito se destinó al apoyo de Javier Garza Calderón y su Grupo Domos Internacional para la adquisición de 49 por ciento de la empresa de Telecomunicaciones de Cuba, según la CNBV.
Señalan que el 9 de marzo de 1995, ya en plena crisis, Garza Sepúlveda liquidó 23.4 millones de dólares, mediante pago efectuado con recursos que Javier Garza Calderón, hijo del acreditado, obtuvo en préstamo de Banca Confía. El saldo remanente de la operación se renovó 11 veces.
El 25 de febrero de 1997, detalla la CNBV, se llevó a cabo una restructuración del crédito por 47.2 millones de dólares, y se realizó una cancelación de adeudos por 60 mil dólares que comprendía la sobretasa moratoria. En esa ocasión se pagaron en efectivo 11 millones de dólares provenientes de la empresa denominada Delbar Holding Co. N.V./ Curacao, Netherland Antilles, de la que se carece de información.
Posteriormente, el 10 de junio de 1998 se efectuó una liquidación por 32.7 millones de dólares, mediante transferencia que proviene de Delbar Holding Co., con lo que quedó un saldo por 4.2 millones de dólares que se documentó mediante pagaré con vencimiento al 7 de julio de 1998.
La CNBV establece que Javier Garza Calderón recibió un crédito originado por la sustitución de adeudos provenientes de intereses generados y no pagados por 1.5 millones de dólares, del crédito otorgado a Javier Garza Sepúlveda. Este crédito fue liquidado en julio de 1998, mediante sustitución de deudor que se llevó a cabo en la reestructura de Corporación Trasnacional de Inversiones (Cotisa).
Los financiamientos otorgados a Cotisa tuvieron como destino absorber riesgos por 33 millones de pesos que en exceso del límite legal presentaba Garza Sepúlveda, además de cubrir intereses. Cotisa actuó como deudor sustituto, toda vez que absorbió los riesgos de Javier Garza Calderón por concepto de 1.5 millones de dólares de capital e intereses por 1.3 millones de pesos.
Desde el origen, asegura la CNBV, han capitalizado intereses sin que la empresa liquide algo. Establece que en estas operaciones los acreditados y el banco incurrieron en posibles irregularidades como: complacencia en el otorgamiento y recuperación de créditos concedidos a consejeros y accionistas, dado que no aplicaron medidas efectivas de cobro. Además hubo ocultamiento de cartera vencida al traspasar los intereses moratorios a otros acreditados mediante un supuesto nuevo crédito.
La CNBV señala que hubo créditos otorgados en exceso de límites legales e instrumentación de otro préstamo para cubrir la diferencia. También considera que otra irregularidad fue solicitar préstamos en otras entidades financieras para pagar a Serfin. Pese a todo lo anterior, nunca se ejerció acción legal.