DOMINGO 2 DE JULIO DE 2000

Las urnas, el termómetro y la salud social

 

* Guillermo Almeyra *

Competiré con Perogrullo: las elecciones son sólo un termómetro deformado que permiten medir, mal, la temperatura social de un país. Por supuesto, la lectura del grado de fiebre puede agravar la salud de un enfermo o tranquilizar a un hipocondriaco y, en ese sentido, el termómetro influye sobre la salud. Pero, por importantes que sean las elecciones ųhay que recordarlo una vez más, aun a riesgo de intentar derribar puertas abiertasų, ni crean una relación de fuerzas social y política (cuando mucho, la expresan deformadamente) ni atribuyen o construyen poder alguno. La sociedad real, no la virtual, es la verdadera piedra de toque para las fuerzas políticas, sus proyectos y programas.

En efecto, en Chile la mayoría de los jóvenes ni siquiera figuran en el padrón electoral y, por lo tanto, no votan. El problema reside en ese caso en si se retiran de la política y "votan" así por la continuidad del sistema que les enajena y oprime, o si, en cambio, simplemente no son atraídos por la política de los partidos y por el electoralismo de los mismos; es más, hay que ver en sus actitudes sociales ųen la escuela, el trabajo, la sociedad en generalų si sus reacciones son conservadoras o de resistencia al establishment.

En El Salvador la mayoría de la población se abstiene. ƑQué sentido tiene esa abstención? ƑA quién castiga? ƑSe debe acaso a que la izquierda no es capaz de convencer a una buena parte de los abstencionistas, y los otros, conservadores, no son ultraderechistas y por eso tampoco se encuentran representados? ƑO la deserción electoral expresa una desmoralización, una revolución pasiva, conservadora, para usar el lenguaje de Gramsci?

En Italia y en España la derecha no crece electoralmente pero igual gana las elecciones, porque buena parte del electorado de izquierda se abstiene. ƑSe debe eso a un proceso de conservadurización y desmoralización de ese electorado ųen particular de los jóvenesų o es un "voto" de descontento ante la repugnante similitud del llamado centro-izquierda con la derecha repudiada?

Porque se puede votar por muchos motivos (para castigar al gobierno se vota por el opositor con más posibilidades, aunque no se crea en él y hasta dé asco; se vota también por dinero o por oportunismo, con el bolsillo, pero con el corazón y la cabeza en otra parte; se vota por conservadurismo y tradición, pero sin convencimiento y a contrapelo de la propia acción cotidiana, etc.). Y es posible dejar de votar también por motivos diferentes (como, por ejemplo, porque se es jornalero agrícola y se debe emigrar en pleno periodo electoral para poder comer el resto del año).

Pero todos, voten o no, "votarán" con sus acciones después del escrutinio. Y eso es lo que cuenta. O sea, todos deberán reaccionar ante el empeoramiento del nivel de vida y de la economía nacional, ante las medidas impopulares que intentarán adoptar los ganadores que antes hacían bellas promesas (Ƒacaso no hacen huelga en Argentina contra la política del gobierno los votantes y hasta los cuadros de la coalición oficialista?).

El problema, por consiguiente, no consiste en votar o no, sino en votar pero sin creer que las elecciones y las instituciones son todo olvidando que lo esencial no es fijarse en el reflejo de la realidad sino cambiar la realidad misma, o sea, la relación de fuerzas sociales y políticas. La cual, dicho sea de paso, sólo muy parcialmente cambia con las campañas electorales (que, cuando mucho, sirven para sembrar algunas ideas elementales y hacer públicas algunas intenciones) y, por el contrario, depende de los movimientos sociales, las luchas, los conflictos (de ideas y sociales), la capacidad de organización, la creación de cuadros políticos y organizativos en las luchas cotidianas y en todos los rincones del país, entre quienes allí viven, voten o no.

Los estudiantes que ocupan universidades, en Argentina, para defender la enseñanza pública, o los huelguistas que allí exigen medidas contra la desocupación, las privatizaciones, la dependencia del FMI, hace poco eligieron un gobierno pero ahora "votan" con sus acciones, tal como los indígenas ecuatorianos que eligieron sus representantes municipales y parlamentarios, pero además "votan" todos los días con sus cortes de carreteras, sus manifestaciones, sus alianzas políticas.

La posibilidad de salvar la salud de una economía no depende del termómetro: el veredicto deformado que éste ofrece debe ser confirmado o rechazado por la reacción del cuerpo social (la cual depende de la conciencia del enfermo). Esa reacción es la que hay que construir. *

 

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