MIERCOLES 5 DE JULIO DE 2000
* Vilma Fuentes *
El escandaloso silencio Apollinaire-Picasso
El museo de arte moderno de la ciudad de París Georges Pompidou, conocido como Beaubourg, puede galardonearse de la exposición de casi la totalidad de la obra escultórica de Pablo Picasso, para celebrar la reapertura del recinto después de las reparaciones que duraron varios años.
Puede también guardar el escandaloso silencio con el cual parece esconderse el robo del busto de mujer creado por Picasso en homenaje a Apollinaire.
Con el genio que caracterizó la obra, y acaso la vida, del pintor español, la cabeza de piedra ofrecida para agradecer el reconocimiento de su obra por el poeta francés y celebrar al mismo tiempo la belleza de la poesía de Guillaume Apollinaire es la de una mujer. Ambos artistas no pudieron imaginar la belleza sino en la mujer, los animales, los vagos, los payasos y lo inesperado: ese asombro que causa el misterio de una cabeza de mujer en honor de un hombre.
Busto de piedra que Picasso donó.
ƑA quién ?
No se sabe.
Pero, durante varias décadas, la escultura estuvo expuesta sobre una columna también de piedra en el pequeño jardín lateral de la iglesia de Saint-Germain-des-Près.
šY sí ! En el lugar más snob de París ųfrente al café de Deux Magots que presume como clientes históricos a Rimbaud y a Verlaine, tan cerca del café de Flore, donde Sartre se refugiaba del frío invernal para poder escribirų, podía admirarse esa cabeza creada por Picasso en honor de Apollinaire.
Extraña existencia la de este espléndido poeta, hijo de una jugadora, quien, obligada por sus deudas, abandonó a Guillaume y a su hermano en un casino... no sin pensar recuperarlos más tarde, al verse a salvo. Admirado por los surrealistas, héroe y víctima de la guerra de 1914-1918, desde el lecho donde agonizaba en un hospital de París con el cráneo destrozado por el estallido de una granada, murió creyendo que el gentío reclamaba su muerte al escuchar gritar ''Mort à Guillaume!'' (A muerte Guillaume), cuando se trataba del emperador alemán...
ƑAtentado contra su memoria o más bien un acto de fanatismo por el poeta y el pintor? La escultura, pieza única, es invendible. Pero, durante la primavera de 1999 desapareció de su columna el busto de Picasso para Apollinaire. Unas cuantas líneas en uno o dos diarios. Ninguna importancia. El dueño de la galería La Hune, situada en una de las calles que dan al jardín, descubrió, asombrado, la desaparición del busto. Dio aviso a la policía, en la comisaría ubicada a unos cuantos metros.
Pero las leyes son las leyes y nadie, por ahora, puede reclamar legalmente el robo de la escultura y exigir una investigación.
La ciudad de París dice no ser la propietaria. Igual es la afirmación de la iglesia de Saint-Germain. Lo mismo declaran museos y jardines. Al extremo que Belphé, siempre imaginativo y dispuesto a cualquier buen negocio, me propone declararnos dueños y reclamarla. Nunca se sabe. A lo mejor aparece y nos la entregan.
Pero por ahora carece de dueño. Quizá porque todos somos dueños de la verdadera obra maestra, así esté escondida en los sótanos de un coleccionista.
Me pregunto, entonces, qué puede quedar de una escultura desaparecida frente a un poema que nadie puede robar de la memoria de los hombres donde sigue y seguirá vivo:
Que tombent ces vagues de briques
Si tu ne fus pas bien-aimée
Je suis le souverain d'Egypte
Sa sŖur-épouse, son armée,
Si tu n'es pas l'amour unique.
(Caigan olas de ladrillos
Si no fuiste bien amada
Soy soberano de Egipto
Su hermana-esposa, su armada,
Si no eres el amor único.)