MARTES 20 DE JUNIO DE 2000

Cárdenas en la UNAM

 

* Marco Rascón *

No es de estrategia electoral, sino de principios que Cuauhtémoc Cárdenas haya aceptado la invitación de maestros y alumnos para visitar la UNAM. No es táctica electorera para preservar o ganar porcentajes de encuestas, sino una correspondencia necesaria del cardenismo con la universidad como institución nacional, abierta a la crítica y la libertad de pensamiento.

Es un deslinde de los errores que cometió la dirección del PRD en el conflicto universitario, porque no sostuvo una posición propia y navegó sin claridad y oportunismo frente a la perversión y los yerros. Es una necesidad para restituir el valor de las corrientes culturales y académicas progresistas y democráticas, y para que la universidad siga siendo referencia para el cambio y la soberanía. Es una decisión fundamental en contra de todas las maniobras del régimen para paralizar y aislar a la UNAM en este momento determinante para el país. Cárdenas debe ir porque cualquier provocación contra él o quienes lo invitaron procederá del régimen priísta y no de los defensores de la universidad pública; no vendrá del lado de quienes la defienden, sino de quienes desean entregarla en ruinas a la privatización que intentó Ernesto Zedillo, y que buscará Labastida y el viejo régimen.

Un acto en la UNAM con Cárdenas no es un asunto de votos más o votos menos, pero sí una definición programática fundamental que determinará el rumbo del país. Más allá de efectismos propagandísticos y concentraciones para la foto publicitaria, la visita es una aportación para hacer de esta campaña electoral un instrumento de definiciones y una respuesta efectiva contra el hartazgo.

Sumado a ello, la campaña de Cárdenas, del 5 de mayo a la fecha, hace que los grupos de Amalia García, Andrés Manuel López Obrador y Jesús Ortega aplacen por tiempo indefinido su ilusión de jubilar a Cárdenas, pues independientemente del porcentaje que obtenga en la elección será él quien defina y dé contenido al conflicto poselectoral que se avecina, ya que tanto Fox como Labastida se declararán vencedores el 2 de julio. La fuerza de Cárdenas es garantía para definir y destrabar positivamente la próxima confrontación; es la garantía de que el PAN no asumirá la posición de 1988, que propiciaría una nueva usurpación priísta, y que la ruptura será útil para el país. El PRI está acabado, siempre y cuando se dé una gran movilización ciudadana y popular contra el fraude.

Ante la seguridad de la derrota de Labastida, el régimen ya prepara las condiciones para imponerse mediante la fuerza y la manipulación política, abriendo negociaciones con las direcciones de los principales partidos de oposición y apoyándose en la protección y operación de los medios de comunicación, que hoy, ante la evidencia de las encuestas contra el PRI, juegan al silencio.

La Cámara de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) y la asociación de directores de los principales periódicos elaboran el plan no para la "caída" del sistema, sino para su levantamiento. Ocultando encuestas el 2 de julio darán el albazo a favor de Labastida con la complacencia del IFE, mediante el control de los resultados preliminares y las encuestas de salidas en casilla.

Pese al inmenso e insultante gasto publicitario y lo prolongado de estas campañas, el 2 de julio no es el fin, sino el principio de una sana ruptura de régimen. Los siguientes días son el final del proceso propiamente electoral de las transformaciones, pues en adelante el papel protagónico no lo tendrán los partidos ni las encuestas ni los spots, sino fuerzas nuevas que se formarán y movilizarán al calor de la ruptura del viejo régimen y la crisis evidente del sistema de partidos.

La visita de Cárdenas a la UNAM no será un acto electoral, sino que marcará el comienzo de un nuevo ciclo. Es la respuesta obligada al régimen priísta que ha invertido un año en la paralización de la UNAM, y precisamente busca que no juege ningún papel en este proceso. Para la valentía de Cárdenas, todo riesgo frente a la provocación es menor a la hora del encuentro con los universitarios, de las amenazas, de la confusión y el oportunismo electorero que cuenta mezquinamente los puntos de las encuestas para no arriesgarse.

Este jueves en la UNAM, Cárdenas: el hombre de la transición en México.

 

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