SABADO 1o. DE JULIO DE 2000

* En un hecho sin precedente, rindieron protesta 50 nuevos jueces de distrito


Rechaza la Suprema Corte que el Judicial sea el poder más débil

* Critica Aguirre Anguiano al Congreso por el recorte presupuestario y la asignación de más tareas

Jesús Aranda * Sergio Salvador Aguirre Anguiano, ministro de la Suprema Corte, aseveró que nada está más lejos de la realidad que pensar que el Poder Judicial "aparece como el más desconocido y débil", que no tiene autonomía ni facultades para hacer cumplir sus decisiones y que, además, "vive de prestado, porque habita y se mueve bajo la sombra del Legislativo y el Ejecutivo".

Al hablar ayer en representación de sus compañeros, en la ceremonia histórica en la que los ministros de la Corte tomaron protesta a 50 nuevos jueces de distrito, elegidos en el primer concurso abierto de oposición libre ųincluido personal externo de la Judicatura Federalų, Aguirre Anguiano dejó en claro que la independencia, la imparcialidad y la libertad plena de los juzgadores obedece exclusivamente a los designios de la ley y de la jurisprudencia.

A unos días de que el máximo tribunal de justicia del país resuelva el asunto más importante de la historia moderna ųla controversia constitucional entre el Congreso de la Unión y el Ejecutivo en torno a los fideicomisos de Banco Unión, en la que además se revisarán los límites que debe respetar cada uno de estos poderes cuando le pide información al otroų, el ministro dijo: "en ninguna época se ha hablado tanto de la impartición de justicia como en la actualidad; nunca se había clamado por la equidad con tanta fuerza; jamás se había cuestionado tanto la actividad jurisdiccional como en nuestros días; por lo mismo, pocas veces la figura del juzgador se había sometido a tan rigurosa vigilancia".

Por otra parte, Aguirre Anguiano criticó al Congreso de la Unión no sólo por haber recortado sustancialmente el presupuesto del Poder Judicial de la Federación, sino porque además le fueron agregadas tareas a las que tuvo que hacer frente sin los recursos suficientes.

Señaló que "por designio legislativo fue encogido el de por sí parco proyecto de presupuesto entregado por el presidente de la Suprema Corte a la Cámara de Diputados, por conducto del titular del Poder Ejecutivo, en cumplimiento del rito constitucional".

Es más, añadió, "en el curso del año que vivimos se agregó al Poder Judicial una entidad de nuevo cuño: el Instituto Federal de Especialistas de Concursos Mercantiles, sin ampliar hasta la fecha el presupuesto".

Ante esta situación, sostuvo, "grave revés para la justicia sería soportar asuntos sin resolver, suprimiendo lo más importante para dar cauce a lo urgente".

Así las cosas, dijo en tono irónico, "en un prodigioso equilibrio de cercenamiento económico", el Poder Judicial optó por jugar, en la medida de lo posible, en pro de la supresión de las listas de espera, el Consejo de la Judicatura Federal concursó y creó 50 juzgados de distrito adicionales, porque era prioritario hacerlo.

Para ello, dijo en alusión a los jueces reunidos en el salón de plenos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, desarrolló un esmerado concurso que adjudicó las plazas a los mejores talentos, generados dentro y fuera del propio Poder.

Aguirre Anguiano precisó que estos nombramientos van más allá de la simple obtención de un cargo público para unas personas concretas, o de una reunión de abogados que festeja el ascenso de unos cuantos en la burocracia del Poder Judicial de la Federación.

"Nada más lejos de la realidad ųseñalóų, incluso estaría equivocado quien piense que con estos nombramientos se iniciará un camino de lisonjas, privilegios y de prebendas".

En este sentido, indicó que "en ninguna época se ha hablado tanto de la impartición de justicia como en la actualidad", nunca se había clamado por la equidad con tanta fuerza como en nuestros tiempos; jamás se había cuestionado tanto la actividad jurisdiccional como en nuestros días; por lo mismo, pocas veces la figura del juzgador se había sometido a tan rigurosa vigilancia.

Para no dejar dudas sobre la actuación de los integrantes del Poder Judicial, desde ministros hasta jueces de distrito, Aguirre Anguiano dijo que su función es "personalísima", porque "aquí no cabe la influencia: el ministro de la Corte no puede decir al magistrado ni al juez cómo han de resolver, ni el magistrado, a su vez, puede decírselo al juez".

El ministro sostuvo que "reconocer y admitir la existencia de un tribunal autónomo e independiente le retuerce el hígado a quienes pretenden hacerse con el triunfo, atacando por la espalda a la Constitución".

La independencia y la imparcialidad de los juzgadores son temas "que no se agotan"; empero, constituye "nuestra misión y nuestro destino manifiesto" el que la decisión que se adopte "no sea producto tergiversado por embute o por la influencia externa". En este contexto, sostuvo que las sentencias no deben ser producto de la intromisión de terceros, sino que se basen exclusivamente en la ley y la jurisprudencia.