VIERNES 30 DE JUNIO DE 2000

* Astillero *

* Julio Hernández López *

El rumor de las aguas que este vigía escucha en la noche cerrada, le hace pensar que el gran buque tricolor viene a toda marcha, dispuesto a irrumpir sin cuidado alguno en el amanecer del próximo domingo.

Un navío, navío, cargado de...

El gran buque con pequeño timonel parece venir cargado de especies animales con antifaz de origen que, en cuanto pisen tierra, habrán de lanzarse a tratar de mostrar las gracias largamente aprendidas. Tienen objetivos, desde luego: conseguir entre 19 y 20 millones de aplausos; los suficientes para apagar las ovaciones que reciban otras embarcaciones, una de ellas cuya bandera en lo alto es la de un zorro (fox, en inglés, lo que inflama el espíritu nacionalista de aquellos patriotas), y otra la que lleva estampada la imagen (más aceptable) del Cuauhtémoc histórico.

La tripulación del gran buque septuagenario está compuesta por marinos de educado comportamiento que saben gobernar las porciones del mar a su disposición (generosos, suelen dar a los nativos regalos y presentes: "Progresa", les exhortan y, siempre propositivos, llaman a la tierra cultivable "Procampo"). Pero también llevan corsarios endurecidos, dispuestos a hacer valer las instrucciones de sus capitanes a cualquier costo.

Un faro entre Los Pinos

Los aires de la noche impiden, también, saber la manera como habrán de actuar la nave y sus viajeros. A lo lejos, en el puesto de mando del faro rodeado de algo que parecen pinos, un hombre de máxima jerarquía jura y perjura que no permitirá este domingo desatinos y mucho menos destrozos. El es parte principal de la empresa que entre otros brazos operativos tiene el citado navío amenazante, y quienes surcan a toda máquina los mares creen que él es jefe y aliado.

En tierra, sin embargo, hay quienes estiman que una orden de última hora podría frenar la voracidad que se acerca desde aguas saladas. Que ese mando nunca fue de verdad parte del gremio, y que en el momento decisivo, pensando más en el juicio histórico que en otra cosa, impediría el asalto corsario y permitiría que el pueblo eligiera mediante aplausos naturales las actuaciones que más le gustaran de cada una de las embarcaciones en competencia.

La Torre Eiffel (pronúnciese ifel)

Otro hombre se cansa de repetir que es imposible hacer tropelías. Está a cargo de la comisión de vigilancia y trata de hacer creer a todos que se respetará la libre emisión de ovaciones (por cierto, habrá que estar atentos al papel que desempeñe un juglar así llamado, ovaciones, que tiene nueva administración y que prepara una audición especial a las 8 de la noche de ese domingo 2). Pero otros pobladores avistan legiones de profesores que guardan a la carrera sus insignias tricolores para hacerse pasar como observadores imparciales y decir que la ovación más grande fue para la persona mejor vastida (perdón, vestida). Y está la nube oscura llamada Democracy Watch, de orígenes inciertos, de patrocinadores desconocidos pero sospechables, que parecería haber sido instalada estratégicamente para lanzar desde Estados Unidos el albazo informativo. Y la cancelación, durable hasta el 3 de julio, de los canales extranjeros que por televisión de paga podrían hacer saber alguna información confiable. Y los Progresa y Procampo, y los gobernadores en acción, y los dineros oscuros. Pero, a pesar de todas las predicciones, el hombre de la vigilancia cree ver la Torre Eiffel donde sólo hay un poblado a punto de asalto.

Pronósticos marítimos y mareados

Es posible, a juicio de este cronista de los mares (probablemente afectado por sus mareos), que ovación por ovación, emitida de manera natural y limpia, el ganador del gran espectáculo fuese el barco de la bandera del zorro (no es que lo quiere el cronista, sino que no puede dejar de apuntar en el libro de tráfico lo que su presunta visión le muestra). Pero los corsarios que argumentan patriotismo vienen dispuestos a aplastarle. En cuentas limpias, ese emblema con nombre en inglés tal vez sería el victorioso (una gran desgracia histórica, a juicio de este escribano), pero el dictamen oficial parece estar siendo escrito en términos distintos.

En cuanto al navío Cuauhtémoc, a pesar de los esfuerzos de final de competencia, y de los auditorios llenos de seguidores entusiasmados, y del programa de mano que ofrece tal vez lo mejor posible, no parece encaminarse al podio de los vencedores (este usuario de la pluma quisiese cambiar la historia a partir de sus personales garabatos pero no es posible, aunque sí emitir su personal ovación a favor de esa nave michoacana). Por su experiencia, y por tener algo llamado principios que no hay en buena cantidad en los almacenes de los otros barcos, podría ayudar a deshacer los entuertos derivados del zafarrancho previsible.

Otras estructuras de vela también se mueven. La que mejores resultados tendrá, dentro de su rango secundario, será la llamada Bucareli, operada desde un gallardo rincón. Y, casi a pique, sin timón ni brújula, la del centro, con un capitán macho. Otro presunto competidor ya había abandonado el foro aunque, porfiado, pegó el brinco a otro buque, el del zorro, donde opera como pilotín.

La noche es profunda. El amanecer llegará con enigmas por resolver. Ya urge que se haga la luz.

Los gatitos

Por Internet ha recibido Astillero el siguiente relato, de autoría anónima:

"El candidato del PAN a la Presidencia de la República, Vicente Fox, hacía sus ejercicios mañaneros, cuando vio a un niño en una esquina con una caja. Curioso, el hombre que había cambiado las botas por los tenis corrió hacia el menor y le preguntó: oye, Ƒqué tienes dentro de la caja? Gatitos, gatitos recién nacidos, le contestó. En son de broma, Fox le preguntó, Ƒy por quién van a votar los gatitos para la Presidencia?, y el niño contestó seriamente: por Fox. Riendo, Fox le dijo al niño, šqué bonito, qué bonito!, y le palmeó la cabeza, felicitándolo. Unos días después, ya habiéndose realizado las elecciones, de nuevo en sus ejercicios mañaneros, pero esta vez con Porfirio Muñoz Ledo, el panista vio al niño en la misma esquina con la misma caja. Viendo esto, Fox le dijo a Muñoz Ledo: ven para que veas esto, para confirmar que nos hicieron fraude, porque hasta los gatitos estaban con nosotros. Fox le preguntó al niño Ƒpor quién votaron tus gatitos? Por el PRD, respondió el niño. Sorprendido y enojado, Fox le reclamó: Ƒcómo que por el PRD, si la vez pasada me dijiste que votarían por el PAN? El niño, con toda tranquilidad, le explicó a Fox, es que el 2 de julio ya habían abierto los ojos".

Carta de Sedeso

El director de comunicación social de la Sedeso, Humberto Rodríguez López, ha hecho llegar a esta columna las siguientes puntualizaciones respecto de los comentarios hechos aquí en relación con el INEGI y el maquillaje de datos, y la Sedeso y el uso de programas sociales para beneficio electoral priísta. Tal réplica se reproduce sin comentario alguno de parte de este tecleador:

1. Desde luego, rechazo enfáticamente el contenido de tu comentario porque no corresponde a la realidad.

2. Adicionalmente, quiero enfatizar que es impensable lo que sugieres, pues de otra manera no se explicaría el reconocimiento a nivel nacional e internacional del doctor Jarque.

3. Como ejemplo de ello, te menciono que el doctor Jarque ha sido el único no europeo que ha ocupado la dirección general del Instituto Internacional de Estadística, con sede en La Haya, Holanda.

4. Asimismo, por elección unánime de los 182 países miembros de la ONU, ocupó recientemente la presidencia de la Comisión Mundial de Estadística de Naciones Unidas, máxima autoridad mundial en la materia, como un reconocimiento al trabajo estadístico que realizó al frente del INEGI.

5. Respecto de su actuación en la Secretaría de Desarrollo Social, Sedeso, es importante precisar que ésta se ha circunscrito a lo establecido por las Reglas de Operación de los programas sociales y por las leyes y la normatividad vigentes.

Fax: 5 45 04 73 Correo electrónico:

[email protected]