MARTES 20 DE JUNIO DE 2000
Yo, mapache
* Luis Hernández Navarro *
Acepté venir a tu talk show, Carmen Salinas, porque eres una de las nuestras: una priísta que no reniega de su estirpe ni de los suyos. Pero, además, porque llegó la hora de contarle al país la verdad. Después del 2 de julio esta historia no tendrá ninguna importancia. Sólo la oposición nos escuchará. Nosotros los alquimistas, los que haremos posible el triunfo de nuestro partido, regresaremos a la sombra, denostados. Nadie se acordará de nuestra labor al momento de repartir el pastel.
El país entero se detiene cada día frente a las pantallas de televisión para ver y escuchar los secretos más íntimos de tus invitados. Cuanto más trágicas y cochambrosas sus confesiones, mayor éxito. ƑPor qué no hacer lo mismo con la política? Las fronteras entre vida privada y elecciones se han desvanecido. Nuestras campañas se han agringado. Mira nada más el acto organizado por La Loba en Chimalhucán con los Sexy Boys mostrando generosamente su anatomía, y el spot en la pantalla chica del PAN en el que aparecen las fotos de ese acto y nuestro candidato Francisco Labastida levantando a Arturo Montiel como se carga un cartón de chelas.
Debo decirte que vamos a ganar porque no estamos en este negocio para perder. Los demás pueden darse el lujo de salir derrotados; nosotros no. Podemos ceder todo, menos la cabeza. Vamos a triunfar porque sabemos cómo hacerlo. Olvídate de urnas embarazadas y ratón loco y taqueo. Esas son cosas del pasado. Bueno, si en el camino puedes cambiar los resultados de un acta, pues lo haces. Pero ahora somos modernos.
Contamos con los que nos deben algo o quisieran debernos algo: una chamba, una licencia, una vivienda, un servicio, un permiso, un camino, un negocio, una concesión. Son nuestros clientes de siempre, y así van a seguir. Tenemos los programas de combate a la pobreza. Ponles el nombre que quieras, Procampo o Progresa, da lo mismo. Funcionan desde mucho antes de las elecciones. No hace falta condicionar su obtención a que voten por nosotros. Quienes los disfrutan comprenden que si no seguimos al frente esos subsidios se van a terminar. Detrás de las mamparas pueden cruzar el símbolo del partido que quieran, pero ellos van a seguir viviendo donde siempre. Y saben que nosotros lo sabemos. Además, están las láminas, los bultos de cemento, el fertilizante para convencerlos de que el poder sirva a la gente.
Ahora realizamos sondeos de opinión colonia por colonia, sección por sección y distrito por distrito, que nos dicen cuáles son las tendencias del voto. No tienen que ver con los que aparecen en los periódicos; éstos son de verdad.
El día de la elección contaremos con encuestas de salida reconociendo nuestro triunfo y medios de comunicación dispuestos a difundirlas. Sabemos qué pasa en cada rincón del país; si vamos a ganar o perder y por cuánto. Donde llevamos ventaja compramos votos para subir la nuestra; donde no vamos adelante, compramos credenciales de elector para bajar la votación a favor de la oposición. No las queremos para llevar a otras gentes a sufragar con ellas. Para eso tienen foto. Las necesitamos para que no voten en contra nuestra. Aquí, en Contreras, ofrecemos mil pesos por cada credencial. Si sumas los seis cargos de elección popular que están en juego en el Distrito Federal, sale barato.
Somos un partido organizado y con disciplina, con operadores de primera. Es un verdadero ejército. Poseen años de experiencia. Están en todos lados. Nos deben lealtad y está en juego su futuro, tanto como el nuestro. Meten al trato a la mujer, a los hijos, al compadre. Es cosa de unos días y se llevan una lana extra. El 2 de julio se van a encargar de juntar a los vecinos para llevarlos a votar y van a estar presentes en todas y cada una de las casillas.
Contamos con la gente que controla gente. Los líderes de toda la vida en ranchos, ejidos y colonias. Los que dan trabajos eventuales. Los que contratan personal en las maquiladoras. Los que prestan a crédito. Los que venden alimentos. Los contratistas de obra pública. Todos ésos, y muchos otros más, son nuestros. Sólo necesitan pagar el favor que se les hace, cobrándolo a quienes les deben.
Sí, para eso hace falta dinero, mucho dinero. Mucho más de lo legalmente autorizado. Pero hay que saber cómo gastarlo y cómo disfrazarlo. Puede venir Bill Gates aquí e invertir su fortuna para ganar las elecciones, y de todas maneras pierde. Nosotros tenemos el know how para conseguirlo y colocarlo sin dejar huella.
Por supuesto, la lana sólo puede venir de quien la tiene y necesita de cómplices y continuidad para seguir haciendo negocio. Pero de eso no sé mucho. Otros se encargan de ello. Yo soy un simple mapache. *