VIERNES 2 DE JUNIO DE 2000
El interregno
* Luis Javier Garrido *
El escenario político de 2000 fue cuidadosamente preparado por Carlos Salinas y Ernesto Zedillo para garantizar la permanencia de los tecnócratas salinistas en el poder: trabajaron con cuidado a los partidos, pero con lo único que no contaron fue con la sociedad, que parece empeñada en reivindicar sus derechos al margen de éstos.
1. La clave del éxito de la reconversión del "sistema" político mexicano, de la refuncionalización de sus aparatos de control y de que como consecuencia de todo ello el grupo de tecnócratas salinistas siga gobernando a México, ha sido haberle abierto espacios de poder a los partidos de oposición. Los neopriístas han podido seguirse imponiendo a la sociedad al haber aceptado que los representantes del PAN y PRD puedan ocupar cargos cada vez más importantes en la administración pública, lo que les ha permitido aislarlos de los intereses de la sociedad y llevarlos a convertirse en excelentes defensores de las políticas neoliberales y en los mejores bastiones frente a los movimientos populares.
2. La mayor paradoja de la campaña electoral de 2000 no la constituye el que en las plataformas electorales del PAN y PRD no se propongan un programa de desmantelamiento del sistema de Partido de Estado o que a lo largo de su recorrido por el país sus candidatos no hayan definido programas de defensa del voto o de resistencia civil para después del 2 de julio, sino en una circunstancia significativa de lo que acontece en la sociedad política. Lo mismo en el PAN que en el PRD existen amplios sectores que están de acuerdo con las políticas económicas y sociales del régimen; que han estado de acuerdo en que el gobierno no cumpla los acuerdos de San Andrés, como en la privatización de la UNAM o en la represión a los maestros y a otros movimientos sociales; y, lo que es más grave, es que estarían dispuestos ya, desde ahora, a avalar "el triunfo" de Labastida, independientemente de lo que acontezca en el proceso electoral.
3. La paradoja está en que los partidos de oposición se parecen cada vez más al PRI, aunque pretendan lo contrario porque no es eso lo que quiere la sociedad.
4. El viejo sistema político está ahí reconvirtiéndose, y sin embargo ya ni los partidos de oposición parecen verlo, y en su doble discurso pretenden que cuando lleguen al poder todo va a cambiar. En tanto, para asegurar "el triunfo" de su candidato, el PRI sigue corrompiendo a la gente y dilapidando los recursos públicos con propósitos electorales mientras Labastida continúa disponiendo del respaldo de la infraestructura oficial, todo lo cual sigue siendo minimizado por la prensa.
5. En una mesa redonda sobre los medios organizada en la emisión Séptimo Día de Canal 40 (27 de mayo), los periodistas invitados reconocieron que los medios mentían, dibujaron un panorama sombrío para el último mes de la campaña y aceptaron que recibían todo tipo de presiones. Y tras de que todos dejaron entrever en sus ejemplos la magnitud del problema, Ciro Gómez Leyva señaló que uno de los mayores escollos a la libertad de información que habían tenido que enfrentar durante el último año eran las presiones continuas de Rectoría de la UNAM.
6. La propaganda oficial pretende que el régimen se ha "modernizado", pero en los hechos es cada vez más anacrónico, pues sigue siendo de una absoluta irresponsabilidad, como se ve frente a los grandes problemas. A los estudiantes del CGH no se les quiso ver ni oír durante varios meses, pero luego de que fracasara el uso de la fuerza policiaco-militar para obtener un consenso, se les envió para dialogar a una delegación que a veces asumía representar al rector o al Consejo Universitario, y otras a la PGR o a algún juez, pero que a fin de cuentas decía no tener atribuciones para nada. Y a los maestros disidentes, en el colmo del cinismo, se les dice en la ciudad de México que su problema no es de índole federal (aunque todo mundo sabe que sí lo es) y en sus respectivas entidades se les informa que ahí no lo pueden resolver porque sólo la Federación tiene facultades y recursos para ello.
7. El interregno ha sido en la política mexicana el periodo que va desde el destape del candidato del PRI hasta la toma de posesión del nuevo presidente, esos meses durante los cuales no hay un responsable de las políticas oficiales, y el de 2000 está siendo muy significativo pues, para recordarnos que las cosas en el fondo no han cambiado, Zedillo manda a decir ahora que él ya no está a cargo de todo cuanto decide el gobierno. "El traslado del poder del Presidente al candidato se dio mucho antes y de forma más clara que en otras ocasiones", afirmó su ex vocero Fernando Lerdo de Tejada (Milenio Diario, 31 de mayo) con la clara intención de recordar que Zedillo es responsable sólo cuando le conviene y que cualquier conflicto social grave --como el de Chiapas, el de los maestros o el de la UNAM--, y aun el manejo de la elección presidencial, estarían siendo desde hace meses responsabilidad de Labastida.
8. El esquema de Zedillo es muy cómodo, pero es el mismo de siempre, y se sustenta en el principio de que en México los presidentes de la República son siempre irresponsables. Zedillo se negó a cumplir los acuerdos de San Andrés, ordenó la privatización de la UNAM y se ha empecinado caprichosamente en negarse a tratar con los maestros de la CNTE, y pretende sin embargo que no tiene nada que ver con esas políticas, que según él están determinadas por la ley. Ha sido el principal artífice de los oscuros arreglos con Salinas que por medio de un sistema electoral corrupto y fraudulento pretenden llevar a la silla presidencial a Labastida, el hombre de confianza del salinismo, pero él pretende que nada tiene que ver con ello y que México ya es una democracia.
9. Los saldos de la irresponsabilidad y de la corrupción son muy claros y representan un alto costo social que los mexicanos ya no están dispuestos a seguir pagando para esperar otros seis años a que los candidatos entiendan el sentir popular.
10. El interregno de 2000 es también el de las movilizaciones sociales, que señalan el camino del cambio que la "clase política", que sólo busca cumplirle al Banco Mundial, no ha podido entender. *