Marco Rascón
Voto razonado
Votar por Cárdenas, sí, aunque confieso que mi convicción electoral por el PRD está insatisfecha. Es una mezcla de compromisos primarios con decepción y depresión profunda; el limbo entre una vieja esperanza, falta de alternativas y un recuento de errores que llenarán muchos libros después del 2 de julio.
El PRD perdió dimensión histórica por conservadurismo y falta de iniciativa, abriendo la puerta al partido de la derecha, pues con sus errores generó desde hace un año un gran vacío político e ideológico, que hoy ha sido llenado por otros.
Hace doce años, entre Salinas y Maquío se metió la opción democrática histórica del cardenismo sin pedir permiso y el país avanzó; hoy el PRD quiso pactar la transición, pero se aisló y no unificó el sentimiento antipriísta nacional.
Esto no es 1988 cuando se unificó al país contra el régimen; no hay la energía de lo inédito y lo espontáneo; no tiene la voluntad rupturista y profundamente antipriísta que gritaba: šmuera el PRI!
El voto por principios, para resguardar valores de largo plazo, es íntimo, no propagandístico y poco reconocido en su momento, pero para muchos es nuestra alternativa y responsabilidad. Es como la confesión del pecado ante un Dios y, en este caso, su penitencia será la autocrítica, pues muchos de los pecadores tratarán de lavar la conciencia señalando a otros como responsables de sus faltas.
Por todo ello, el voto se ha vuelto intimista y no proselitista y convoca a razonar el voto más que nunca, pues en los días venideros lo más probable es que nadie quiera asumir sus culpas si Labastida y el régimen priísta se salen nuevamente con la suya.
Deprime mucho la complacencia y el reconocimiento priísta al PRD para zafarse de su conflicto con la derecha; desarma profundamente el ánimo, la ausencia de los ataques priístas y propaganda apócrifa y calumniosa contra Cárdenas en 1988, 1994 y 1997; se lamenta la ineptitud de la dirección perredista y la pérdida de la visión histórica del PRD frente a la determinación popular por el cambio, pues al mismo tiempo que hay reconocimiento a la trayectoria y principios de Cárdenas, su posición se ha vuelto contradictoria frente al electorado volátil, mayoritario, decisivo que desea la derrota del PRI y ve a Cárdenas peleando solo, sin partido.
Sí existen diferencias entre el proyecto de Fox y Cárdenas, pero revelar esta disputa ahora requeriría que el PRD lograra demostrar que Labastida ya está derrotado y que lo central es la opción del cambio entre la derecha sustitutiva del régimen y la izquierda transformadora y creativa. ƑDónde está el PRD para esta tarea? Luego del segundo debate, el PRD desapareció misteriosamente, igual que Diego Fernández de Cevallos en 1994.
La contradicción entre principios y efectividad del voto sólo pueden explicarse por la falta de iniciativa del PRD desde hace un año, cuando la dirección partidaria entregaba la candidatura presidencial al pragmatismo de una alianza con el PAN y se apresuraba a justificar el voto útil. Esta realidad, difícil de imaginar, ha dejado rastros y pruebas en Nayarit, en el desastre de Coahuila y en Chiapas con el PAN.
El fracaso generó esta contradicción política e ideológica en el movimiento democrático y un profundo conservadurismo. La estrategia aprobada en congreso, para una "transición pactada", es decir, negociada, neutralizó al PRD y dejó abandonado a Cárdenas, que si bien no es parte del pacto, dejó pasar y consolidar una dirección doblegada. La estructura burocrática del PRD aísla a Cárdenas de la sociedad, no le suma.
Bajo este panorama, y por lo que viene después del 2 de julio, votar por Cárdenas es fortalecer una opción de cambio democrático para el país que deberá estar presente frente a Fox o Labastida. Votar por Cárdenas es fortalecer la fuerza que decida la elección del 2 de julio, frente a un empate PAN-PRI, anulando el papel mezquino y sin principios del PAN en 1988 y que impidió el cambio democrático. Votar por Cárdenas permitirá empujar la decisión del voto y la movilización popular, frente a los intentos priístas por defraudar la elección y torcer los resultados. Votar por Cárdenas es seguridad en la defensa del voto frente a un arreglo oligárquico del PAN. Votar por Cárdenas cierra un ciclo para que en adelante impere la renovación de la izquierda y la autocrítica.
Con el resto de candidaturas y boletas, razonadamente he decidido tirarlas a la basura.
PD. Reitero que lo expresado en mi artículo del 17 de junio de 1998, y aclarado el 27 de diciembre del mismo año, en el que señale que Armando Ayala Anguiano "era drogadicto", fue una acusación sin sustento ni prueba.