LUNES 5 DE JUNIO DE 2000
* Putin y Clinton no lograron superar diferencias en la Cumbre de los Misiles
"Vagos compromisos", tras dos días de diálogo entre Rusia y EU
* Washington, por un escudo nuclear propio; se alteraría la paridad pactada, dice Moscú
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 4 de junio * Tras un total de casi nueve horas de conversaciones en esta capital, el presidente ruso, Vladimir Putin, y su colega estadunidense, Bill Clinton, no lograron superar las serias diferencias que mantienen respecto de la intención de Washington de crear un escudo nuclear propio, el cual según Moscú alteraría la paridad establecida por el Tratado de Defensa Antimisiles, suscrito en 1972 y conocido por sus siglas en inglés como ABM.
Al cabo de dos días de intensas negociaciones, a solas los presidentes y con sus respectivos equipos de ministros y asesores, la llamada Cumbre de los Misiles concluyó con un vago compromiso de "resolver juntos los problemas", aunque el propio Clinton aclaró que "sólo falta acordar cómo vamos a hacerlo".
Difícil tarea para un presidente, el estadunidense, que ya está a medio año de terminar su mandato y para otro, el ruso, que apenas comienza su gestión. Este hecho marcó, sin duda, las conversaciones en el que fue el primer encuentro de ambos mandatarios, que no obstante expresaron el deseo de volverse a reunir en por lo menos tres ocasiones más, al coincidir en foros multilaterales.
En definitiva, Estados Unidos rechazó la irreal propuesta de Putin de construir un sistema compartido de defensa antimisiles y Rusia, por su parte, reiteró su oposición a que el ABM sea modificado de modo unilateral.
Ante las versiones que se empeñan en hacer creer que Rusia habría cambiado su actitud hacia el ABM, el subsecretario de Estado estadunidense, Strobe Talbott, tuvo que admitir que "el presidente Putin declaró al presidente Clinton de forma totalmente clara que Rusia sigue en contra de cualquier modificación del tratado ABM para permitir un despliegue del sistema nacional de defensa antimisiles y cree que tal sistema pondría en peligro la estabilidad estratégica rusa y provocaría una nueva carrera armamentista".
De alguna manera, en su conferencia de prensa conjunta, los presidentes de Rusia y Estados Unidos trataron de salvar la cara al infundir optimismo acerca de futuros entendimientos.
Para Putin "esta Cumbre demostró la posibilidad no sólo de hablar, sino de llegar a decisiones conjuntas en puntos de divergencia", si bien por ahora ello se concretó en tan sólo dos acuerdos.
Desempolvan viejo proyecto
Rusia y Estados Unidos desempolvaron el viejo proyecto de instalar en Moscú un centro conjunto de alerta inmediata sobre lanzamientos de misiles ųaccidentales, de ensayo o para colocar satélites espacialesų, que empezará a funcionar dentro de un año. El propósito es evitar confusiones, dado que a más tardar un minuto después de realizado cualquier lanzamiento la otra parte sería notificada.
También anunciaron que próximamente se firmará un memorándum para destruir 34 toneladas de plutonio de uso militar, cada uno, cantidad que sería suficiente para crear 7 mil ojivas nucleares. El plutonio ruso sería reconvertido para emplearse en centrales atómicas y el estadunidense parcialmente sería utilizado en reactores y el resto enterrado en contenedores especiales.
El programa está pensado para los próximos 20 años y tendrá un costo de 5 mil 750 millones de dólares; Estados Unidos asume 4 mil millones y Rusia mil 750 millones. Falta superar un escollo: trascendió que en la siguiente Cumbre del G-8, prevista para julio en Okinawa, Japón, Rusia solicitará a las naciones más industrializadas del mundo que contribuyan en especie para poder reunir la parte que le corresponde.
En lo que ambos países reconocen de palabra como la piedra angular del desarme, el tratado ABM, la búsqueda de bases comunes de entendimiento no pasa de ser todavía una voluntad proclamada.
Esto quedó de manifiesto en la disposición de Putin y Clinton a continuar el diálogo para "ulteriores reducciones de fuerzas estratégicas dentro del futuro START-III y sobre el tema ABM", que está contenida en la declaración conjunta sobre estabilidad estratégica, suscrita por los presidentes, y que deja un amplio margen para las interpretaciones.
En la práctica, Rusia por carencias de orden económico insiste en que el techo permitido por el futuro acuerdo sea de mil 500 ojivas nucleares, mientras Estados Unidos no cede en su tesis de que reducir los arsenales nucleares a ese nivel implica un cambio de planes estratégicos y la necesidad de protegerse de nuevas amenazas reales con un renovado sistema de defensa antimisiles.
Por nuevas amenazas reales, entienden ambos países, conforme a dicha declaración conjunta, el surgimiento de países con capacidad de producir misiles y armas nucleares. El documento no menciona a ninguno, pero entre éstos, la prensa estadunidense identifica con el arrogante calificativo de rogue states o Estados delincuentes a Corea del Norte, Irak, Irán y Libia, principalmente.
El desarme nuclear ha entrado en una suerte de círculo vicioso, detrás del cual emerge la sombra de poderosísimos intereses económicos que promueven en Estados Unidos la creación del controvertido escudo nuclear, que tan sólo en su etapa inicial representaría un gasto de 60 mil millones de dólares.
Los presidentes discutieron, asimismo, una amplia agenda que incluyó el espinoso tema de la guerra de Chechenia, "otro de los asuntos en el que estamos en desacuerdo", según Clinton.
"Creo que una línea de actuación que produce tantas bajas civiles no puede tener éxito sin un arreglo político", subrayó el presidente estadunidense en un programa de la emisora Ejo Moskvy, en el que contestó a las preguntas de los oyentes.
La participación de Clinton en dicho programa no deja de tener simbolismo, por cuanto la emisora pertenece al consorcio Media-Most, que en fecha reciente fue tomado por asalto por los servicios secretos rusos en un pretendido cateo, considerado hace poco como ilegal por una Corte de Moscú.
A cambio, Clinton se esforzó en elogiar lo que no dudó en llamar transición democrática y reformas económicas para el resurgimiento de Rusia, subrayando de nuevo la necesidad de que este país se incorpore de manera "integral y definitiva" al concierto internacional.
Poco antes de partir hacia Kiev, la capital de Ucrania, Clinton realizará este lunes una visita al ex presidente Boris Yeltsin y hablará ante los miembros del Parlamento ruso. Tras despedirse de Clinton en el Kremlin, en breve ceremonia protocolaria, Putin viajará a Italia.