MARTES 27 DE JUNIO DE 2000

Cuauhtémoc en la UNAM

 

* Luis Hernández Navarro *

Es la imagen simultánea de un éxito y un desencuentro, de un triunfo y una derrota: en un extremo 40 mil asistentes en apoyo de Cuauhtémoc Cárdenas; en el otro, un grupo de unos mil jóvenes repudiando la entrada del candidato de la Alianza para el Cambio a Ciudad Universitaria.

Exito, porque, a pesar de casi un año de paro y de choques entre el CGH y el gobierno de la ciudad de México y el PRD, el cardenismo mostró fehacientemente que es la fuerza electoral predominante en la comunidad universitaria. Desencuentro, porque el grupo de estudiantes que abucheó a Cárdenas y sus compañeros durante dos horas es, al igual que quienes asistieron al acto de campaña, protagonista destacado de la lucha en defensa de la educación pública y los derechos sociales.

Triunfo, porque había muchas fuerzas interesadas en hacer fracasar el mitin en la UNAM. Derrota, porque evidenció que la fractura que existe entre el principal partido de centro-izquierda en el país y quien debería ser su base social natural, es irreversible.

Un distanciamiento de esta naturaleza entre instituciones políticas y movimientos sociales emergentes tendrá graves consecuencias para la vida política nacional. El cardenismo, como fuerza político-social, fue parcialmente resultado de una convergencia entre actores políticos institucionales y movilizaciones populares desde abajo.

Hace doce años, la campaña electoral de Cuauhtémoc Cárdenas tuvo un impulso acelerado a partir de su entrada en Ciudad Universitaria. En la organización de ese acto fueron claves los alumnos y profesores que, desde las filas del CEU, protagonizaron durante 1986 una huelga y una negociación para frenar el aumento de las cuotas. El abanderado del Frente Democrático Nacional se convirtió en el candidato de la juventud inconforme y de las fuerzas de la cultura. Muchos activistas estudiantiles de aquel entonces participaron en la formación del PRD. Hoy son parte de la nueva clase política que administra gobiernos locales u ocupa puestos de elección popular. Será muy difícil que algo así pueda repetirse en el futuro inmediato.

El CGH se echó una pulsada con Cárdenas y perdió. Aislado de las asambleas estudiantiles y de la comunidad universitaria, víctima de autismo político, condenado a hacer política testimonial, conducido por las corrientes más sectarias, señaló que la visita era un acto de oportunismo. Pretendió justificar su actitud diciendo que era una provocación, que Cárdenas había agraviado al movimiento como jefe de Gobierno, y que la verdadera razón detrás de la convocatoria era reposicionar al PRD en la perspectiva del próximo Congreso Universitario. Al finalizar el mitin, con un enorme rencor político, una de las tendencias que participan a su interior la emprendió a golpes en contra de los responsables de seguridad del acto y de algunos periodistas.

El CGH enfrentó la convocatoria cardenista como si fuera una mera prolongación de los conflictos internos de su movimiento y no un acto que con mucho lo rebasaba. Se colocó en un terreno donde no tenía nada que ganar, más allá de que no fuera la demostración de su ira. Por el contrario, Cárdenas hizo de su visita a Ciudad Universitaria un ejercicio de congruencia al mostrar que no rehúye enfrentar los grandes problemas nacionales, por más que ello implique el riesgo de perder electores. Además, fijó, nuevamente, su posición a favor de la educación pública gratuita.

Sin embargo, sería equivocado pretender leer el éxito de la convocatoria cardenista como un cheque en blanco a favor de la política del PRD en la UNAM. Por principio de cuentas porque no existe algo que se le parezca. Pero, además, porque los miles de estudiantes, maestros y trabajadores que asistieron al mitin de Cárdenas fueron a apoyarlo a él y a Andrés Manuel López Obrador como candidatos a puestos de elección popular, no a avalar la propuesta de acción de un partido en un centro educativo.

El triunfo del abanderado de la Alianza por el Cambio en Ciudad Universitaria muestra una campaña electoral ascendente y vigorosa, detrás de la que se encuentra una verdadera insurgencia cívica. Quienes desde las filas del PRD apostaron a recomponer su fuerza a partir de la derrota de su candidato tendrán que deshacer sus maletas. Hay Cárdenas para rato dentro de la política nacional. *