LUNES 5 DE JUNIO DE 2000

* CIUDAD PERDIDA

* Miguel Angel Velázquez *

* Fox: miedo y cinismo como armas
* El faxcismo con botas ya descalifica

Frente a la vertiginosa caída de Vicente Fox después de su martes negro hay grupos importantes y personas, y yo me cuento entre ellas, que empiezan a pensar en crear una página web para acumular las ideas de los "Enemigos de Fox".

Hoy por hoy, el candidato de Carlos Salinas, el panista Fox, empieza a hacer uso del miedo y el cinismo como armas de lucha política, cosa no prohibida en una competencia tan seria como la del próximo 2 de julio.

Ya vimos a un Fox, lerdo y testarudo, sin discurso escrito y sin instrucciones previas, naufragar en su propia intransigencia y después, ya con la ayuda de sus mánagers, tratar de "sacar la pata" con el arma del cinismo.

Por eso la terquedad aquella del "hoy, hoy, hoy" la han convertido en lema en mítines y reuniones, donde la gente es impulsada por los "animadores" a gritar, sin reflexión alguna, el adverbio de tiempo avalando, de esa manera, la intolerancia como forma de gobierno.

Pero no nada más ahora, como ya lo hizo Salinas alguna vez, empieza la campaña del miedo. Ahora que saben que sí pueden perder tratan de hablar de fraude para trampear los resultados, para conseguir inocular en la población el virus de la desconfianza, del miedo.

Y ahora el faxcismo con botas intenta descalificar la elección, es decir, a los electores. Y no es nuevo, es parte de ese faxcismo creado desde la desesperación de la gente y en los gabinetes de los publicistas que desde hace buen tiempo menosprecian la inteligencia y el saber de quienes emitirán su voto.

Por eso Fox dice que ya ganó, porque no le importaba, cuando menos hasta hace una semana, cual sería el resultado. Al parecer él ya había ganado, pero ahora tiene en el escenario la derrota.

Entonces la creación de esa página web de los "Enemigos de Fox" o del faxcismo que pregona adquiere un sentido de importancia: desde allí se podrá mostrar, así, sólo como muestra, qué tanta gente pudiera estar fuera del ideario de la intransigencia.

Pero no será fácil, se deberá responder a un cuestionario simple pero profundo para acceder a esa identificación.

Así, para abrir la página, deberá responderse a un perfil diferente al del faxcismo.

1. No ser mentiroso.

2. Saber algo de la historia de México (cuando menos tener en mente la fecha de la expropiación petrolera).

3. Estar en contra de la intransigencia.

4. Entender el conflicto de Chiapas con toda profundidad para no creer que es posible solucionarlo en 15 minutos.

5. No creer en el camaleón como un animal político.

6. Aborrecer el neoliberalismo.

Algo así podría contener el cuestionario para acceder a esa página que tal vez pronto, muy pronto, salga a la luz.

De cualquier forma, las cosas empiezan a ubicarse en su propia realidad y por ello las campañas del miedo podrán tener algunos efectos entre quienes, débiles en su análisis y desesperados por su horizonte, pretenden hacer la cambio por el cambio mismo.

Y allí, en esa idea, puede radicar el error porque la oferta de Fox es, sin lugar a dudas, la misma oferta del salinismo, ahora mucho más sólido que nunca.

Muy pronto habremos de saber de dónde vienen los apoyos políticos de Fox, quiénes o quién esta detrás de esas propuestas tan cercanas al discurso de hace algunos años y entonces, entonces tal vez, sea muy tarde para reflexionar.

En el DF

En muchos ámbitos de la política de la ciudad, y me refiero a unos y otros, de todos colores, se habla del triunfo de Andrés Manuel López Obrador de manera aplastante.

Y de ello deriva el comentario. Si en verdad López Obrador gana con los muy altos porcentajes que exhiben algunas encuestas, el PRD estará en verdaderos problemas.

Entre otras cosas se habla de los cuadros perredistas que podrían llegar, por ejemplo, a la Asamblea Legislativa. Un triunfo arrollador metería en los sillones de esa representación a mucha gente que si bien ha ganado un lugar en las listas, también lo es que no se pensó en ellos como triunfadores y no están preparados para el ejercicio de esa responsabilidad.

En fin, en todas partes se cuecen habas, ojalá y no se quemen.