MIERCOLES 14 DE JUNIO DE 2000
Ť La acción sorprende a Putin, de gira por España
Encarcelan Gusinski, principal accionista de Media-Most
Ť Al parecer quieren involucrarlo en el fraude de Russkoye Video
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 13 de junio Ť Vladimir Gusinski, principal accionista del imperio mediático Media-Most, que se ha distinguido por asumir una posición marcadamente crítica hacia el Kremlin, fue detenido este martes y recluido en la cárcel de Butyrka, apenas una hora después de que el avión del presidente Vladimir Putin aterrizó en Madrid, donde realiza una visita de Estado.
Putin dijo que la noticia del arresto del magnate lo tomó por sorpresa. "Estando aquí, para mí es un pésimo regalo, desconozco los detalles y sólo puedo confiar en que la procuraduría haya tenido suficiente fundamento para proceder así", alcanzó a decir en una apresurada entrevista a la televisión rusa, con un Velázquez de fondo, desde el Museo del Prado.
Si lo dicho por Putin es cierto, sería incluso más grave que si él hubiera ordenado la acción. Significaría que algún poderoso grupo de su entorno -sea la Familia, la red de complicidades heredada por Boris Yeltsin, o los servicios secretos- hizo una demostración de fuerza sobre quién manda en casa que, en términos de imagen, dejó muy mal parado al presidente de Rusia.
Por el momento y la forma en que ocurrió la detención de Gusinski, plagada de irregularidades procesales, no resulta descabellado que el presidente ruso no estuviera realmente al tanto de la situación.
Sería un verdadero desatino que Putin hubiera sancionado el arresto, cuando uno de los propósitos de su visita a España, y después a Alemania, es promover inversiones en Rusia. Escándalos como el de hoy no contribuyen a crear el ambiente más propicio para atraer capitales foráneos, como tampoco a disipar los recelos, arraigados en muchas capitales europeas, de que Putin pretende conducir a Rusia hacia un régimen autoritario.
Vladimir Gusinski fue citado a la procuraduría general a rendir declaración sobre una caja con balas encontrada en su oficina durante el cateo que efectuaron los servicios secretos en las oficinas de Media-Most, durante mayo pasado. En pleno interrogatorio, y a pesar de que Gusinski explicó que el entonces primer ministro Viktor Chernomyrdin le había regalado una pistola, se le declaró formalmente preso, según el artículo 90 del Código Penal, que permite detener a cualquier sospechoso de haber cometido un delito grave durante un máximo de 10 días, sin presentar acusación.
Filtraciones apuntan a que la procuraduría podría involucrar a Gusinski en el caso de Russkoye Video, una compañía que era del Estado y que se presume fue adquirida de modo irregular por Media-Most, en octubre de 1997.
Sin embargo, la presunta apropiación indebida de 10 millones de dólares no ha sido probada hasta el momento -el ex director de Russkoye Video, Dmitri Rozhdestvenski está preso desde septiembre de 1998, en espera de juicio- y, según los abogados de Gusinski, no amerita la detención del magnate como "elemento socialmente peligroso" y pudo haber quedado en libertad bajo fianza.
En tanto los abogados recurren la decisión de la procuraduría, Gusinski pasará por lo menos esta noche en una celda con numerosos detenidos, a razón de dos metros cuadrados por persona, y podrá entrevistarse con sus defensores sólo hasta pasado el mediodía del miércoles.
Dos versiones
El arresto de Gusinski, que desde luego no es un ángel y llegó a estructurar su actual imperio mediático (un canal de televisión, un sistema de televisión satelital de señal restringida, una estación de radio, un diario y tres revistas) ante la cómplice mirada de Yeltsin, con quien rompió luego, pudo haber sido inspirado por la Familia o por los servicios secretos.
Ambos, además de reclamar una autonomía de acción por encima del presidente, tendrían sus razones.
Para el grupo de Boris Berezovsky, Román Abramovich, Aleksandr Voloshin y demás integrantes de la Familia, cuyo control sobre la procuraduría es más que evidente tras la designación de Viacheslav Ustinov como su titular, el escándalo de Gusinski relega a segundo plano espinosos asuntos que realmente les preocupan.
Sobre todo, las informaciones procedentes de Suiza, que involucran, una vez más, a las hijas de Yeltsin en el caso Mabetex, constructora que a cambio de sobornos obtuvo jugosos contratos para remodelar el Kremlin, la sede del gobierno y otros edificios oficiales.
Y quizá, no menos, el posible impacto negativo en Rusia de la exclusiva publicada hoy por el periódico madrileño La Razón, que asegura que Putin realizó el año pasado cinco viajes secretos a la lujosa urbanización gatidana de Sotogrande, ingresando siempre en un yate desde Gibraltar, como invitado personal de Berezovsky.
El reportaje confirma una estrecha relación que se quiere ocultar y que, casualmente, el pasado domingo, el programa satírico Kukly, de la televisión de Gusinski, interpretó a su manera: presentó a Putin como un títere de Berezovsky.
Para los servicios secretos, el arresto de Gusinski podría ser una nueva respuesta a las denuncias de corrupción que Media-Most ha seguido haciendo contra varios generales del FSB.
Poco antes de salir de Moscú, Putin se encontró con el jefe del Pentágono, William Cohen, quien calificó de insuficiente la propuesta rusa para que Rusia, Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte desarrollen un sistema de defensa antimisiles.