VIERNES 16 DE JUNIO DE 2000
* Leonardo García Tsao *
Mala leche para todos
El reciente éxito de películas mexicanas como Sexo, pudor y lágrimas o La ley de Herodes comprueba un par de fenómenos: a) los cineastas de ambición han aprendido a no desdeñar a la comedia, y b) la sátira es una forma muy conveniente para criticar las diversas lacras de nuestra sociedad.
La realidad descrita en En el país de no pasa nada, tardía opera prima de María del Carmen de Lara, es tan reconocible que su malicioso guión parece haberse elaborado mediante la revisión cotidiana de los diarios nacionales. El personaje central, Enrique Laguardia (Fernando Luján), un funcionario corrupto que trafica con leche contaminada mediante un organismo estatal ųaquí rebautizado Comosupoų, que engaña a su esposa con una furcia española, es una obvia alusión al huésped más célebre de Almoloyita (para más señas, ambos comparten el seudónimo de Guillermo González). Sin embargo, la película no pretende la burla concreta de una sola figura, sino abrir su mira a una serie de personajes y situaciones de un país en una crisis política, social y moral.
De Lara desarrolla una farsa ligera, poblada por personajes ridículos: además del funcionario están su engañada esposa Elena (Julieta Egurrola), quien se evade mediante la realidad virtual y luego ųsin quererų por la droga; el tonto taxista Pedro (Alvaro Guerrero) y su dominante esposa (Carmen Delgado), que pretenden salir de sus problemas económicos secuestrando con singular torpeza a Laguardia; la amante del susodicho (María Isasi), una vedette con aspiraciones de cantante pop; la secretaria del licenciado (Zaide Silvia Gutiérrez) y su inepto novio (Arturo Ríos), que descubren casi por accidente los turbios manejos financieros de su jefe.
No hay aquí la virulencia ensayada por Luis Estrada en La ley de Herodes, ni tampoco la falsa denuncia de Todo el poder, de Fernando Sariñana. Para la realizadora, los defectos nacionales son merecedores de un sano pitorreo, no de una feroz diatriba, y por ello establece un chusco tono de desenfado por el cual hasta el licenciado Laguardia ųun hombre a todas luces cobarde y deshonestoų, se gana algo de su simpatía. Ese mismo desenfado, apoyado por los agudos diálogos escritos por la propia De Lara y Laura Sosa, ayuda a que la comedia supere algunas inconsistencias ųpor ejemplo, nada sucede con el elemento de realidad virtual apuntado en la secuencia inicialų y fallas de ritmo.
Mucho crédito merece también el reparto. Si algo evidencia En el país de no pasa nada es cómo el cine mexicano ha desperdiciado a estupendos comediantes. Fernando Luján pertenece a esa generación de actores que, orillado hacia el churro por la producción privada, encontró en la tv muchas más oportunidades de ejercer su talento cómico. Igualmente, Alvaro Guerrero ha demostrado ser muy convincente en papeles dramáticos ųya se le verá en Amores perrosų, pero posee dotes naturales para la comedia que lo llevan a enriquecer cualquier situación con detalles hilarantes. Mientras que Julieta Egurrola revela una faceta cómica nunca antes vista en el cine ųsi no contamos su solterona borracha de Profundo carmesíų, y vuelve gracioso hasta el gastado concepto de una señora solemne que se aliviana por medio de algún alucinógeno.
La trayectoria previa de De Lara como documentalista no anticipaba su promisorio debut en la comedia. Lo que sí se nota, en cambio, es su postura feminista. Aunque sometidas al proceso generalizado de corrupción y desánimo, las mujeres de En el país de no pasa nada prueban tener mucho más recursos y capacidad de decisión que sus mensos galanes. ƑSerá así entre Paulina y Raúl?
En el país de no pasa nada. D: María del Carmen de Lara/ G: María del Carmen de Lara y Laura Sosa/ F. en C: Arturo de la Rosa/ M: Eduardo Gamboa/ Ed: Sigfrido Barjau, Jorge García/ I: Fernando Luján, Julieta Egurrola, María Isasi, Carmen Delgado, Alvaro Guerrero/ P: Filmanía, Foprocine, Calacas y Palomas, Altavista Films, Imcine, Cartel, Ibermedia. México-España, 2000.