La Jornada martes 13 de junio de 2000

Alberto Aziz Nassif
Los restos del autoritarismo

En estos últimos días de campaña hay dos paradojas que cruzan el escenario electoral y tienen al país sometido a una gran tensión que pone en peligro las posibilidades de la alternancia y la conclusión de nuestra larga transición democrática.

La primera es que, a pesar de que existen reglas e instituciones que garantizan unas elecciones transparentes como el Instituto Federal Electoral, al mismo tiempo se muestran con toda crudeza los arañazos y rugidos del dinosaurio priísta que parece librar su última batalla para no perder el poder, con lo cual se distorsiona la competencia, se rompe la equidad y se viola el principio democrático de voto libre. La segunda se refiere a la contraposición opositora que se ha establecido entre el carácter estratégico de la contienda y la lucha ideológica por los principios.

México se encuentra ante una oportunidad histórica de concretar su proceso de transición democrática, vía la candidatura de Vicente Fox y el voto útil, pero para la izquierda nucleada en torno de Cárdenas y el PRD, el voto se ha convertido en el talismán de los principios de una lucha entre proyectos de país de izquierda y de derecha. La suma de estas dos tensiones pone en serio peligro la posibilidad de arribar a un sistema democrático abriendo la puerta a la continuidad y al deterioro que supone otro sexenio más con el PRI en el gobierno.

El PRI hace de todo para no perder el poder: el lunes 5 de junio Francisco Labastida presentó su "proyecto de nación" a sus compañeros de partido, pero se le ocurrió la graciosa idea de afirmar irresponsablemente que si no ganaba por amplio margen, el país entraría en un caos; el voto del miedo otra vez. De manera inmediata los mercados reaccionaron y la agencia Reuters, la más importante del mundo financiero, señaló: "Las declaraciones de Labastida están sacudiendo a la gente y ésa es la razón por la que el mercado está cayendo". Con todos los excesos verbales que ha tenido Fox, no ha provocado una devaluación del peso como la que hemos visto esta semana.

El aparato también aprieta por la vía de los medios. Desde hace varias semanas, el equilibrio de la cobertura está completamente inclinado en favor del PRI y de su candidato; además, del 16 de mayo al 5 de junio, la valoración negativa de los medios en contra de Fox ha sido de 8 a 2, de 79.2 por ciento en contra de 20.7 por ciento positiva; en cambio para Labastida ha sido de 50.9 por ciento negativa, contra 49 por ciento positiva. Los funcionarios del gobierno hablan de libertad de expresión, pero la presión sobre los medios es cada día más fuerte. ƑQuién piensa que no se necesita una reforma al sistema de concesiones?

Para cerrar la pinza, Alianza Cívica reporta que hay una agresiva campaña de compra y coacción del voto; las declaraciones de algunos dinosaurios del PRI son abiertamente cínicas para justificar que el uso de programas sociales es para que el tricolor gane votos. Según la investigación de Alianza Cívica, 65 por ciento del padrón de Progresa, que es de 2 millones 600 mil familias, decidió votar por el PRI, porque teme perder los beneficios de ese programa.

Convertir el 2 de julio en una lucha de principios y tirar por la borda la oportunidad histórica de la alternancia resulta una pena. De poco va a servir a Cárdenas y al PRD su 17 por ciento de votos que le dan las encuestas, salvo que el perredismo prefiera seguir con el PRI en el poder, antes de que pueda ganar Fox. Incluso desde el punto de vista ideológico hay que tener visión de largo plazo. En muchas transiciones democráticas, la derecha es la primera que gana y luego, cuando se ha terminado con el régimen dictatorial o autoritario, los espacios para la izquierda crecen de forma importante. Pensar que los votos por Cárdenas el 2 de julio fortalecerán una opción de izquierda puede ser engañoso, ya que con un triunfo del PRI, de más de lo mismo o de peor de lo mismo, las posibilidades de crecimiento de la izquierda se reducen o, en el mejor de los casos, se ubican en los márgenes actuales; en cambio, con una alternancia y un gobierno plural, la izquierda tiene un papel mucho más importante para su proyecto.

Esperemos que el próximo 2 de julio, los ciudadanos podamos corregir con nuestros votos el error de los partidos opositores de no haber hecho una alianza.