VIERNES 23 DE JUNIO DE 2000
* Hoy, cierre de campaña de Cárdenas en Monterrey
Gran número de policías de NL vigilarán la Macroplaza
* Insisten bandas juveniles en que la violencia será inevitable
* Aconsejan dar pañuelos del mismo color a los 100 mil asistentes
Jaime Avilés, enviado, Monterrey, NL, 22 de junio * En reacción a la nota que publicó hoy La Jornada, la policía estatal de Nuevo León anunció esta mañana que destacará un elevado número de uniformados en la Macroplaza para garantizar la seguridad de los asistentes al cierre de campaña de Cuauhtémoc Cárdenas, al que presumiblemente acudirán más de 100 mil jóvenes de las colonias marginadas de esta ciudad.
Cárdenas llegará este viernes al mediodía para realizar una serie de entrevistas en radio y televisión; después comerá con intelectuales en el café Nuevo Brasil, y al filo de las 19:00 horas se trasladará al mitin, que será amenizado por el popular conjunto Los Diablitos de Colombia, el cual, de acuerdo con su vocalista, Omar Geles, tuvo problemas para obtener las respectivas visas de trabajo.
Nicho Colombia, líder espiritual de los chavos-banda de Monterrey, que se autodenominan "colombianos", porque se identifican con la música de aquel país, explicó a los organizadores del acto que la rivalidad entre los jóvenes obedece a que algunos grupos usan como distintivo un pañuelo negro, otros uno azul y otros un pañuelo rojo, y para evitar conflictos durante la concentración masiva, propuso que el PRD distribuya para todos un pañuelo del mismo color y que los animadores hagan constantes llamados a evitar las riñas.
Durante un recorrido por algunas colonias periféricas ųentre ellas la muy célebre Tierra y Libertadų, este enviado tuvo oportunidad de conversar con algunas bandas de "colombianos" y, siempre acompañado por Nicho Colombia ųun hombre corpulento y bondadoso, a quien los jóvenes respetan con veneraciónų, descubrió que a pesar de que figuran entre los sectores económicamente menos favorecidos de la ciudad, poseen un nivel de vida envidiable, comparado con el de los pobres del sur del país.
Todos, sin excepción, llevan pantalones nuevos, recién lavados y planchados; gastan tenis de marca, visten camisas limpias y sin remiendos; sonríen con magníficos dientes; no se dejan la greña, al contrario, se cortan el pelo a navaja y se peinan con fijador, y casi todos presumen un buen reloj con extensible. Sus enemigos culturales son los "rapers" (o aficionados al rap), que prefieren la ropa ajustada y las cachuchas con la visera para atrás.
Para los "colombianos" (el nombre les viene de su amor por la cumbia y el vallenato), lo común es andar con "tramos" (pantalones) 10 tallas más grandes de la que les pide el cuerpo; sobre las "limas" (camisas) muchos acostumbran lucir tirantes, y si de algo les sirven las "calcas" (los zapatos, en este curioso slang) es para jugar al futbol callejero, deporte que practican casi todo el día.
Pero aquello que los distingue, además del color del pañuelo, que llevan, con una punta de fuera, en el bolsillo trasero del pantalón, es que en las bardas que pintan con dibujos y leyendas, algunos trazan las líneas de un trinche diabólico hacia arriba, para diferenciarse de quienes profesan el culto por el trinche hacia abajo. Y todos los grupos coinciden en que mañana, inevitablemente, habrá violencia en la Macroplaza.
"Si tú eres trinche para abajo, y te encuentras con un bato que sea trinche para arriba, de que se arma la madriza se arma, y si sales vivo es porque Dios lo quiere", dijeron varios jóvenes de la colonia Fomerrey 106, donde el más imberbe de todos acababa de aventar un gato amarrado a una cuerda, que en su extremo opuesto llevaba una piedra de buen tamaño. Y el hecho es que el animal cayó sobre un cable de alta tensión, que lo fulminó en el acto, y ahora cuelga como un pellejo asediado de moscas.
ųPuras fallas ųle dice Nicho Colombia al muchachito, y para reprenderlo le da un golpe suave en la frente con la palma de la mano abierta, entre las risas de los demás. Heredero de las "técnicas de aproximación" del padre Chinchachoma, el gurú de los "colombianos" ratifica de este modo su autoridad moral sobre la palomilla.
En Monterrey, explica, existe una banda de "colombianos" por cada manzana de la periferia de la ciudad, y de acuerdo con su propio censo, hay 2 mil 300 grupos juveniles identificados con esta subcultura, de los cuales únicamente 27 están integrados en su totalidad por mujeres. "Todo esto del trinche y del pañuelo es una herencia directa de las bandas de Estados Unidos", precisa. "Por eso todos te dicen que son 'puro west side'.