DOMINGO 11 DE JUNIO DE 2000
* José Antonio Rojas Nieto *
Dinero fácil
ƑSabe usted cuánto dinero aportó al fisco Pemex en el primer trimestre de este año? ƑMucho? šNo! Fue muchísimo. Una de las paraestatales más nobles y rentables del mundo le entregó a la caja de la Federación 8 mil 118 millones de dólares, 35 por ciento de un total de ingresos gubernamentales superior a los 23 mil millones de dólares. Es una cantidad para tranquilizar a cualquier gobierno que quiere una transición sin conflictos. Pero sigue representando el mayor absurdo económico de éste y, al menos, de los tres gobiernos anteriores.
Una vez más hay que decir que la principal aportación fiscal de Pemex es la derivada de la renta petrolera, pues 65 por ciento de los recursos entregados provienen de los muy famosos y prestigiados aunque harto manipulados Derechos de Extracción de Hidrocarburos (DEHCƀs), que el año pasado aportaron menos de la mitad de los ingresos petroleros gubernamentales, cuando en 1998 y 1997 representaron más de la mitad y más de las tres cuartas partes, respectivamente.
En torno a estos números es útil hacer algunas reflexiones: 1) sobre el precio del petróleo que permite este nivel tan grande de recursos fiscales; 2) sobre el volumen de recursos fiscales provenientes del petróleo que con mucha probabilidad tendrá el gobierno este año; 3) sobre el manejo del flujo de efectivo de estos recursos; 4) sobre la naturaleza y algunas implicaciones del gran peso fiscal de estos recursos.
El precio del crudo mexicano de exportación que permitió este volumen de ingresos fiscales petroleros fue de 24 dólares por barril en el trimestre, ocho por encima de lo aceptado finalmente en el presupuesto; en abril y mayo fue de 22.47 y 25.18 dólares por barril. Dado que es muy probable que en junio el precio no sea inferior a los 25 dólares se tendrá un promedio semestral no menor a 24 dólares; y si consideramos que en los trimestres tercero y cuarto sube la demanda, es casi seguro que tengamos un promedio anual superior a los 24 dólares, siempre y cuando la troika y la OPEP actúen con astucia en sus próximos incrementos de producción, es decir, que valoren bien lo que aumentará la demanda de julio a diciembre por la dinámica económica, los cambios estacionales y el manejo de inventarios.
Dada esta previsión, el volumen de recursos fiscales del petróleo que se prevé para este año es muy próximo a los 30 mil millones de dólares, de los cuales unos 18 mil millones provendrán de la renta petrolera (Derechos de Extracción), con un volumen de IEPS menor justamente por la elevación del precio internacional (recordemos que el IEPS de gasolinas y diesel se calcula entre el diferencial del precio internacional y un precio interno que se desliza un poco mensualmente y que siempre es más alto; de forma que cuando el internacional sube, esos ingresos fiscales disminuyen, incluso es posible que en algún momento ese IEPS, por curioso que parezca, sea negativo.
Del flujo de estos fondos hay que decir algo que, para decir lo menos es curioso, por no decir tramposo. Hacienda debía presentar una evolución mensual del flujo de los recursos fiscales petroleros para que el Congreso, de acuerdo con la Ley del Presupuesto, supiera cuántos recursos excedentarios iban fluyendo por el fisco, justamente por un precio mayor al presupuestado, y con esa evolución pudiera vigilar que Hacienda los canalizara de acuerdo con lo aprobado en el Congreso: cubriendo las partidas que se disminuyeron por la reasignación presupuestal ordenada por la Cámara; abriendo el Fondo de Estabilización orientado a ahorrar recursos para el fortalecimiento de Pemex y para atender momentos de baja drástica del precio de la mezcla de exportación; finalmente, para pagar deuda. Pero como Hacienda presupuestó precios muy altos al principio del año y muy bajos al final para dar el promedio mandado, en estos primeros meses no ha habido ni habrá excedentes, los que quedarán para el segundo semestre, justo después de las elecciones, cuando ya la situación sea otra.
Sobre la naturaleza e implicaciones de que el fisco dependa tanto de estos recursos, hay que decir que como a casi nadie le duele su captación, se trata del dinero más fácil que obtiene el gobierno vía fisco, fruto de la bondad de una naturaleza que ya explotamos al máximo. Este recurso es altamente regresivo porque provoca una vida fiscal parasitaria, e inhibe y posterga que la sociedad asuma con mayor conciencia su obligación de financiar las responsabilidades del Estado.
Si así lo hiciera, seguramente sería mucho más vigilante de la acción estatal, porque no contaría con la apertura indiscriminada del arca petrolera para tomar ese dinero fácil, cuya contraparte es no sólo la creciente irresponsabilidad fiscal de muchísimos y la corrupción de algunos, sino el deterioro de nuestros yacimientos, sobrexplotados por este absurdo presupuestal.
Sigue siendo urgente, entonces, ese cambio fiscal de fondo y ese manejo más racional de la renta petrolera, convertida desde 1978 en el dinero no sólo fácil sino harto manipulable del fisco.