VIERNES 30 DE JUNIO DE 2000

Cuestión de principios

 

* Carlos Montemayor *

Reconozcamos que a lo largo de nuestra historia los principios no han sido la piedra miliar en la vida de los políticos mexicanos. Suele recurrirse a los principios cuando son útiles en un momento inesperado o para efectos populares y proselitistas. Reconozcamos, asimismo, que los principios no suelen ser la parte más fuerte y más constante entre los políticos de cualquier época y de cualquier país. El poder y la riqueza ejercen una atracción permanente e imposible de controlar. Es usual que los principios se hagan a un lado para aligerar el camino hacia esos polos de atracción y realización personal.

Pero debemos reconocer que los políticos no son los únicos adiestrados en la supresión, modificación u olvido de los principios. Recurren con soltura a estos mecanismos los grandes y pequeños empresarios; igualmente los académicos y los artistas. Pero también podemos reconocer que los principios se dejan de lado como un gesto de impotencia o decisión íntima, personal, como un asunto privado. Por dignidad, por el resto de dignidad que a todos puede quedar en el último instante, dejar de lado los principios no suele ser un asunto de orgullo ni de ostentación. Pero ahora, algo nuevo ocurre en México. Quiere hacerse pasar como virtud pública el abandono colectivo de los principios.

Ya el PRI, desde hace algunos años, algunos sexenios mejor dicho, hizo a un lado sus principios ideológicos y solamente conservó la obediencia ciega. Por ello el PRI se debate como una estructura política hueca, carente de su propia memoria histórica. No supo defender su memoria y sus últimos gobernantes han hecho un buen trabajo para desmoronarlo, vencerlo, vaciarlo de contenido.

El PAN ha tenido también cambios profundos y capitulaciones. Es ahora un nuevo partido, ciertamente, pues viejos cuadros de fundadores abandonaron el partido por cuestión de principios y de memoria. Mañana los nuevos panistas definirán si continúan conservando sus nuevos principios de partido o si continuarán por la brecha que cada vez se extiende más entre el Partido Acción Nacional (PAN) y los Amigos de Vicente Fox. Resulta claro a muchos panistas, no solamente al electorado, que el PAN no postuló a Fox, sino que el PAN se sumó tarde y de manera descompuesta a los Amigos de Fox, a una campaña que se había iniciado al margen y por encima de Acción Nacional.

Ignoro los ajustes y pérdidas con los que puedan o no, en el futuro, consolidarse los nuevos partidos. Pero muchos ajustes y pérdidas, en ocasiones de personas, en ocasiones de principios, ha significado el proceso de composición del PRD. Ahora se le pide capitular a lo que queda de la izquierda mexicana en el PRD. Para que pierda el PRI, se le pide dejar de lado los principios. Si no se capitula, han argumentado, el PRI ganará de nuevo.

ƑTuvieron que hacer a un lado sus principios Ernesto Ruffo Appel para gobernar Baja California, o Francisco Barrio para gobernar Chihuahua, el mismo Fox para gobernar Guanajuato o Ignacio Loyola para gobernar Querétaro? ƑPara gobernar el Distrito Federal tuvieron que capitular Cuauhtémoc Cárdenas o Rosario Robles? ƑHay que hacer público que no importan los principios para llegar al poder?

La decisión de Cuauhtémoc Cárdenas de no llevar al PRD a la capitulación es un ejemplo de la congruencia que necesitan partidos e individuos. En un momento en que los únicos principios que parecen estar vigentes en México son los que impone el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Acuerdo Mundial de Comercio; en un momento en que los últimos gobiernos mexicanos han capitulado ante una globalización que es cada día más americanización y menos modernización, es alentador en el proceso electoral de México la decisión de Cuauhtémoc Cárdenas.

Capitular para que reine un poder de amigos sin principios es una triste forma de buscar el cambio en México. Los partidos políticos no pueden representar todas las variantes, matices y necesidades del país. Más útil será para México que los partidos políticos conserven con claridad sus principios. Le hará bien a cada uno de los partidos conservar sus principios. También les haría bien, y mucho, a los intelectuales. *