* Jaime Martínez Veloz *
Fox y el pensamiento kaibil
En diversas ocasiones he señalado mi inquietud analítica por la fascinación y el embelesamiento foxianos hacia las proclamas, consignas y frases dinámicas. He considerado que la estrategia política de Fox basa parte de su éxito emocional en su visión de la ola azul que a su paso todo barre, todo inunda, todo cubre, todo vence.
De esa forma, la política publicitaria del panismo consiste en técnicas de saturación informativa. En realidad, la aplicación de mecanismos supuestamente determinantes de la conducta me trae a la memoria la famosa caja de Skinner, cuyo modelo pretendía demostrar la posibilidad de normar el comportamiento humano basándose en estímulos y reacciones derivadas. En los experimentos originales de Skinner, los sujetos eran ratas o palomas.
De manera reiterada, Vicente Fox se ha caracterizado por suplir la carencia de ideas con la proclamación de frases mercadotécnicas, cuyo trasfondo refleja la personalidad de sus emisores. En estos tiempos electorales tan competidos, las pasiones siempre han sido consejeras apresuradas. Las pasiones pueden ser un ingrediente característico en la conducción de los asuntos particulares de la sociedad y, más serio todavía, de la toma de decisiones en temas de gobierno y administración pública. Por supuesto, las emociones pueden ser una fuerza creativa y constructora, siempre y cuando se les canalice de manera adecuada y su aplicación tenga como objeto una meta benéfica.
Sin embargo, las pasiones pueden ser destructoras si nos llegan a dominar. En julio del año pasado, y como un augurio de lo que se reproduce hasta la fecha, Fox, emocionado por la presencia de un anciano, en su tiempo cruzado de las brutales guerras cristeras, concluye sus alocuciones ante la multitud: "Si avanzo, síganme; si me detengo, empújenme; pero si retrocedo... ššmátenme!!" En seguida... el furor colectivo. Y así por el estilo.
Este estilo lo copiaron nuestros sinarquistas de los camisas negras de Benito Mussolini, oscuro personaje que lo único bueno que tenía era el nombre de pila que su padre le puso en honor de un mexicano, ese sí notable: Benito Juárez.
Lo que me inquieta es la semejanza de actitudes y reflejo de conductas de estos personajes, cada uno en su negocio pero que comparten posibles aficiones. Cavilando sobre las aficiones místicas y comportamientos inquietantes, me llamó la atención descubrir una frase similar a la del panista en el motto de los kaibiles, demencial cuerpo contrainsurgente guatemalteco, responsable de masacres atroces en la guerra civil de ese país.
Consultando el sitio www.worldpolicy.org/americas/guatemala/kaibiles.htm, uno se puede dar una idea de cómo los militares de este cuerpo de combate asumen su lugar en la vida: "Si avanzo, sígueme. Si me detengo, aprémiame. Si retrocedo, mátame". Frases similares para conductas parecidas. La intolerancia, el autoritarismo y hasta la locura como divisa de gobierno. El gran peligro, más allá de sólo similitudes entre frases, es que las palabras se acompañen de los hechos entre quienes comparten la filosofía de la extrema derecha, al margen del tiempo o de la geografía.
Me interesa enfatizar los riesgos de la pasión desenfrenada y la intolerancia que desgraciadamente acompañan estos tiempos electorales. Comento esto por la infinidad de insultos personales obtenidos como respuesta cibernética no pedida a mis artículos periodísticos: mamarracho, arrastrado, cobarde (con otra palabra de clara significación homófoba), mentiroso, et al.
Poco me incomoda ser atacado de manera personal. Sin embargo, sí me inquieta porque es reflejo de las características degradadas del debate político al que estamos llegando. Al margen de ser bienvenidas las discrepancias personales, algo que me llama curiosamente la atención son los claros rasgos intolerantes de quienes no comulgan con mis posiciones. Lo que verdaderamente me preocupa es hallar un exacerbado reclamo de mis detractores para con los medios que amablemente me permiten expresarme. Es decir, no se impugna autoritariamente mi opinión sino la oportunidad que tengo de hablar y escribir. Fuera de estas peripecias, espero que luego del 2 de julio yo siga teniendo la oportunidad de expresarme, así como mis críticos de seguir exigiendo mi silencio.