MARTES 20 DE JUNIO DE 2000

Crispación y autoritarismo

 

* José Blanco *

Candidatos punteros y algunos medios de comunicación están contribuyendo irresponsablemente a generar una crispación inútil entre los ciudadanos. Previsible, por otra parte, en una democracia niña que nace de una madre autoritaria. Una niña que quiere cambiar, que repudia a la madre pero que una y otra vez imita sus modos característicos.

Véase en cuántos el deseo íntimo y a flor de piel, vehemente, de triturar, liquidar y barrer, democráticamente, al oponente; de todos los colores políticos, cotidianamente, en todas partes. Y todos convencidos de su propia razón radical. Los priístas porque: nada hay peor para la patria que verla hundida en la reacción foxista; los foxistas y los nuevos foxistas de cada día porque: nada hay peor para México que vernos hundidos en la corrupción priísta después de setenta años de corrupción; los perredistas porque: priístas, panistas y foxistas son, en sustancia, lo mismo.

Todos vemos, cada día, el índice que se eleva, la ceja arqueada y la voz que sube el tono; la frase lapidaria que quiere ser navaja; el "no permitiremos...", que en todos los puntos cardinales se repite; la amenaza --apoyada en un calambre histérico-- de "armarla" si las cosas son distintas a los deseos propios; el situarse como juez único y tronante, por encima de las instituciones creadas por los adversarios mismos para arbitrar sus propias diferencias. Así son, entre otros muchos, los tristes modos del autoritarismo obvio y, por lo demás, estéril. Véase, por ejemplo, a los cachorros del autoritarismo histórico en un CGH que, democráticamente, "no permitirá" que los candidatos digan su posición en el espacio de la Universidad Nacional, en el lugar que es, por definición, universal, de todos y de todas las posiciones.

Así van, cultivando sus modalidades, las tres principales fuerzas políticas del país. Las responsables conjuntas primordiales de establecer, después del 2 de julio, los acuerdos que abran las reformas institucionales para que la sociedad despliegue sus potencialidades e impulse su desarrollo.

Por otra parte, la crispación y el autoritarismo de los contendientes resulta inútil y aun contraproducente. Todos tendrán que engullirse, en el mejor de los casos con rubor, sus propias gesticulaciones de hoy. Y tendrán que hablar. ƑO alguien piensa levantarse en armas?

Aceptemos ya, sencillamente, que el poder puede cambiar de partido político o puede no hacerlo, como lo sabe, sin alarmas, Perogrullo. Eso es todo. Después la vida sigue. Vaya quien vaya a vivir a Los Pinos, algunos o muchos seguiremos en el afán de construir una sociedad desarrollada, civilizada y justa, otros continuarán oponiéndose a ella con sus privilegios o con su autoritarismo. Después del 2 de julio la razón sobrevivirá, pero también Pro Vida.

Yo no quisiera ver como Presidente de México a Vicente Fox, porque tendríamos a un primer mandatario ayuno de cultura política y de cultura sans phrases. Veríamos a un Presidente sin referentes del mundo, y conocedor apenas del criterio empresarial, para tomar decisiones que pueden afectar a millones. Ahí está, como ejemplo resplandeciente, su teoría del changarro. Pero si la mayoría de los electores de este país: los huéspedes del sector moderno de la economía, más panistas del voto duro, más los amigos de Fox, más almas cristeras, sinarquistas y otros fanáticos, más izquierdistas foxistas, más una parte de los agraviados del PRI, más Pro Vida y sus secuaces, deciden llevar a Fox a la Presidencia, sin remedio Fox intentará gobernar México, aún balbuciendo. Ahí están Menem, Fujimori, Bucaram o Chávez, por qué no Fox. Si la mayoría de los electores lo eligen, los electores aprenderán de sus propias decisiones.

Yo votaré por Democracia Social porque creo que es una necesidad de México explorar teórica y prácticamente las vías mexicanas de desarrollo de una alternativa social demócrata. Aún más, me parece que la posibilidad de que el género humano continúe indagando acerca de la vía de un proceso civilizado y civilizador, persiguiendo la continuidad de una humanización que hoy parece escapársenos de las manos, puede hallar en una alternativa social demócrata su más ancha avenida. Al menos en occidente. Esta alternativa puede ser ahora en México un proyecto por el futuro, no por el poder. Que se haga poder cuando la mayoría se haga socialdemócrata o quiera confiarle las riendas. *