SABADO 1o. DE JULIO DE 2000

* Fuerte y organizada oposición de caciques regionales


Diputados rusos conceden más poderes a Vladimir Putin

* Primera crisis parlamentaria a casi 100 días del nuevo gobierno

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 30 de junio * La cámara baja del Parlamento ruso, Duma, aprobó hoy una propuesta que faculta al presidente, Vladimir Putin, a destituir a gobernadores electos, lo que representa un cambio total en la política regional rusa. Pero esto ocurrió tras una suerte de rebelión de los caciques regionales rusos, quienes se negaron a ratificar esta ley que, además, modifica el criterio de formación del Consejo de la Federación, conforme a la cual perderían su asiento en la Cámara Alta y el fuero parlamentario.

Putin supo, así, lo que es chocar con resistencia, fuerte y organizada, a una de sus iniciativas de gobierno. La protesta, airada de la elite regional puso fin a la unanimidad con que era recibida la gestión de Putin como presidente. Cuando faltan todavía dos semanas para que cumpla sus primeros cien días al frente de Rusia, se acabaron los aplausos y las fanfarrias.

El cambio de actitud hacia el presidente se fue gestando a partir del escándalo Gusinski ųel encarcelamiento y posterior puesta en libertad condicional del magnate de los mediosų, que proyectó a primer plano el talante autoritario de Putin y representó una fisura con sectores importantes que le dieron la espalda al Kremlin.

Esta vez es más grave. Se rompió el consenso en torno a Putin y lo que se creía una cuestión de mero trámite derivó en la primera crisis en el Parlamento. Por ironías del destino, se han invertido los papeles: el anterior presidente, Boris Yeltsin, recurrió en numerosas ocasiones al apoyo de los gobernadores para someter a la Duma, la Cámara Baja; ahora es al revés y los diputados, en su afán de alinearse con el jefe del Ejecutivo, incluso se exceden en la interpretación de las intenciones de Putin, haciendo más duros los textos originales y agravando el enfrentamiento con la Cámara Alta.

Lo más significativo no fue el rechazo de los senadores a ratificar la ley, que era previsible por las enmiendas de la Duma, sino la forma en que lo hicieron: no escatimaron adjetivos respecto a los diputados y devolvieron la ley sin buscar la fórmula de compromiso de crear una comisión de conciliación para zanjar las diferencias.

Ello no deja más alternativa a la Duma que intentar superar el veto senatorial en una segunda votación con mayoría de dos tercios. Y aunque los diputados aprobaron la ley con 308 votos, ocho más del mínimo requerido, el Kremlin enfrenta dos serios riesgos: por un lado, teme quedar en una situación bochornosa si no logra reunir la mayoría necesaria, pues la firme posición de los gobernadores hizo dudar a algunas fracciones parlamentarias. Por otro lado, incluso superando el veto senatorial, se quiere evitar largos meses de permanente confrontación con la Cámara Alta, dado que la ley entraría en vigor sólo a partir del 1 de febrero de 2001.

Esto explica que la Duma, a instancias del Kremlin, trate de propiciar un entendimiento con el Consejo de la Federación al adoptar este viernes un punto de acuerdo en el que exhorta a los senadores a instalar una comisión de conciliación sobre la reforma de la Cámara Alta, que revisaría los aspectos más controvertidos.

De aceptar los gobernadores, la comisión empezaría a sesionar ya el próximo 14 de julio, pero si no lo hacen y persisten en su actitud, el 5 de julio la Duma tendría que pasar la prueba de superar el veto.

Putin, aunque pretende con su silencio mantenerse al margen de la polémica, hizo saber a través de personeros en la Duma que, incluso si se llega al extremo de superar el veto senatorial, presentará ųciertamente ya sólo hasta el próximo otoñoų enmiendas a la ley acordes con las exigencias de los líderes regionales.

Estos quieren garantías de que se volverá a la variante "suave" que les había prometido Putin, particularmente que la pérdida del asiento en la Cámara Alta sea paulatina, conforme concluyan sus propios mandatos como gobernadores, y que se les conceda el derecho de revocar a los representantes de sus regiones, los nuevos senadores. Ambas demandas fueron suprimidas por la Duma.

De las otras dos leyes del paquete de iniciativas presidenciales, aprobadas este viernes, gracias a las contradictorias modificaciones de los diputados, una resultó menos dura que el texto original, la que otorga a Putin el derecho de destituir a los líderes regionales, y la otra probablemente será vetada al quitar a éstos un derecho similar respecto de los presidentes municipales, que había dado el Presidente a los gobernadores como compensación.

Putin puede destituir a los gobernadores o disolver los parlamentos regionales, pero sólo en caso de que las decisiones adoptadas por éstos supongan una abierta y masiva violación de los derechos humanos o una amenaza a la integridad territorial del país o a la seguridad nacional. Antes, en la propuesta presidencial, era suficiente que las resoluciones y leyes locales se contradijeran con la Constitución.

Para destituir a un gobernador, es indispensable contar con la sentencia de una corte que fundamente la infracción grave, se otorga un plazo de dos meses para corregirla, de no hacerlo, el Presidente debe formular una advertencia y sólo un mes después puede emitir el decreto sobre la destitución. El decreto entraría en vigor sólo al cabo de diez días, lapso en que el gobernador puede todavía apelar a la Corte Suprema.

Es posible separar temporalmente del cargo a un gobernador únicamente si el procurador general de Rusia documenta que existen elementos para consignarlo por haber cometido un delito grave.

La disolución de los parlamentos regionales es aún más compleja, pues una corte debe establecer la falta, se da medio año para corregirla, si se mantiene, otra vez se somete a consideración de la corte, luego el Presidente hace una advertencia y tres meses más tarde puede enviar a la Duma un proyecto de ley sobre la disolución del legislativo rebelde.

De aquí al próximo miércoles, fecha límite para tomar una decisión, se mantendrá el pulso y el Kremlin usará todos sus recursos para convencer a los molestos líderes regionales que acepten negociar o, en su defecto, asegurar los 300 votos que necesita para superar el veto.

En Chechenia, mientras tanto, finalizaron tres días de intensos combates en la región de Sershen-Yurt donde según la dirigencia de los rebeldes separatistas, se logró quebrar el cerco que mantenían soldados rusos, al provocar más de 40 bajas en las fuerzs de Moscú.