JUEVES 8 DE JUNIO DE 2000
* Silvia Gómez-Tagle* *
Los swings en el Distrito Federal
No se trata de un baile, sino del nombre que dan los politólogos de habla inglesa a cambios bruscos en las orientaciones políticas de los ciudadanos. Eso es lo que se ha observado en el Distrito Federal: en 1988 votaron masivamente a favor de Cuauhtémoc Cárdenas; en 1991 y 1994 los resultados favorecieron al PRI en casi toda la entidad íntegramente priísta y en 1997 de nuevo cardenista en su totalidad.
Pero la ciudad no es homogénea, hay delegaciones con historias, características socioeconómicas y políticas diferentes, zonas de la vieja ciudad colonial, de la ciudad de las primeras etapas de expansión urbana como la colonia Hipódromo o la Polanco y zonas de reciente urbanización como Iztapalapa.
Esas diferencias marcan tendencias duraderas en la identificación de la gente con los partidos políticos, de tal suerte que cuando se elige un partido distinto al PRI, hay una "predisposición" a votar por el PAN o a votar PRD, que son las fuerzas de oposición más significativas. Aún en la elección presidencial de 1988, en tres delegaciones el PAN ganó la mayoría: Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc y Benito Juárez. Por su parte Cárdenas obtuvo una votación más alta en Tlalpan, Xochimilco y Tláhuac, alrededor de 60 por ciento.(1)
En 1991, a pesar del triunfo priísta en toda la ciudad, el PAN conservó una influencia importante en la delegación Benito Juárez y el PRD concentró sus votos en Tláhuac y Milpa Alta, alrededor de 14 por ciento. En la elección presidencial de 1994, otra vez el PRI obtuvo la mayoría de los votos en todas las delegaciones, pero con porcentajes más bajos que en 1991. En la presidencial, el PAN se colocó como segunda fuerza en todas las delegaciones, pero su votación más alta fue la de las delegaciones: Benito Juárez, Alvaro Obregón, Miguel Hidalgo, Azcapotzalco, Gustavo A. Madero y Venustiano Carranza (alrededor de 29 por ciento).
Como ya se dijo, las elecciones de 1997 marcaron un nuevo viraje electoral, pero la distribución territorial de los votos fue similar a otros años, en Iztapalapa, Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta en la elección para jefe de gobierno Cárdenas alcanzó alrededor de 54 por ciento. En todas las demás delegaciones alrededor de 45 por ciento y el PRI se colocó en segundo lugar con una votación de alrededor de 23 por ciento. Pero el PAN conservó una fuerza importante en la Benito Juárez y en Miguel Hidalgo (28 por ciento), a pesar de que en general quedó desplazado a un tercer lugar.
Seguramente que el próximo 2 de julio habrá de nuevo sorpresas, sin embargo es muy probable que se mantengan las tendencias electorales que responden al perfil socioeconómico de los partidos por lo que será muy difícil que las preferencias del electorado se inclinen por el PAN en las delegaciones más rurales y de urbanización más precaria, mientras que en las delegaciones centrales los candidatos panistas tendrán mejores oportunidades. Pero también hay que esperar votaciones muy divididas en las que los ciudadanos van a expresar su capacidad de responder a la coyuntura política de formas diferenciadas, las preferencias por los candidatos a la Presidencia no son las mismas que por los gobernantes locales o los diputados. En el caso de los jefes delegacionales es probable que tengan más peso las identidades estructurales de la población y los partidos, que los imaginarios construidos en los medios masivos de comunicación.
(1) Estas cifras no representan valores relativos a la votación de cada delegación sino a la media estadística de cada grupo de delegaciones.
* Investigadora de El Colegio de México