MARTES 27 DE JUNIO DE 2000
* Tras crisis recurrentes, al cierre de 1999 sumaba ya 83 mil 398.5 mdd
La deuda externa se disparó 41.6% durante los últimos cuatro sexenios
* Desde 1976 el gobierno ha aceptado las condiciones impuestas por organismos internacionales
Antonio Castellanos /I * Cuando en 1861 el presidente Benito Juárez decidió no pagar los despropósitos de Maximiliano, que llevó la deuda externa a 107 millones de pesos, nunca imaginó que iniciaría un proceso que en los últimos cuatro sexenios dispararía el débito foráneo 41.6 por ciento, para llegar a 83 mil 398.5 millones de dólares, como resultado de programas económicos equivocados que llevaron al país a una serie de crisis recurrentes.
Desde la década de los setenta, según información del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla), México también se convirtió en uno de los más importantes exportadores de capital. Desde entonces se calculaba que los mexicanos tenían cuentas en bancos extranjeros por unos 25 mil millones de dólares, que junto con otros activos sumaban, aproximadamente, 50 mil millones de dólares.
Al cierre de 1999, la deuda contratada con el exterior sumó 83 mil 398.5 millones de dólares. Para ese año, según datos de la Secretaría de Hacienda, se destinaron 21 mil 213.9 millones de dólares para el servicio del débito público externo, de los cuales correspondieron 14 mil 332.2 a amortizaciones y 6 mil 881.7 al costo financiero del adeudo.
De acuerdo con el presidente del Colegio Nacional de Economistas, David Colmenares Páramo, los errores en la política económica de José López Portillo, cuyo gobierno no tuvo un programa definido, desembocaron en una "nacionalización de la banca, más bien una estatización que al final se convirtió en el primer salvamento de los banqueros".
Mario Di Constanzo, asesor de la fracción parlamentaria del PRD en la Comisión de Hacienda, coincidió en que durante ese sexenio la deuda externa se disparó y por ello en el gobierno de Miguel de la Madrid hicieron crisis los compromisos con la banca extranjera.
Crisis y moratoria
Vino entonces lo que se llamó la "crisis de la deuda de 1982". El 22 de agosto de ese año, México se declaró en moratoria de pagos con la finalidad de ganar tiempo y comenzar a plantear el paquete de restructuración. Según consideraciones de la Secretaría de Hacienda, los antecedentes inmediatos a la crisis comenzaron a partir del segundo semestre de 1981.
En el marco internacional, el mundo industrializado pasaba por la peor recesión desde la Gran Depresión de 1929 y sus efectos se manifestaron en una disminución de precios y de la demanda de los productos de exportación de México, principalmente el petróleo.
Para 1982, los problemas externos provocaron severos conflictos internos frente a los cuales tuvieron que tomarse medidas drásticas. En febrero se devaluó la moneda; en abril se lanzó un programa de ajuste que buscaba disminuir el gasto, el endeudamiento y el aumento en los precios.
A pesar de estas acciones, la imagen externa del país y el acceso a recursos del exterior se deterioraron; se suspendieron los financiamientos de corto plazo para servir vieja deuda y entonces fue que México tuvo que recurrir a la moratoria de pagos.
En Nueva York, el 29 de agosto de 1985, el entonces secretario de Hacienda Jesús Silva Herzog firmó el convenio de restructuración de la deuda externa del sector público. Entonces declaró: "No hay duda de que la firma de estos convenios no resuelve totalmente el problema de la deuda de México, pero sí es un paso muy positivo e importante en la dirección correcta".
Con Carlos Salinas vendría el Plan Brady, que permitió encarar la deuda externa de los países en desarrollo, señala Di Constanzo, pero también la contratación de Tesobonos para redocumentar deuda, financiarla y sostener el tipo de cambio en niveles que no eran reales. Fue una deuda de corto plazo de 33 mil millones de dólares.
Esta presión la heredó Salinas al gobierno de Ernesto Zedillo, al que le estalla la crisis en diciembre de 1994 con una devaluación del peso y el pago de esos 33 mil millones de dólares en febrero de 1995. Este es el último eslabón de la larga cadena de negociaciones que ha tenido la deuda externa desde el gobierno de Benito Juárez.
La diferencia es que Juárez desconoció la que contrató Maximiliano y los regímenes de José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedilloaceptaron todas las condiciones que les impusieron los organismos financieros internacionales.
El apoyo otorgado a México para su Programa de Fortalecimiento Financiero 1999-2000, mejor conocido como blindaje financiero, para asegurar la estabilidad durante la transición política sexenal fue por 23 mil 700 millones de dólares, que fueron asignados de la siguiente forma:
Cuatro mil 200 millones de dólares por el Fondo Monetario Internacional; 5 mil 200 por el Banco Mundial; 3 mil 500 por el Banco Interamericano de Desarrollo y 4 mil millones de dólares por parte del Eximbank de Estados Unidos, además de 6 mil 800 millones de líneas contingentes al amparo del Acuerdo Financiero de América del Norte.
Como resultado de los recursos otorgados por el FMI, el gobierno mexicano mantiene un estricto compromiso con su programa de privatización esperando obtener mediante distintas operaciones un monto de 37 mil millones de pesos durante el año 2000.