MIERCOLES 14 DE JUNIO DE 2000

Ť Plantea una relación respetuosa del federalismo


Ofrece Labastida Ochoa una ''nueva política indigenista''

Ť Ostensible acarreo de miles de personas al centro otomí

José Gil Olmos, enviado, y Víctor Ballinas, Temoaya, Méx., 13 de junio Ť Un nuevo pacto entre los pueblos indios y el Estado mexicano propuso Francisco Labastida Ochoa. Sin mencionar en ningún momento la demanda de autonomía que en los últimos seis años han exigido las 56 etnias del país, el candidato presidencial del PRI presentó una propuesta de diez puntos, pero aclaró que la nueva relación debe ser respetuosa del federalismo, de la soberanía, la unidad nacional y del derecho del gobierno a la explotación de los recursos de interés nacional.

El aspirante priísta, que siendo secretario de Gobernación rechazó la iniciativa de ley indígena de la Cocopa por considerar que sería un riesgo de división territorial, ahora afirmó que el respeto a la pluralidad es garantía de unidad nacional y no fuente de conflictos, como en otros países.

Labastida habló de un mejor trato y de justicia social, frente a los miles de indígenas que fueron llevados desde sus pueblos y comunidades en camiones, con la promesa de que les pagarían con 100 pesos, playeras, gorras y un desayuno. ''Vamos a pedir más porque nos llevan caminando desde lejos'', dijeron un par de mujeres con sus hijos a cuestas, mientras recorrían los kilómetros de distancia del Centro Ceremonial Otomí, donde las dejaron los organizadores.

En helicóptero llegó el candidato a lo alto de las montañas mexiquenses, a este sitio donde ya lo esperaba como invitado especial no un indígena o algún luchador social campesino de los que abundan en las comunidades, sino el boxeador Julio César Chávez, que tiene su centro de entrenamiento en este lugar.

Antes de presentar su decálogo frente a unos 20 mil indígenas llevados en autobús hasta el Centro Ceremonial Otomí -muchos de los cuales ante la amenaza de lluvia abandonaron el acto antes de que Labastida terminara de hablar-, el sinaloense nombrado hermano mayor escuchó la denuncia reiterada de que los indios de México fueron excluidos del pacto federal.

''Sin los pueblos indígenas no habrá democracia, justicia ni paz social; sin nosotros el pacto federal está incompleto, es discriminador y excluyente. No queremos ser sólo exportadores de pobreza'', exclamó Wenceslao Herrera, del Movimiento Nacional de Unidad Indígena. También la tzeltal Salomé González Vázquez, de Ocosingo, Chiapas, cuestionó al aspirante presidencial sobre su posición ante la marginación que viven los millones de indígenas.

Al dar su respuesta Labastida a las demandas e interrogantes, los indígenas que llevaron los dirigentes del PRI -40 mil, según la versión oficial- pocos aplausos le brindaron. Acaso algunos, cuando habló de su ideal de dar un trato igual a todos, como lo establece la ley. ''Todos con los mismos derechos, todos con las mismas oportunidades'', expuso.

labastida-centro-otomi-3-jpg Puesto en medio del centro religioso otomí, en lo alto de las montañas de la sierra y bajo un cielo encapotado, Labastida presentó su iniciativa de una ''nueva política indigenista'', a través de la cual ratifica la idea de Juárez de que el federalismo ''salvaguarda y fortalece los derechos de los pueblos indígenas''.

Con el bastón de mando que le dieron en la ceremonia otomí -bañado con incienso y copal para ''alejar los malos espíritus''-, Francisco Labastida sostuvo que el pensamiento juarista sigue vigente porque ''permite elegir democráticamente a sus autoridades conforme a sus costumbres''.

Como lo ha hecho en otras ocasiones con otros sectores sociales, retomó el ideario de Luis Donaldo Colosio y dijo que se comprometía a poner en marcha un ''programa nacional para la igualdad plena de los pueblos indígenas''.

Mujeres y hombres indígenas, miles sentados en la sillería y en las escalinatas del centro otomí, los más con gesto inexpresivo, recibieron las diez promesas de Labastida enmarcadas en una ''nueva política indigenista''.

Primero, combatir la pobreza mediante la inversión de recursos para atender las necesidades más apremiantes; segundo, garantizar la aplicación de la justicia con pleno respeto a los logros jurídicos ya alcanzados; tercero, salvaguardar el derecho al usufructo de los recursos de los pueblos indígenas ''en el marco del interés nacional''; cuarto, promoción del empleo bien ganado, y quinto, impulso a un programa de desarrollo integral en el campo.

Como sexto punto, habló de la inversión en la infraestructura productiva y social; en séptimo, la salvaguarda de los derechos laborales y sociales; en octavo lugar, apoyo especial a proyectos productivos y empresas sociales; en noveno, un programa de capacitación para el empleo y, finalmente, apoyo, preservación y fortalecimiento de las lenguas y cultura, para lo cual llamaría a los expertos a trabajar sobre la gramática de las lenguas indígenas.

Mientras cientos se retiraban anticipadamente, Labastida agradecía su presencia y les anunciaba que de llegar a la Presidencia de la República invertiría el doble en Progresa, daría más recursos para educación, desayunos y comidas en las escuelas, salud y carreteras. Pero las promesas ya no llegaban a los indígenas, que alcanzaban la carretera en busca del autobús que los había llevado a esta región de pinares o en busca de un techo que los protegiera de la amenazante lluvia.

En entrevista, Labastida Ochoa acusó directamente a Vicente Fox de ser el responsable de haber iniciado el nerviosismo en el mercado financiero nacional, aunque consideró que no pasará nada de profundidad. Respecto de las deudas que deja el presidente Ernesto Zedillo, aceptó que son principalmente dos grandes demandas de los mexicanos: el empleo y el combate a la inseguridad, a lo que va ligada la impunidad y la corrupción.

El sinaloense hizo un llamado ''enfático'' al señor Fox ''para que declare de una vez que va a respetar la ley'' y también para que sus seguidores hagan lo mismo. En este sentido, dijo que él sería el primero en firmar el pacto de civilidad que podría promover el IFE y que el candidato de la Alianza para el Cambio también debe suscribirlo. Para terminar, rechazó cualquier posibilidad de violencia para el 3 de julio porque, dijo, ''los mexicanos tenemos madurez y no pasarán de problemas menores los que en su momento se pudieran vivir''.

Por otra parte, en Tlalnepantla, el candidato priísta expresó ante industriales del país que va a luchar porque México triunfe en el siglo XXI '' y nos dé a nosotros mismos y a nuestros hijos la clase y tamaño de país, de la dimensión que estamos buscando''.

En su discurso, fue muy enfático cuando resaltó que ''no somos, ni nunca debemos sentirnos como nación ni como país de tercera, no estamos condenados a la mediocridad, ni tampoco a ser un país de segunda clase''. Eufórico, insistió en que ''no somos un país de mediocres ni debemos aceptar que alguien nos plantee que sólo se arreglan los problemas del país por la gente que viene del exterior para arreglarnos los problemas a los mexicanos''.

Ante unas 4 mil personas, entre empresarios y trabajadores, el aspirante presidencial aseveró que ''tenemos dimensión, suficiente madurez, mayoría de edad, energía y talento para hacer de México la gran nación que soñamos los mexicanos''.

Cuando el sinaloense llegó al desayuno en ese municipio mexiquense, donde por segundo día consecutivo lo acompañó el gobernador Arturo Montiel, todavía había 45 mesas vacías de las 440 que se colocaron. Cada mesa era para 10 personas. Tuvieron que ir por trabajadores de las fábricas cercanas para ocuparlas. Aunque llegaron decenas, no se llenó el lugar.

Al preguntarle su opinión sobre los recientes hechos de violencia en Chiapas, el candidato priísta abordó su camioneta y ésta arrancó. No hubo respuesta.

Al final de la jornada, Labastida se reunió en Ciudad Juárez, Chihuahua, con un grupo numeroso de mujeres y trabajadores de maquiladoras, que le reiteraron el reclamo de mayor segurtidad en esta ciudad marcada por constantes enfrentamientos entre narcotraficantes, desapariciones y asesinatos de mujeres y la violación a derechos humanos de los indocumentados. Ante esto, el abanderado del tricolor planteó dar prioridad al Programa Nacional de Seguridad Pública y aumentar salarios por encima de la inflación.