VIERNES 23 DE JUNIO DE 2000
* La frontera norte es un territorio militarizado contra migrantes, indican
Denuncian ONG guerra de baja intensidad contra indocumentados
* La situación se asemeja a la que existía en el Muro de Berlín antes de su demolición, consideran
María Esther Ibarra * Con estrategias antimigrantes ųreforzadas útlimamente con la caza de indocumentadosų, Estados Unidos desarrolla una "guerra de baja intensidad" en la frontera norte de México, convirtiéndola en un espacio "militarizado" para evitar la entrada de los llamados aliens y personas extranjeras que considera "enemigas" del gobierno estadunidense.
En esa guerra encubierta, pero que diversos organismos no gubernamentales han podido constatar, las acciones de la política migratoria estadunidense son "equiparables" a las que han utilizado sus marines en algunos países centroamericanos. A tal grado que el propio ejército de EU ha participado en el reforzamiento de la cerca que se ha levantado en los principales puntos de los cruces fronterizos.
La situación policiaca-militar impuesta por los estadunidenses en zonas colindantes con estados mexicanos, así como la sofisticación del equipo con que cuenta la patrulla fronteriza para impedir el cruce de indocumentados, se asemeja a lo que acontecía en el demolido Muro de Berlín, se advierte en el informe Migración en la Frontera Norte, donde se recopilan los trabajos de nueve organismos no gubernamentales, la Procuraduría de los Derechos Humanos y Protección Ciudadana del estado de Baja California y especialistas en la materia.
Y es que ni el "sellamiento" de la frontera ni la aplicación, en 1994, de la operación Guardian ųoperación de la "muerte", como ya se le denomina por sus resultados trágicos para los indocumentadosų o la triplicación del personal del Servicio de Inmigración y Naturalización (SIN) han podido detener el flujo migratorio, se establece en el informe coordinado por José Moreno Mena.
Datos del SIN y de las delegaciones en el país del Instituto Nacional de Migración contabilizaron la detención de más de un millón de indocumentados, tan sólo en 1998, mientras en el primer semestre del año pasado la cifra alcanzaba casi 700 mil. Reportes de la organización California Rural Legal Assistence establecen que en los últimos cinco años no ha variado el número de personas deportadas y la Patrulla Fronteriza sólo ha logrado bajar 1 por ciento las detenciones.
Para los organismos no gubernamentales, el gobierno estadunidense ha dado al fenómeno migratorio un tratamiento policiaco y militar, al mismo tiempo que lleva a cabo una campaña de deportaciones forzadas, con base en toda clase de artimañas legales, algunas ya existentes y otras improvisadas.
A la par, el gobierno no se ha detenido en aplicar programas como la operación Guardián en la zona fronteriza de Baja California y, con anterioridad, en otros estados de EU colindantes con el territorio mexicano, ha ejecutado acciones similares como parte de una estrategia nacional denominada Plan Estratégico de Control Fronterizo. Tal es el caso de la operación Hold the line, en El Paso; Gulf Sweep, Cent-Tex y July Jobs, en Texas; South Paw (Proyect American Workers), en Alabama, Arkansas, Florida, Georgia, Missisipi y Tennesse.
Preocupa en especial que las estrategias policiacas para la detención de indocumentados se aplican por igual a menores de edad y a mujeres, que también han sido víctimas mortales del endurecimiento de la política antimigrante. De 40 decesos registrados en un mes, tres corresponden a personas del sexo femenino.
Los menores, otra preocupación
La migración de menores se ha convertido en un problema de preocupación para diversos grupos no gubernamentales, por considerar que es la población más vulnerable. La Casa del Migrante en Tijuana indicó que más de 65 mil menores de edad fueron deportados en la frontera de Sonora durante los primeros seis meses del año pasado, 87 por ciento de ellos habían cruzado por la zona de Agua Prieta.
Entre otras estadísticas, la Casa YMCA, en Tijuana, y el Albergue Juvenil del Desierto, en Mexicali, reportaron que la atención a infantes se ha incrementado hasta en 200 por ciento; en tanto, los datos de deportación ordenada por los cruces migratorios de Baja California indican un promedio mensual de 427 menores.
Sus edades oscilan entre 15 y 17 años, y en un alto porcentaje provienen del sector rural del país, en particular de los estados tradicionalmente expulsores de migrantes como Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Oaxaca, Sinaloa y otros del centro del país.
En el caso de las mujeres, representan entre 15 y 20 por ciento de los cruces migratorios, y aunque todavía no llegan a igualar en número a los de los varones, cualitativamente son importantes porque forman o unifican familias, pues son jóvenes mayoritariamente entre 15 y 30 años, es decir, en plena etapa reproductiva.
La Casa Madre Assunta, organismo no gubernamental que atiende a la población femenil e infantil de migrantes, ha brindado atención a 4 mil 300 mujeres. De ellas, 89 por ciento fueron madres de familia, con un promedio de tres hijos y sólo 11 por ciento solteras. De acuerdo con las encuestas que realizaron los organismos participantes en el informe, se ha comprobado que la migración femenina responde, en gran parte, a razones económicas y laborales, pues 85 por ciento tenía antecedentes laborales.
Hasta hace unos años, el cruce migratorio de trabajadores indocumentados más importante de la frontera norte se desarrollaba en Tijuana. Se estima que la mitad de los migrantes de todo el país hacía intentos por internarse en territorio estadunidense a partir de ese punto. Sin embargo, en fechas recientes esta situación se ha extendido e incrementado en Mexicali y Tecate, pero también, según indica el índice de deportaciones, hasta los estados de Sonora, Chihuahua y Tamaulipas.
De ahí que para los organismos no gubernamentales de Baja California el SIN haya duplicado y hasta triplicado su personal y el ejército de Estados Unidos opere en determinadas acciones, como el fortalecimiento de la cerca en la frontera norte, estableciendo así la militarización de la zona y la "guerra de baja intensidad" implementada, a los ojos de todo el mundo, por el gobierno de Washington.