Proponen a Fox viraje oficial sobre soberanía y Cuba
* En proyecto, "apoyo" a la democratización en la isla caribeña
David Aponte * El próximo gobierno de México debe apoyar la apertura, la democratización y la defensa de los derechos humanos en Cuba, sin dejar de condenar la política de embargo económico impuesta por Estados Unidos; en el contexto de transición democrática de la isla, tiene que haber una "firme presencia mexicana" en todos los ámbitos del país caribeño, señala un proyecto para la política exterior de Vicente Fox Quesada.
De la participación en la Organización de Naciones Unidas, estima que México tiene que examinar la conveniencia de entrar en las operaciones de mantenimiento de la paz (participar con sus tropas en los "cascos azules"), bajo criterios claros y precisos.
El documento, elaborado por dos diplomáticos de carrera ?el embajador Agustín Gutiérrez Canet y la ministro Martha Bárcena Coqui?, hace una severa crítica a la actitud discrecional de los últimos gobiernos del PRI para designar como embajadores y cónsules a "políticos en desgracia".
Así, propone una modificación a la norma respectiva ?en este caso tendrían que ser la Constitución y la Ley del Servicio Exterior? para garantizar que las representaciones mexicanas en el exterior ya no sean utilizadas como "botín personal o de grupo" ni estén en manos de "improvisados".
La propuesta de política exterior para la Alianza por el Cambio fue encargada a los dos miembros del servicio exterior por el propio Fox. Gutiérrez Canet, actualmente con licencia en el servicio, y Bárcena Coqui, investigadora externa de la cancillería, entregaron el documento a Fausto Alzati, asesor del virtual presidente electo, en el curso del primer trimestre del año. El 28 de marzo, el guanajuatense utilizó algunos tópicos del mismo en un discurso pronunciado ante parlamentarios europeos.
Con el título Elementos para una propuesta de política exterior de Vicente Fox, los diplomáticos desarrollan las prioridades de México frente a cada una de las áreas geográficas del mundo, y hacen una fuerte crítica al manejo "timorato" de los lineamientos marcados en la Constitución de cara a los cambios ocurridos en la arena internacional.
"La alternancia en el poder, el cambio como parte esencial de todo ejercicio democrático, brinda la oportunidad invaluable de transformar, con base en la historia y aspiraciones de los mexicanos, el discurso y la acción de una política exterior antes digna, ahora cada vez más hueca, a la defensiva, con una retórica gastada y en franca discordancia con la evolución del entorno internacional", inician.
Una tímida interpretación de algunos principios de la política exterior ha llevado a que la defensa de los derechos humanos y la intervención humanitaria sean manejados en función de los intereses del grupo en el poder, en lugar de los de la nación y los mexicanos, indican.
Entonces, el actual entorno obliga al diseño de una nueva política exterior y la constante actualización de objetivos y estrategias, siempre fundados en los principios e historia del país. Además de considerar la ubicación geográfica de México, tiene que sustentarse en la búsqueda de un orden justo y equitativo con otras naciones; en la defensa del derecho internacional, que garantice la paz y la seguridad mundial; en el fomento de la cooperación para el desarrollo, y en la promoción y la protección de los derechos humanos, exponen.
De acuerdo con los autores, la nueva política exterior enfocaría diversos objetivos por regiones y grandes temas:
Con América del Norte y al margen de pros y contras del Tratado de Libre Comercio y de los problemas derivados del tráfico de drogas, México necesita entrar a otra etapa en los nexos con Estados Unidos y Canadá, fundada en una visión conjunta que incluya áreas de diálogo y cooperación soslayadas en el instrumento comercial, como la migración.
"La libre circulación de la mano de obra debe ser un objetivo de la comunidad de Norteamérica. Las características, necesidades y áreas de complementación de nuestras economías así lo indican". Si bien se reconoce que su establecimiento "no puede ser inmediato, debe mantenerse como objetivo último y tratar de encontrar mecanismos que nos conduzcan gradualmente hacia la libre circulación de la mano de obra".
De los nexos con América Latina, mencionan que el manejo de la cancillería y de la política comercial ha propiciado alejamiento y hasta desconfianza de algunas naciones de la región hacia nuestro país, particularmente con Brasil. Ahora hay que replantear la relación y ampliar el diálogo y la cooperación, precisan.
Los diplomáticos analizan el tema cubano en el mismo apartado y hacen una fuerte crítica al manejo de los vínculos con la isla:
"La falta de coherencia ha caracterizado la política hacia Cuba en el último año. Primero se votó en contra de la resolución presentada ante la Comisión de Derechos Humanos (de la ONU) que condenaba la violación de los derechos humanos en ese país, para después entrevistarse con la oposición y criticar al régimen cubano durante la reciente Cumbre Iberoamericana.
"Es conveniente apoyar la apertura y la democratización de Cuba, así como la defensa de los derechos humanos, al mismo tiempo que no puede dejar de condenarse el embargo estadunidense y la existencia de (una) legislación violatoria del derecho internacional, como la ley Helms-Burton. En el marco del necesario proceso de transición democrática en la isla, es indispensable mantener una firme presencia mexicana en Cuba, a través de la cultura, del fomento al diálogo entre intelectuales de todos los signos, de la industria editorial y las empresas mexicana", proponen.
Mencionan que, de los nexos con Europa, el punto más acertado del actual gobierno es la conclusión del Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación. Tal situación obliga a la próxima administración a hacer óptimo el tratado bilateral, principalmente para elevar la participación del comercio con las naciones de ese continente, sin reducir el intercambio con Estados Unidos y Canadá ni dejar de impulsar las inversiones de nuevos socios en territorio nacional.
Paralelamente, el nuevo gobierno debe brindar mayor importancia a la sociedad civil, mediante el impulso y la cooperación con organizaciones no gubernamentales europeas, a fin de atender las zonas menos desarrolladas de México, agregan.
Sobre la ONU, los diplomáticos opinan que el gobierno mexicano tiene que participar en forma destacada en el debate de los principales problemas de orden internacional, entre ellos el de la seguridad mundial.
"Sin embargo, para ello se requerirá que, de manera paralela, se legisle en materia de seguridad nacional, área en la que existen grandes vacíos; que se establezca un consejo de seguridad nacional y que se redefinan las funciones de las fuerzas armadas mexicanas en el siglo XXI.
"México debe asumir nuevas responsabilidades en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, entre ellas, la participación en el Consejo de Seguridad de la ONU", y considerar la conveniencia de hacerlo también "en las operaciones de mantenimiento de la paz del organismo multilateral, bajo criterios claros y precisos.
"La redefinición de un nuevo régimen de seguridad internacional, en el marco de la reforma de la ONU y los debates sobre seguridad hemisférica en la Organización de Estados Americanos, debe ser prioridad de la política exterior mexicana."
La no intervención, pretexto en favor de intereses del grupo en el poder
Los autores de la iniciativa abordan en un apartado especial el tema de los derechos humanos, fundamentalmente para exponer que el gobierno mexicano ha mantenido una postura errática en la materia, al hacer una interpretación equivocada de los principios de la política exterior. Con el pretexto de la soberanía y el principio de la no intervención, la autoridad federal rechaza los juicios de los organismos internacionales.
"Esta posición refleja que se han defendido los intereses del grupo en el poder, que no desea ser juzgado por la comunidad internacional por incumplir compromisos libremente contraídos al suscribir los pactos de derechos humanos, por encima de los intereses de los mexicanos."
Por ello, aseguran que uno de los hilos conductores de la política exterior de México en el siglo XXI debe ser la promoción y protección de los derechos humanos en México y en el mundo.
La iniciativa para los cambios en una de las asignaturas nacionales más polémicas está en manos del próximo presidente de México.