* BALANCE INTERNACIONAL
* Eduardo Loría *
Lo que está pasando con las relativamente abruptas variaciones del tipo de cambio es algo similar a lo que diría García Márquez: la crónica de un ajuste anunciado. En esencia, la preocupación de muchos analistas hasta antes de estas variaciones, era que la apreciación estaba alcanzando niveles alarmantes, no sólo por su valor nominal que llegó a estar en 9.18, sino ante el contexto macroeconómico internacional y doméstico.
Respecto al primero, el hecho de que las tasas de interés de Estados Unidos (Treasury Bonds) hayan crecido sostenidamente (de 5.66 a 6.4% entre diciembre de 1999 y mayo pasado) y la intención decidida de desacelerar su crecimiento económico, eran señales inequívocas de que tarde o temprano tendríamos que comenzar a tomar medidas preventivas en el mismo sentido. Sin embargo, se hacía lo contrario, quizás por los rezagos con que comenzó a operar este efecto en esa economía del norte y también por la insistencia del gobierno mexicano de reducir la tasa de inflación. Nunca he creído que los cortos hayan sido eficientes en tal sentido. Ha sido la apreciación cambiaria la que históricamente lo ha logrado. Asimismo, las tasas de interés domésticas (Cetes) iban a la baja: de 17.2% en diciembre a 12.7 en abril.
Por si esto fuera poco, las reservas internacionales bajaron en alrededor de 2 mil millones de dólares en días recientes.
Todo esto indicaba que desde antes era necesario dejar que el mercado hiciera su trabajo, ajustando naturalmente el valor de la divisa, pero el ambiente prelectoral presionó a que el gobierno obstaculizara los mecanismos automáticos del mercado. Ante ello, éste finalmente impuso su fuerza y, junto con los comentarios totalmente irresponsables de dos candidatos presidenciales, se abrió la válvula de ajuste, que quizás provoque un sobre ajuste cambiario.
Lo sucedido en los días anteriores nuevamente vuelve a demostrar que las fuerzas del mercado, a pesar de las intenciones del gobierno, se imponen irremediablemente. Lo peor es que ante mayor resistencia de éste mayor es el costo y magnitud del ajuste.
Lo que esperaríamos que ocurriera en los días próximos es que se deje al tipo de cambio alcanzar su nivel de equilibrio, ayudado por una buena administración del banco central y de la política fiscal. Se debe evitar sacrificar más reservas y también que los candidatos con su conducta presionen a la divisa. El mercado de votos, quizás como nunca antes, también hará su trabajo el 2 de julio. Ante ello, el gobierno no podrá actuar.
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