VIERNES 23 DE JUNIO DE 2000
* Gastronomía
Museo Panteón Taurino, buena comida yucateca
Arturo Cruz Bárcenas, enviado, Mérida, Yuc. * Tres son los atractivos turísticos de Mérida que se promueven de manera permanente: los vestigios arqueológicos mayas, la trova yucateca y la gastronomía. De esta última hay una oferta para satisfacer el gusto más exigente. Un sitio sui generis es el Museo Panteón Taurino, atendido por Armando Guerra Romero, un joven que se ha fijado la meta de dar al sitio un lugar especial entre la nutrida competencia que le rodea, abrumadora.
Ciento por ciento no es el concepto cantina, pero la gente puede beber desde una cerveza hasta un vino de marca, de linaje. Todos los días, desde las 13:00 horas, el público puede hallarse en medio de una plaza de toros, comiendo las delicadezas: chicuelinas al tercio, churrasco Manolete, camarones Armillita, arrachera Paquirri, milanesa gaonera y plato ganadero, entre otros. Para abrir boca, Armando recomienda una chela Montejo (cuesta 15 pesos).
Quienes han visitado el restaurante se han llevado una grata impresión. "Hubo un lugar frente a la Plaza de Toros de Mérida, llamado La Querencia, que no funcionó. No se necesita ser aficionado a la fiesta brava para sentirse bien. Los viernes, junto con los meseros, armamos un show para los visitantes. Les damos un susto con un azotón de charola. Sienten que se les sale el corazón. De repente se sube uno de nosotros y comenzamos a torear sobre la barra; les sacamos los cuernos para que toreen. Si alguien festeja su cumpleaños sale alguien disfrazado de toro. Hacemos un ambiente muy padre".
Otro pasatiempo que ha divertido a los comensales y bebensales es el concurso de la bota. El récord es de 59 segundos. Pura garganta profunda, pero nadie ha logrado vaciarla.
Aunque estemos medio vacíos
ųƑQuiénes son más borrachos, los hombres o las mujeres?
ųVaría. Hay mujeres que, en verdad, mis respetos. Le entran a la cerveza con lo que sea; pueden mezclarla con tequila o con lo que uno les ponga enfrente. Eso sí: hemos procurado que la gente que nos visite sea de un nivel medio alto. Nos reservamos el derecho de entrada, aunque a veces estemos medio vacíos. Recomiendo que vengan diario, pero sobre todo los fines de semana, por la noche.
Cuando hay corridas de toros ya algunos taurófilos se dirigen al lugar, aunque falta una mayor difusión. Este panteón es una franquicia del negocio que fundó Filiberto Chato. ''Más que nada es un panteón-museo. Mi tío abuelo fue el torero José Ortiz Puga, El Orfebre Tapatío, quien se vistió de luces siete años. Yo soy aficionado. A la gente que me lo pregunta, cuando expresan algo sentimental, les digo que el toro de lidia nació para morirse en una plaza''.
Armando reconoce que sabe que la colección de fotos que adornan el interior del restaurante tiene un alto valor económico. "Para mí esto es más bien un museo. No hay un orden cronológico, sino un collage de 537 fotos, más 70 nichos con nombres de toreros famosos y 22 mesas con sus respectivas lápidas como cubierta. Todo para comodidad de 113 personas''.
Museo Panteón Taurino. Restaurante-bar. Calle 59, número 503, entre 60 y 62, frente a la librería Burrel.