JUEVES 8 DE JUNIO DE 2000

* Niega que por su política económica haya grietas en la coalición oficial


Deja abierta Fernando de la Rúa la posibilidad de nuevos ajustes

* Tiene puntos comunes con México, afirma * Rechaza el alineamiento automático con Washington

Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 7 de junio * El presidente argentino, Fernando de la Rúa, dejó hoy abierta la puerta a eventuales nuevos ajustes al afirmar que nadie puede decir "de esta agua no beberás", e insistir en que si su gobierno no hubiera decidido el severo corte de gasto público de la semana pasada, ahora no se estaría hablando de la magnitud del ajuste sino de la gravedad de la situación nacional.

Y pese a la pronosticada adhesión a la huelga nacional convocada para el viernes por todas las centrales sindicales contra el ajuste, incluso por una hasta hace poco ligada a la coalición gobernante, el mandatario minimizó la protesta.

También negó que haya fracturas en la Alianza oficialista, aunque son visibles los crujidos en la misma, como por ejemplo las solicitudes de varios funcionarios para que renuncie el jefe de los Servicios de Informaciones del Estado, el banquero Fernando de Santibañes, quien insistía públicamente en que debía ajustarse aún más.

Santibañes, muy cercano a De la Rúa, está en sintonía con el Fondo Monetario Internacional (FMI): Teresa Ter Minassian, que encabeza la misión de auditoría del organismo, reclamó un mayor ajuste del gasto público para que el gobierno cumpla con las metas fiscales.

La misión, en cambio, no respondió a una invitación de autoridades municipales de visitar las villas miserias de esta capital, ni al pedido de la Iglesia católica de aliviar el peso de una deuda que consume 25 millones de dólares diarios sólo en intereses.

El severo plan anunciado la semana pasada incluye una reducción del gasto público por unos mil millones de dólares, con una disminución salarial de los burócratas y la eliminación o fusión de empresas públicas.

Y este ajuste no es el primero, sino que se suma a otros anteriores del gobierno de la socialdemócrata Alianza, que asumió en diciembre pasado y heredó un déficit fiscal récord de 10 mil millones de dólares y una grave situación social

De la Rúa, acompañado por el ministro de Economía, José Luis Machinea, se reunió esta tarde con representantes de la prensa de México y Estados Unidos, antes de emprender viaje a este último país, donde abordará algunos temas ríspidos como el de los "cielos abiertos", cuya aplicación suspendió el gobierno a poco de asumir en diciembre, y el de la ley de patentes.

En este sentido, dijo que las relaciones con Washington "no son de alineamiento automático, pero tampoco de desalineamiento automático", y sobre México aseguró: "Tenemos puntos (comunes) donde esperamos poder avanzar más, aunque en este momento es difícil porque están en plena campaña electoral. Conozco a los dos principales candidatos y conozco bien a Cuauhtémoc Cárdenas. Estoy seguro que con México vamos a hacer juntos varias cosas".

Sobre la gestión de gobierno, reconoció que la tarea más difícil ha sido combatir el déficit fiscal que heredó del peronista Carlos Menem, pero consideró que sólo una pequeña parte de la población se verá afectada por la reducción de los salarios.

Machinea lo auxilió al precisar que de 12 millones de personas que trabajan, sólo entre 130 mil y 140 mil sufrirán la reducción, pero no mencionó el efecto sobre las familias de estos empleados, lo que eleva considerablemente la cifra.

De la Rúa --de la centrista Unión Cívica Radical, una de las fuerzas que componen la Alianza junto con el centroizquierdista Frente País Solidario-- atribuyó la huelga del viernes, la segunda contra su gobierno, al enojo sindical por la pérdida del monopolio sobre las llamadas obras sociales, que brindan asistencia médica a los agremiados, y no a las medidas de austeridad.

La entrevista con los corresponsales extranjeros se realizó mientras se cumplían, por segundo día consecutivo, paros bancarios parciales, y los burócratas se encontraban en estado de alerta ante el ajuste.

Aunque el gobierno pronostica que Argentina va a salir de la dificultades, los analistas locales son escépticos con respecto al resultado de este nuevo recorte, exigido por el FMI, y consideran que no sólo no se reactivará la economía, sino que también ampliará la recesión actual.

Consultado sobre el hecho de que las grandes compañías de servicios privatizadas están exentas de impuestos, justificó esta situación al considerar que se trasladan a la población por la vía de la facturación.

Aunque en las últimas horas se conocieron algunos documentos oficiales reservados que mencionan el vaciamiento de la ex paraestatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales por la española Repsol, que la adquirió bajo el gobierno de Menem, el presidente negó haber visto ese caso, "pero sí cuestionábamos las formas de privatizaciones porque llevaron las tarifas muy altas".

Machinea, por su parte, se refirió al debate sobre la dolarización, y consideró que no es necesaria porque "los argentinos tienen la posibilidad de hacer transacciones en dólares, y si hay una situación de emergencia y escasa confianza la economía se dolariza automáticamente".

"Hay un compromiso muy grande con la convertibilidad" (que ata a cada peso con un dólar en las reservas), pero "las opciones están abiertas", reconoció el ministro.