MIERCOLES 21 DE JUNIO DE 2000

ƑEs inútil el antónimo de útil?

 

* Arnoldo Kraus *

Es (casi) absolutamente absurdo discutirlo: inútil es el antónimo de útil. A menos que, inventándole palabras a las palabras, espacios a los espacios y reflexiones a las reflexiones, concluyamos que lo que se denomina útil no lo es. O bien, que en nuestras latitudes el concepto de utilidad sea otro. En términos físicos se diría, llanamente, que la reacción no corresponda a la acción. En épocas preelectorales, en lenguaje político, el juego entre lo útil y lo inútil equivale a un denso entramado.

Dentro de los posibles escenarios, al cavilarse sobre el concepto de sufragio útil e inútil, destacan, el diseñado por la sapiencia y filosofía de diversos analistas políticos. El creado por las trampas de la estadística para manipular a los ''electores sanos''. El de algunos oscurísimos perredistas que sin dejar de serlo ųque grande e infinita es la imaginación mexicana- instan a Cuauhtémoc Cárdenas a entregarse a Fox y a los mismos perredistas a sufragar por el PAN ųƑde quiénes hablarán?ų y, por último, el de los ciudadanos indecisos y desesperanzados, que lo único que desean es que pierda el PRI.

Para este último sector, parece no importar quién gane ni la veracidad de sus discursos o la moral de sus acciones. Lo único que se desea es que el Partido Revolucionario Institucional pierda (aunque nuestros niños que sólo hablan zapoteco no aprendan inglés por computación ni computación por inglés).

De esa envergadura es el panorama: importa, para muchos, la derrota, no la victoria. Y de ese tamaño es la tristeza política: nos gobernaría el fracaso, no el triunfo. Nos podría dirigir, en caso de que triunfe la lógica de los contrapri, el candidato que en la recta final de la votación sea el más cercano a Francisco Labastida. Se llame como se llame.

El discurso de este grupo, los contrapri, dominado por la sensación de hartazgo y odio contra el partido en el poder, curiosamente está constituido, en buena medida, por sectores politizados y con niveles educativos superiores a la media nacional.

La lógica de éstos será, el 2 de julio, seguir las encuestas iniciales y, dependiendo de los resultados preliminares, emitir su sufragio. Importa menos, para este conglomerado, el ideario cardenista o foxista que la imperante necesidad de desbancar al PRI. No es esencial, aseveran incluso, que no existan afinidades entre su pensar y la filosofía del contendiente que tenga más oportunidades de destronar al tricolor. Y llevan más allá su hipótesis, sobre todo si gana Fox: lo toleraremos seis años y luego emergerá la verdadera transición.

La vieja idea de que el Revolucionario Institucional hace milagros parece nuevamente cierta: une la opinión de no pocos connacionales, ni acarreados, ni amedrentados por la falta de despensas. Paradójicamente, el factor aglutinante es la desazón generada por el propio PRI. De esos vuelos es la contradicción: la herencia negativa del priísmo es factor de cohesión. Lo inútil borra la idea de lo útil; el tamaño del hueco político es inmenso. Y la desesperanza, y probablemente la confusión, cavan no menos profundo.

Es probable que el origen de las discusiones del voto aprovechable y su contraparte haya sido intencional y provenga del poder. El desconcierto sembrado en los electores, y en la lógica de su intención de su sufragio, ha sido cuestionada por la filosofía del voto útil.

Parecería que la razón imperante no está supeditada a la moral o congruencia de lo que se quiere, sino al movimiento de lo que no se quiere. Es probable también, que la historia de nuestra política se haya encargado de demostrar que a lo largo de siete décadas y sus sexenios, la papeleta ha sido inútil,

Sufragar por aquello que se considera turbiamente benéfico, es decir, dar el voto por Cárdenas Solórzano u otros candidatos a Fox Quesada con tal de acabar con el PRI, sería inventar una aporía ųproposición sin salida lógica, una dificultad lógica insuperable, camino sin salidaų, lo mismo sucedería si se sigue el ideario político del voto útil, presuponiendo que las encuestas mienten poco y que Fox sea quien tiene más oportunidades de destronar la dictadura de partido.

Adherirse a esas ideas sería hacer de la lógica, la razón y la ética, filosofías inútiles.

Para que lo inútil sea inútil, lo útil hubo de ser útil. Y eso, en nuestro país, es mentira. La corrupción, la impunidad, 50 millones de pobres acumulados, son testimonios de que la idea de lo útil ha sido equivocada. Lo mismo sucedería si se transplantan los votos del PRD al PAN. Una aporía mexicana. *