DOMINGO 11 DE JUNIO DE 2000
ƑUsted defendería a un candidato por el que no votó?
* José Agustín Ortiz Pinchetti *
LA CUESTION DEL "VOTO útil" se está complicando dramáticamente. Según resultados de encuestas que se han filtrado entre los "conocedores" ųpero que no se hacen públicas por las presiones del gobiernoų, la tendencia del voto a favor de Labastida cae quizás hasta 35 por ciento, la de Fox se mantiene hacia 40 por ciento y Cárdenas sube de 15 a 23 por ciento. Cuauhtémoc Cárdenas es quizás el mejor candidato, por congruente, porque garantiza el fortalecimiento del Estado. Fox horroriza a los votantes de centro-izquierda. Lo cierto es que no se trata sólo de elegir un candidato. El 2 de julio sí será una especie de plebiscito entre una democracia del voto y el sistema monárquico presidencialista vigente desde 1929.
Si resulta complicado saber por quién votar, lo más difícil vendrá cuando tengamos que tomar postura frente a los resultados. Los votantes que estén por la democracia tendrán que olvidarse de sus preferencias iniciales y actuar de acuerdo con su conciencia.
Si el triunfo de Labastida es "transparente e inobjetable", con una ventaja mayor de 8 por ciento, la gente a favor de la democracia se sentirá abrumada, porque el pueblo se inclinaría a conservar un sistema que en su fase final se ha caracterizado por su ineptitud y su voracidad. Pero tendríamos que aceptar el veredicto y esperar otra ronda para que la democracia sin adjetivos se pudiera imponer.
Si resulta evidente que la victoria de Labastida se debe a las maniobras de coacción e inducción del voto y la diferencia con su más cercano competidor es muy pequeña habrá manifestaciones y disturbios. La mayoría estaría claramente en contra de que las cosas sigan igual; y se sentirían burlados nuevamente.
Si se impugnan los resultados por inverosímiles los líderes de la oposición deberían coaligarse y denunciar el fraude. Y quizás encabezar la resistencia civil. Si no hacen frente común y demuestran su temple democrático serán divididos por el viejo enemigo y vencidos implacablemente.
Esto ya sucedió cuando Cárdenas fue despojado en 1988. El PAN, que en un principio pareció formar un frente común con él, prefirió negociar con Salinas y obtener ventajas en contra de los ideales por los que había luchado durante 50 años. Muchos criticamos entonces tal actitud como error histórico. Infortunadamente los hechos demostraron que teníamos la razón.
Si Fox ganara, Ƒcuál sería la postura de los perredistas y en general de la izquierda? Nadie niega el derecho de votar por Cárdenas. Pero si el voto favoreciera a Fox ya no valdría oponerse a él como el peor de los males. Si el PRD y sus simpatizantes prefieren al PRI que a Fox y propician acuerdos con él estarían cometiendo el mismo error histórico que los panistas. Y finalmente, como dice Carlos Monsiváis, en materia de destrucción nacional Fox es todavía un rival muy menor del PRI.
Lo mismo exactamente podría decirse ante una victoria apretada ųy sorpresivaų de Cárdenas. Me temo que la parte dura del PAN preferiría nuevamente un acuerdo gradualista. Y un error puede explicarse pero marrar de nuevo podría ser interpretado como una traición.
La disyuntiva difícil no está sólo en la posibilidad de que gane el PRI por escaso margen y con irregularidades. ƑQué sucedería si Fox o Cárdenas ganan, si lo hacen por amplio margen y su triunfo es reconocido por el IFE, el presidente Zedillo y aun a regañadientes por el PRI?
Los problemas apenas habrían empezado. El gobierno de Zedillo no preparó al país para la alternancia. No existen ni leyes ni sistemas administrativos ni salvaguardas que permitan un aterrizaje suave entre el régimen presidencialista y un gobierno surgido de la alternancia. Parece difícil una coalición opositora que pudiera atraer a los mejores, incluyendo a los administradores públicos que están dentro del PRI.
Las tensiones sociales pueden tener efectos devastadores sobre la estructura financiera y la economía del país. Habrá un shock cultural, una ruptura de paradigmas políticos.
Para salir de estas múltiples crisis se requerirá de generosidad, valentía y visión de parte de las distintas personalidades y corrientes que influyen decisivamente en la vida pública.
La prueba de fuego de la democracia no está en defender la victoria del partido o personaje por el que votamos. Lo verdaderamente difícil sería apoyar a quien no nos gustaba para presidente pero a quien eligió el pueblo. Si sabemos hacer esto, el mundo entero aceptaría que sí estamos preparados para la democracia. *