MARTES 11 DE JULIO DE 2000
* Alejandro Nadal *
Los amarres de la continuidad
El Programa de Fortalecimiento Financiero 2000-2001 anunciado ayer por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) constituye la prueba más elocuente de que, en materia económica, la palabra clave en el relevo de gobierno será la continuidad.
Si alguien abrigaba dudas sobre las prioridades del nuevo gobierno en materia de política macroeconómica, el anuncio de la SHCP debe disiparlas. Vicente Fox, candidato del cambio, triunfador del 2 de julio, será el presidente de la continuidad macroeconómica.
El Programa de Fortalecimiento Financiero tiene por objeto ''asegurar una transición económica ordenada hacia la nueva administración''. El miedo a la inestabilidad y la incertidumbre debe ser conjurado, sobre todo en vistas de un déficit en cuenta corriente cercano a los 18 mil millones de dólares.
El nuevo programa involucra recursos por 26 mil 440 millones de dólares en distintos acuerdos con el FMI, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Eximbank y el Acuerdo Financiero para América del Norte.
El programa incluye acciones para reducir el saldo de la deuda pública externa por más de 6 mil millones de dólares. Su componente central es la transformación del acuerdo de derecho de giro celebrado con el FMI hace un año en un acuerdo precautorio. El cambio incluye la intención de las autoridades de no usar esos recursos, aunque siguen formando parte del nuevo programa y se conserva la facultad de desembolsarlos en caso necesario.
Los acuerdos del nuevo programa financiero implican compromisos con cada uno de los organismos implicados, y en primer lugar con el FMI. Algunos de estos compromisos estaban ya incluidos en el blindaje financiero de 1999.
ƑCuáles son los compromisos que adquirió el gobierno federal para acceder a los recursos del programa de fortalecimiento financiero? No están publicados y no se mencionan en el anuncio oficial de la SHCP. Pero una semblanza de lo que pueden ser esos compromisos puede obtenerse de la carta dirigida a Michel Camdessus, director gerente del FMI y firmada por los señores Gurría y Ortiz el 15 de junio de 1999.
El memorándum anexo a dicha carta contiene los compromisos sobre crecimiento del PIB y tasa de inflación en el 2000 (5 y 10 por ciento, respectivamente), déficit en cuenta corriente (3.2 por ciento del PIB), déficit del sector público no financiero (1 por ciento del PIB). Si existen metas similares en el nuevo acuerdo, los Criterios de Política Económica para el 2001 ya están determinados en el nuevo memorándum con el FMI.
La lista de compromisos adquiridos en 1999 no se limitó a metas cuantitativas. El gobierno también se comprometió a que en el presupuesto de egresos de años siguientes los ingresos por encima de lo proyectado serían usados prioritariamente en la amortización de deuda pública. Cabe preguntarse ahora si la reducción en la deuda pública externa que se anuncia está relacionada con el excedente de ingresos no tributarios en este año.
Desde luego, los compromisos incluyeron las transferencias para cubrir parte de los intereses reales sobre los pasivos del IPAB a partir del año 2000.
La lista de compromisos abarcó la restructuración y privatización de entidades públicas, incluyendo las del sector eléctrico, líneas ferroviarias, puertos y aeropuertos. Los aumentos a los salarios mínimos se harían en función de la meta sobre inflación y no la inflación real. Se permitiría a los fondos de pensión una mayor libertad para invertir en instrumentos del sector privado y darles la posibilidad de ofrecer a sus clientes más de un fondo con distintos grados de riesgo. Finalmente, se incluyó la necesidad de aumentar la flexibilidad en el mercado de trabajo.
ƑSiguen vigentes estos compromisos? De acuerdo con los términos del anuncio de la SHCP, la mayoría de los compromisos siguen vigentes. Eso significa que se trata de ir tejiendo las bases de la continuidad en materia macroeconómica para el nuevo gobierno. Ese es el verdadero significado de la frase ''asegurar una transición ordenada''.
Se podría pensar que el gobierno saliente construye las amarras de la continuidad de su política macroeconómica a través de un entramado institucional y financiero que le sería difícil sacudirse al nuevo gobierno. Pero lo más probable es que el equipo de Vicente Fox haya participado activamente en las negociaciones para lograr este programa de fortalecimiento financiero.
Si el equipo de Vicente Fox dio su beneplácito a esta negociación o si participó directamente en ella, está repitiendo lo que se le criticó a Zedillo. A saber, elaborar la política macroeconómica al margen del Congreso.
Lo más relevante es que el candidato del cambio se está convirtiendo, aún antes de tomar posesión, en el presidente electo de la continuidad.