VIERNES 2 DE JUNIO DE 2000

Las elecciones y el poder

* Horacio Labastida *

Entre los individuos y los partidos existe hoy una importante coincidencia al evaluar el significado y la trascendencia de los próximos comicios del 2 de julio. La pregunta es unánime: Ƒqué es lo que supuestamente los ciudadanos con su voto buscarán resolver al acudir a las urnas? Hay desde luego una respuesta simplista: lo que se busca es elegir a los titulares de los órganos del gobierno --presidente de la República, jefe del DF, miembros de las legislaturas, etcétera--, pero tal respuesta, precisamente por simple, nada dice si no se ahonda en lo que connota llevar a un candidato a los puntos clave del aparato gubernamental. Por esto la segunda respuesta es más cabal y conclusiva. Elevar a un hombre al cargo de autoridad significa dotarlo de la capacidad de poner en marcha el poder del Estado, y esto es precisamente lo que hoy nos interesa, singularmente después de los debates en que han participado los actuales presidenciables, incluido por supuesto el celebrado entre los aspirantes al mando ejecutivo de la capital, puesto que la protesta pública es en sí misma tan compleja e importante que su práctica forja los cauces por los que marcha la sociedad. Vale entonces preguntar, Ƒqué es el poder?

Las definiciones de poder abundan. En un más o menos reciente libro titulado Power (New York University Press, 1986), Steven Lukes transcribe las propuestas que hacen alrededor de trece sociólogos y politólogos, entre ellos Bertrand Russell, Max Weber, Hannah Arendt, Michel Foucault y Raymond Aron, saltando por sus indudables aciertos los puntos de vista del citado Weber y los que Nicos Poulantzas formuló en su estudio sobre la relación del poder político y las clases sociales. La concepción weberiana es muy conocida entre nosotros desde que Fondo de Cultura Económica imprimió el monumental estudio Economía y sociedad, hace no pocos lustros, en cuyo texto Weber dice en términos transparentes que el poder es "la probabilidad de que un actor en una relación social se encuentre en posición de ejecutar su propia voluntad, a pesar de las resistencias que se ofrezcan y sin importar las bases en que tal probabilidad descanse", doctrina que podría traducirse de esta manera: el poder es el poder imponer algo sobre los demás, aunque tal capacidad impositiva sólo expresa su verdadero contenido cuando con Poulantzas se afirma que en verdad el poder es el camino por el cual un sistema afecta las relaciones prácticas en que se encuentran las clases en conflicto o, de otra manera, es "la capacidad de una clase para realizar sus intereses específicos", y en esta idea hállanse las contradicciones que existen entre los intereses clasistas. Aclarado lo anterior podría con facilidad aseverarse que el poder es la aptitud en que se encuentra una clase social para imponer en la sociedad sus propios intereses por sobre los intereses de las otras clases, sin que esto suponga necesariamente la destrucción de éstas por aquéllas: en el momento en que la burguesía derrotó a las antiguas aristocracias hizo posible que los súbditos se convirtieran en ciudadanos y los siervos en obreros, impeliendo hacia adelante a grupos que posteriormente han sido expoliados.

Las anteriores reflexiones aclaran, repetimos, la trascendencia del próximo 2 de julio. Con votos libres y votos aclientelados o con la mezcla de unos y otros, elegiremos, ya se dijo, a los titulares de nuestro aparato político federal, o sea, a las personas que se sentarán en la silla presidencial o en las curules legislativas, sin hacer a un lado el lugar que es propio del DF, y estas gentes serán quienes ejerzan el poder en función de los intereses económicos, sociales y políticos, de los cuales son personeros, y por esto su metamorfosis en autoridades los vincula con las soluciones que se den en el próximo sexenio a los grandes problemas nacionales. ƑCuáles serían estas soluciones? Fox propone convertir a México en una república de changarros. Labastida es más prudente al sugerir un cambio de la economía neoliberal que ha propiciado el priísmo en una economía orientada al bienestar de las personas y las familias. Y Cárdenas ofrece crear condiciones que hagan posible el cumplimiento de los grandes principios que inspiraron la Constitución de 1917.

Obvio es que lo dicho antes tiene el propósito de instar la reflexión ciudadana y el sentido del sufragio, Ƒo no? *